Meta Deportiva
Taekwondoína inquebrantable
En el tiempo que representó el taekwondo bajacaliforniano, Mariana Pantoja López demostró tener una gran fortaleza y anteponerse a riesgosas lesiones para seguir enfocada en conseguir los mejores resultadosMarleen Rivera/EL VIGÍA
mrivera@elvigia.net | Ensenada, B. C.
Con un historial que incluye dos fracturas y una fisura, Mariana Pantoja López representó a Baja California en el taekwondo con gran orgullo por espacio de diez años.
Debido a que en su familia era la única niña entre nietos y sobrinos, la exatleta creció con, “convivencia, digamos masculina o de actividades que pues se conocen como masculinas, luchas, trompos, canicas; entonces yo siempre fui muy aventada para todo, jugaba luchas desde chiquita por la convivencia con mis primos”.
A los seis años miró la película de Karate Kid y, “yo le dije a mi mamá que quería ser como él -Daniel Larusso, Karate Kid de 1984-, quiero ser ‘karaqueta’, recuerdo que ni dije la palabra bien, pero lo que sí sabía es que quería ser igual, mi mamá me dijo que no porque era un deporte de niños, pero yo me obsesioné con ello”.
Al inicio, su mamá se negó a llevarla a practicar alguna arte marcial y decidió intentar primero en otras actividades, “me llevó a clase de pintura y tiraba los botes de pintura, intenté cosas que se suponían femeninas, pero todo lo manipulaba para que saliera mal y evidenciar que no me gustaban, y que yo quería ser karaqueta”.
Un año después, su mamá accede a llevarla a una escuela de Lima Lama que estaba cerca de su casa, pero por cuestiones laborales, la clase no coincidía y no la pudieron inscribir.
“Salí de ese lugar llorando, intentando que exista otra opción, que por favor se saliera de su trabajo para llevarme a la clase. Entre llanto y llanto me dijo que buscaríamos un lugar nuevo, caminamos unas cinco cuadras y dimos con una escuela de taekwondo”.
En esa nueva escuela, WTU Reforma, los horarios se adaptaron al trabajo de su mamá, tuvo una clase muestra y salió encantada.
Su maestro, Oresto Aguilar, les hizo saber que su asociación estaba acreditada por la Federación Mexicana de Taekwondo y podían crecer y representar al Estado mediante una detección de talentos
Pasaron casi dos años, portaba la cinta azul y para poder competir en selectivos estatales se necesitaba tener cinta negra, “mi profe ya me quería meter a los estatales, habló con mi mamá y le dijo que me pondría la negra simulando que yo ya era esa cinta, que no se preocupara porque él confiaba en que yo podría hacer una pelea en cinta negra y que además, era fogueo”.
COMPETENCIAS
A los nueve años gana en ese primer selectivo estatal, avanza a la etapa regional y en su primer intento clasifica a la Olimpiada Nacional, ahora Juegos Nacionales Conade.
“A mí me gustaba mucho lo que hacía, lo disfrutaba, me encantaba golpear y que me golpearan, lo hacía siempre por diversión, no importaba si ganaba o perdía, al menos a esa edad; sin embargo siempre tuve buenos resultados”.
Al asistir ese primer año a la Olimpiada Nacional no obtuvo ningún resultado, perdió en la primera ronda, pero se consideró como un proceso exitoso porque en su primer intento avanzó todas las fases.
Intenta el siguiente año, ya con un apoyo sólido por parte del Indebc y asistiendo al CAR de Tijuana.
En la Olimpiada Nacional del 2013, el “juego de patadas” se transforma y, “comienzo a ver las competencias con otros ojos, comenzaba a verlo como deporte, no era algo que disfrutara, sino algo que sentía de alguna forma como responsabilidad y obligación, porque también había indicaciones sobre algunos resultados que se tenían que dar, mi cabeza la comencé a llenar con temas de entrenamiento, desplazando la escuela y vida personal, prefería entrenar que hacer tareas o cosas así”.
“Ya hasta me acordaba de cierta niña con la que había peleado en tal olimpiada, llevaba como ‘pique’ digamos, entrenaba con todo, porque realmente era el evento más importante del año, el que te podía escalar”.
En 2011 asistió a un Campeonato Abierto Mundial en Las Vegas, ahí consiguió su primer medalla internacional, antes de ganar una nacional, “gané un bronce, peleé con China, Texas y no recuerdo con quién más”.
En su lista de competencias puede presumir varias preseas doradas, plateadas y bronce en fogueos nacionales, Campeonatos Junior y Binacionales.
“El objetivo seguía siendo una Olimpiada Nacional, claro que me motivaba destacar en las otras competencias, pero la meta seguía siendo el nacional, que a fin de cuentas es el filtro para poder representar a México; Un Junior o Binacional no te lleva a una Selección Nacional”.
En el 2014 asiste a la Olimpiada Nacional en Veracruz, llega con números perfectos en cuanto a su categoría de 63-68 kg, sin tener que bajar o subir nada, confiada de su preparación.
“Yo tengo muy presente algo que me dijo el entrenador del Estado, André Yamaguti, llegamos al hotel y me vio y dijo: ‘ya llegó mi medalla de oro de este año’, eso me hizo clic, me hizo confiar muchísimo y que él me lo dijera fue distinto, porque es una figura importante para mí, además de tener un historial de competidores, por algo sigue siendo el actual entrenador de la selección”.
En la competencia avanzó a la final, donde peleó con Nuevo León, “gané el primer round, me remontó el segundo, el tercero lo empatados y nos vamos al punto de arranque, un cuarto round opcional si empatas, hoy sé que el tatami no es así, se gana de forma diferente, pero en ese momento fue por punto de oro”, “ella hace un movimiento que yo respondo y en un contraatque meto el punto, volteo a la pantalla y escucho a mi porra gritar antes de darme cuenta de que se marcó el color que yo tenía del peto, los veo felices y eso me da la señal de que fui yo la que metió el punto. Al darme cuenta de que gané el sentimiento fue inexplicable, hasta este momento consideraría que es el mejor de mi vida”.
A partir de ese momento se le apuesta completamente, debido a que fue la más pequeña en ganar el oro sin tener que colgarse primero otras medallas en nacionales, se le realizan evaluaciones para Panamericanos y algunos internacionales.
Llega un Binacional con México y Estados Unidos que se realiza en el CAR de Tijuana, “se venía escuchando que en mi categoría venía la seleccionada nacional de Estados Unidos y en ese momento yo era la de México, gané la pelea por diferencia de puntos y la estadounidense queda ‘shockeada’, debido a que las dos veníamos de ganar un evento importante y apostando a ganar cualquier otro”, entonces, “termina la pelea, se hace el medallero y ese mismo día me pide la revancha, sin rango, para quitarse la espinita, mi entrenador no me autoriza, me dice que lo deje así y eventualmente me sigue buscando en otros eventos, pero nunca volví a pelear con ella”.
Un mes antes de la Olimpiada Nacional del 2015 realiza un fogueo con equipos de Corea y Costa Rica, “me tocó pelear con un chico coreano más grande, era muy fuerte pero yo también venía bien, aunque sí resentía un poco los golpes al no ser de la misma edad, él me da una patada en la mano izquierda y detecto un dolor, me faltaba un round y solamente escondí mi mano y seguí peleando”.
Al acabar el combate se quita el guante y se da cuenta de que su mano estaba hinchada y junto al entrenador se dirigen al área médica, le realizan una radiografía y tenía la mano quebrada a un mes de los nacionales.
“Sentía mucho coraje, estaba llevando un buen proceso, dando resultados que nunca antes había obtenido, total que me dicen que harán lo mejor posible para que pueda estar lista, se llega el día de decidir quién va de viaje y podía ir una suplente, pero yo dije que quería pelear, la semana que faltaba para sanar era la misma que los nacionales, no tendría recuperación, me iría con hueso ‘soldadito’, pero convencí a mi mamá de que firmara el permiso con la condición de ella y de entrenadores que si sentía alguna molestia lo diría, en ese momento no medía la magnitud, yo solamente pensaba en todo lo que ya había entrenado”. A la Olimpiada del 2016 llega enyesada, el yeso se lo podría quitar hasta el día de la competencia, pero los médicos nacionales se interpusieron a los de Baja California y no le permitieron pelear. “Me hacen radiografía y yo estaba preocupada porque sabía que no estaba en condiciones, en el fondo lo sabía, pero estaba segura de no necesitar mi mano para ganar, me dicen que el hueso no está soldado y no podré competir, estando en la ciudad con todo listo me quedo en gradas con mi categoría vacía, no hubo representante es año”.
RETIRO OBLIGADO
A su regreso se da cuenta de que perdió el apoyo del Estado, “yo ya no tenía mi psicólogo, ni a ningún equipo médico, fue empezar de cero nuevamente”.
Tres meses antes de los nuevos eventos nacionales sucede lo mismo, “entrenando me pegan en la misma mano, me duele mucho e intento creer que no está pasando lo mismo, termino, me alejo y me quito el guante, comienzo a llorar sabiendo que sí estaba pasando, era el mismo dolor, se acerca mi entrenador, nos vamos al médico y sí, el hueso no soldó adecuadamente y se me vuelve a quebrar a tres meses de la olimpiada, pero seguía con esperanzas, esta vez tenía más tiempo para recuperarme”.
La Olimpiada Nacional fue local, en Tijuana, con ella también una nueva modalidad por grupos, el Taekwondo Team 5.
“Inicia mi pelea individual y me dicen que no meta mi mano para absolutamente nada, avanzando, una competidora hace una patada, caigo y me recargo con mi mano y otra vez regresa el dolor, me levanto, sigo peleando pero me gana, mentalmente estaba un poco aturdida también, entonces me despido de la individual pero sigo en busca de la TK5, donde entramos a medallero y aseguramos el bronce”.
Al finalizar visitan a los doctores y les dicen que esta vez es una fisura, “el médico que me atendió siempre me pide tomar una decisión, me dijo que necesitaba un descanso para que mi mano se recupere, que piense las cosas, pero que si mi hueso no sana bien ya no pegaría, se desplazaría sin lograr el acomodo, quedaría fuera y pues perdería mi mano. Todos estaban de acuerdo que mi salud era primero, médicos, mi mamá, mi entrenador, todos excepto yo”.
A su regreso al Centro de Alto Rendimiento de Tijuana, se encuentra con que su credencial no está autorizada y ya no puede ingresar al CAR, “como ya no calificaba para el equipo estatal, tenía que regresar a mi academia original y buscarme mi lugar nuevamente”.
“Regresé, entrené un tiempo pero ya no me sentía igual, me despedí con muchas emociones, fue un retiro obligado de muchas formas, pero también la experiencia más bonita de mi vida”.
Entre sus compañeras se encontraban Daniela Souza (clasificada a París 2024), Leslie Soltero, Diana Souza, Anel Félix, “con todas ellas compartí en algún momento en el tatami, no como peleadora, sino como compañeras de logros, recuerdo también que tenemos una foto juntas; me siento muy orgullosa de que su compromiso se vea reflejado en la gama de eventos que han participado”.
NUEVA PASIÓN
Por insistencia de su mamá ingresa a la Universidad del Pacífico a estudiar psicología y en ella encuentra una nueva oportunidad, aunque aún ligada al deporte, con intenciones de la psicología deportiva, aunado a que, “Me empezaron a buscar otras escuelas para cubrir ciertas clases, conseguí un trabajo como entrenadora de un gimnasio de kickboxing, seguía practicando lo que me gustaba pero ya transformado”.
Estudió la maestría en psicoterapia con enfoque gestalt y eventualmente encuentra un trabajo de la carrera que aportaba mayores ingresos y deja el gimnasio.
Del lado de la psicología y la psicoterapia encontró que también podía sumar al deporte de manera distinta, “creamos cierta alianza con algunas asociaciones y voy como apoyo al equipo que compite, ahora desde mi experiencia en lo clínico, porque también se viven muchas cosas, hay que lidiar con el deporte, presión social, de los papás para obtener un resultado; ahora que lo veo desde fuera, entiendo que hay una necesidad de cuidar estas nuevas generaciones desde el disfrute, porque pasan cosas mentalmente fuertes cuando es una obligación dar un resultado solamente”.
AGRADECIMIENTOS
Por más de diez años practicando y asistiendo a combates fuera de la ciudad, Mariana agradeció el apoyo incondicional de su mamá, Luz María Pantoja, “a mí mamá le debo todo, desde los lonches, los ‘raites’, poner dinero de su bolsillo, confiar en mí”. También reconoció a los entrenadores que creyeron en ella e hicieron lo que estuvo en sus manos para ofrecer los recursos que requiere todo competidor, “yo sé que hacen todo lo posible y estoy muy orgullosa de haber podido coincidir con esas personas, fue como tuvo que ser”.
Destacó también el apoyo de sus amigas de escuela, “a veces yo llegaba cansada, me dormía y solamente me despertaban para el pase de lista, me ayudaron en las dietas, fui muy apoyada por todo mi alrededor e intenté ser un orgullo también, para agradecerles, supongo que desde mi perspectiva no lo fui, pero hice todo mi esfuerzo, de eso estoy segura”, recordó”.
“Me despedí con muchas emociones, fue un retiro obligado de muchas formas, pero también la experiencia más bonita de mi vida”
Nombre: Mariana Pantoja López
Fecha de nacimiento: 3 de noviembre de 1998
Lugar de nacimiento: Tijuana, B. C.
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