CORRIENDO SIN PRISA

Correr bajo la lluvia

POR: Jesús muchacho Peralta 
miércoles, 3 de abril de 2024 · 00:00

Aún recuerdo cuando se corría la carrera del pavo en San Antonio de las Minas a mediados del mes de diciembre. Era muy raro cuando tocaba con condición Santa Ana, porque era clásico que el sábado previo estaba con sol o nublado y la madrugada del domingo se soltaba la lluvia, sin embargo el evento no se suspendía, seguía en pie. 
A las 7:30 de la mañana, bajo un pequeño techo del Rancho Bernáldez nos cubríamos después de cambiar nuestras ropas y quedarnos en shorts y playera corta, listos y esperando el llamado a ponernos bajo el inflable de salida para correr bajo el frío y la lluvia una ruta de 6 kilómetros por caminos sobre tierra lodosa, charcos y hasta lagunas que seguramente provocarían algún resbalón del más precavido corredor.
Éramos solo unos 250 locos, los mismos que cada domingo participábamos en las carreras locales y que ese domingo de diciembre, cada uno nos visualizábamos con el pavoroso premio en mano y tener algo extra para la cena, ya nos conocíamos y por ende, también conocíamos las debilidades y fortalezas de cada uno, y el correr bajo lluvia, no era fortaleza para muchos, pero no se rajaban porque aún así, acudían a participar. 
Oler a tierra mojada, sentir en el cuerpo el agua fría y a veces el viento, salpicar de lodo la espalda de la playera, ver qué tan firme era tu paso y tu peso en tierra húmeda, hacia llenarte de gran emoción como cuando niños.  
Curiosamente, después del recorrido la lluvia cesaba, permitiendo convivir un rato y contar nuestras anécdotas del recorrido en el estacionamiento del rancho, acompañado de un caliente cafecito de olla patrocinado por el organizador, y los taquitos de birria de la esquina, que a pesar de la lluvia, el taquero sabia que tendría venta. Hablo de mis experiencias del 2016 hacia atrás. 
Si mi memoria no falla, fue hasta antes de pandemia donde se corrió una carrera atlética bajo lluvia, siendo esta la carrera del día del policía. Posteriormente, llegó la pandemia con freno total y después el regreso de actividades que ha sido bajo un proceso más meticuloso, por lo menos en Ensenada, ya que en el resto del Estado, sí se ha participado con lluvia.
El pasado domingo y último de marzo, fue la carrera en festejo del 106 aniversario del la Sociedad Recreativo Mutualista Progreso, que desde finales de diciembre, su comité de carrera atlética vino preparando el evento. 
Sin embargo, los cambios de pronóstico de clima vinieron a hacer de las suyas casi cada fin de semana, con cancelaciones de eventos a causa de lluvia. Aún con amenaza de lluvia, el organizador continuó con los trámites e inscripciones al evento, esperando no llegara una cancelación de última hora por las autoridades competentes.  Desde el jueves previo al evento, cada participante preguntaba al inscribirse, “¿se hará la carrera con lluvia? Si no, no me inscribo”.
 
CORRER DIFERENTE
El comité organizador tenía todo listo y dio seguimiento a tres cosas: información de Protección Civil, seguimiento del pronóstico del tiempo cada dos horas en distintas páginas del clima, y comentarios de los participantes; se trabajó en dos rutas alternas y en la madrugada se recorrieron en carro, lo que se buscaba era un piso seguro, por si caía la lluvia en plena carrera, no provocara un accidente lamentable. 
Al final, la ruta elegida resultó con 800 metros de distancia extra, que la mayoría de los 360 participantes, entre caras nuevas y conocidas, vivieron esa experiencia tan agradable y anhelada.  No faltaba ver a quien cruzara la meta con el rostro hacia el cielo y extendiendo los brazos, quizás en agradecimiento al creador, porque por fin se hizo un evento bajo la lluvia, aunque en verdad era un ligero “chipi chipi”.  
Hubo niños que salieron de su auto o del techo de resguardo para acompañar a sus papás o mamás a la pequeña recta de la meta, mascotas acompañando a sus amos también lo disfrutaron. No es lo mismo correr con lluvia en pavimento que en cerro, pero la sensación fue idéntica, saliendo de la monotonía y dando ese momento de vivir algo diferente, corriendo y sin prisa, corriendo bajo la lluvia. 

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