COLUMNA: CORRIENDO SIN PRISA

Lo que extraño

POR: Jesús Muschacho Peralta 
martes, 6 de diciembre de 2022 · 00:00

Compañeros, amigos, vecinos, organizadores y hasta mis ‘amiguis’, me saludan en los eventos donde ando. “Hola Muschacho, que tal, hey saludos, buen día, etcétera”. Y siempre ando del ‘tingo al tango’ previo a la carrera del momento; pero con una sonrisa acompañada de un “¡Hey!”, siempre respondo.  
Hago lo que me gusta porque me apasiona, me permite ofrecer lo que en su momento me ofrecieron cuando corría cada domingo, y me gusta ver a la gente que sale contenta, y lo más importante, sin un accidente, sin un perdido, sin un  asoleado, desmayado o algo que en su salud le perjudique. ¿Que si corrió menos porque se ajustó la ruta? no pasa nada, mientras no la ajuste a más y no les avise, porque eso sí da coraje. 
Sin embargo y reconozco lo que extraño de cada evento aunque estoy ahí presente. Extraño dar ese abrazo a cada uno de los que me saluda, que hoy son un chorro y me faltaría tiempo para hacerlo. Extraño no poder echar porras a cada uno porque o ando de juez, o siguiendo la huella, o al pendiente del staff. Extraño esas platicas y minutos después de cruzar la meta, compartir las experiencias vividas. 
Extraño no estar en la ruta en el momento que otro necesita ese apoyo moral porque va cansado, se siente mal o es nuevo. Extraño ese compañero que en su momento yo soy su punto de alcance y extraño al que va adelante esforzándome por  alcanzarlo. Extraño el chacoteo minutos antes de salir corriendo con la adrenalina a tope, gritándole al del micrófono ¡Ya, ya termina que nos estamos enfriando! Extraño ese último jalón donde das todo para ganarle al que va a tu lado y al cruzar la meta culminar con ese choque de manos y el abrazo fraternal de: “felicidades, lo hiciste bien, sigue así”. Lo que extraño son esas convivencias y chascarrillos durante la premiación; planear la siguiente carrera y su estrategia de batalla. 
Extraño el grito y la porra animándome a cruzar la meta. Lo que extraño, es seguir corriendo y seguir siendo ejemplo de que si se puede aún con cansancio. Intercambiando la sabiduría, la novedad y el colmillo. Extraño el correr esa carrera, donde en mis inicios fui participante y hoy soy parte de la organización. 

EXTRAÑAR PARA RECORDAR
Al igual que usted, amigo lector, que eres corredor de antaño y que la nueva generación no vivió. Extraño aquellas carreras que eran pocas, pero muy cotizadas entre los participantes porque había trofeos para los ganadores por categoría, te la tenías que rifar al todo por el todo. Si bien nos iba, alcanzamos una de las cien camisetas alusivas al evento que regalaban, pues no había medalla para todos. 
Eso sí, sobraba la fruta, sobraba el agua y todo gratis, porque no había cobros burocráticos. Hoy es más gasto organizar que premiar y lógico, hay más eventos de todo tipo que unos son pasajeros, otros tratan de seguir y otros han desaparecido, según su objetivo de realización.  Es cierto, nada es gratis en la vida, pero tampoco es imposible, se requiere un gran trabajo en equipo y compromiso, lo que hoy también se extraña.
La ventaja es que puedo decir lo que extraño, porque ya lo viví. Sería más sentimiento y nostalgia si no hubiera pasado por esa etapa, porque entonces no extrañaría nada. Lo que hoy extraño, es porque lo disfruté al máximo, con quienes estuvieron en ese momento en el entorno y que hoy algunos ya andan en otras áreas. 
Extraño las decenas de fotos que me tomaba con ellos y que hoy son pocas las que logro tener. Dónde estoy en este momento, pudiera estar cualquiera más, pero sin darme cuenta, el destino, la confianza y mi trabajo me han puesto aquí. Para seguir apoyando, organizando o asesorando a los organizadores para que los otros puedan hacer lo que a mí me gusta y lo que extraño, correr con pasión.


 

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