#DesdeLaCofa

Operación Pacífico norte

viernes, 2 de febrero de 2018 · 00:00

Jesús Salazar/El Vigía
jsalazar@elvigia.net | Ensenada

Año con año durante los inviernos y las tormentas del norte las olas viajan por miles de kiolómetros, para finalmente impactar nuestras costas con oleajes de fondo y, para mí es importante estar ahí para documentarlo, especialmente cuando el oleaje está de tamaño por encima de la cabeza de un ser humano promedio.

Estuve persiguiendo esta marejada con dos semanas de anticipación, desde su formación en el profundo Pacífico, su paso por Hawái y después pronosticar cuándo impactaría sobre las costas de Baja California. Por lo general los llamamos frentes fríos o tormentas de invierno. Hace unos 12 años que no se venía un oleaje tan grande para las costas de Hawái, desde el “Eddie Swell” refiriéndose a la marejada que llevó el nombre de uno de los corredores de olas gigantes, Eddie Aikau.

Fue entonces que me puse en contacto con Greg Long, surfer de ola grande y que conoce a la perfección como funciona la ola de Todos Santos y bajo qué condiciones climatológicas es mejor surfearla y documentarla en su máximo potencial, y así fue, que recibí un mensaje de regreso que decía que para el martes 16 y miércoles 17 de enero vendrían condiciones perfectas para correr olas en “Killers” frente al faro de la Isla Norte. Después contacté a Vicente Yazbek por 3 o 4 días consecutivos monitoreando el oleaje, el clima; preparar todo lo que se necesita para llegar hasta allá, rentar con anticipación una embarcación, tener listas las tablas, la cámara (en mi caso) y toda la logística meteorológica.

UN DÍA ANTERIOR Y LA AVENTURA
Por lo general cargo dos pilas para la cámara, dejo las tarjetas de memoria limpias, organizo mi equipo acuático, comida, “snacks”, agua y café. Comienzo a ponerme un poco ansioso, nervioso, adrenalínico; reviso trabajo fotográfico que hice el año pasado, trabajo de otros colegas, de años pasados y así se me pasa la noche, duermo sólo un poco, gracias a la ansiedad.

Finalmente llega el día, me preparo un café para revisar todo lo que tengo que llevar, repito unas tres veces la revisión para evitar que me falte algo en mar abierto, subo todo al carro y vámonos al muelle. Esta vez fui el primero en llegar, me recibe el capitán de “La Clicker” Joram Robles “El Capi”, esperamos a que llegaran los surfers que vendrían con nosotros (6 surfers), incluyendo al local Vicente Yazbek, y terminamos de ponernos al día antes de zarpar. Es él, quien nos ha llevado por tres años consecutivos, súper hábil al timón cuando se trata de navegar en condiciones de oleaje grande; es él, quien está cerca cuando me encuentro en el agua nadando y fotografiando en la isla, cualquier cosa, él siempre está pendiente de todos.

Las 7:30 horas y finalmente zarpamos, par de delfines juguetean en la proa de la embarcación, pasamos varias pajareras y “voalá”, cruzamos el canal que divide la Isla Norte de la del Sur sobrepasando un par de olas grandes y Joram, como siempre, maniobra para llegar al mejor lugar, ya sea para observar, para fotografiar, pero sobre todo velando por nuestra seguridad y no ser víctima de aquello que íbamos a disfrutar, unos olones.

Fuimos los últimos en salir y los primeros en llegar, al final éramos como unas siete embarcaciones y unos tres jet skis. Conociendo las condiciones del lugar, Vicente y yo decidimos esperar a la marea baja para aprovechar la ola en sus mejores condiciones. En esa espera vimos como unos 2 o 3 sets realmente gigantes, los más grandes de unos 35 pies las caras (unos 10 metros en la parte frontal de la ola), uno que otro surfer se quedaba atorado en la parte de adentro de la sección de la rompiente, otros lograban pasar las dos o tres montañas de agua, para ponerse en un lugar a salvo del revolcadón.

Finalmente llegó mi momento de ir al agua, me tomé mi tiempo para armar mi equipo, respirar y meterme; ya no aguantaba las ganas de darme un clavado, sintiendo un poco de miedo, adrenalina y ansias. Le repetía a Joram que estuviera al pendiente de mí, hasta que manifestó su enfado diciendo: “Ya te dije que sí, aquí voy a estar, no te preocupes, aquí no te va a pasar nada”. Al dar los primeros aletazos al punto para fotografiar, noto mi respiración y corazón un poco más rápida.

Cae el primer set de olas, mi ojo en el “view finder”, mis pies aleteando a todo lo que da y “pa, pa, pa, pa, pa, pa, pa”, suena mi cámara. Segundo set, tercero y cuarto, cuando menos me di cuenta ya tenía confianza dentro del agua, todo se pone en blanco en la cabeza, dejas de pensar y el registro fotográfico viene de forma natural.

Así fue hasta que el viento estropeó la ola y todos comenzamos a regresar a la embarcación, contando nuestras experiencias, haciendo énfasis en lo que es estar adentro con tal oleaje.

Ya en mi carro, de regreso a casa, comienzo a hacer recuento de lo sucedido; había esperado un año para venir a Isla Todos Santos en un oleaje grande, y verlo tronar en condiciones épicas, pero sobre todo para hacer un registro fotográfico. Esto me hace reflexionar que vivo para estos momentos en los que me hace sentir vivo, humilde y agradecido con vivir en un lugar que ofrece surf de mucha calidad y constancia para disfrutar.

GRÁFICA
Localización de la marejada y su movimiento: Presión baja inicia en las afueras de Japón un 8 de Enero, moviéndose al Este con dirección al Golfo de Alaska.

  • Vientos: Vientos de 35-45 nudos, con pique hasta de 50 nudos o más.
  • Marejada: Marejadas oceánicas de 40 a 45 pies (12 a 13 metros) en el Pacífico Oeste, con marejadas de 30 pies (10 metros) en las costa de California.
  • Tiempo de Viaje de la Marejada: La marejada en la costa de 2.5 a 6 días.
  • Altura máxima de oleaje, período y dirección: De 11-12 pies en periodos de 14-17 segundos desde el Oeste, Noroeste (290 grados).

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