Meta Deportiva

El niño que llevamos dentro

Por: Jesús, el Muschacho Peralta muschachoperalta@hotmail.com
lunes, 5 de febrero de 2018 · 00:00

CORRIENDO SIN PRISA
Una mañana llegamos al entrenamiento con pereza, cansancio, sueño y por si fuera poco, había llovido y el frío se sentía hasta los huesos en cada paso. Recuerdo que llegué a la pista muy abrigado disfrutando de mi cafecito, y saludando al grupo, comenté “con este frío mejor nos hubiéramos quedado en casa”; otro compañero, frotándose los brazos respondió “y luego tocan 28 kilómetros”; uno más dijo al tiempo que se amarraba las agujetas “y luego con el piso mojado, mas frío tendremos”.

El entrenador en aquel entonces, escuchó nuestras pláticas, toció e intervino preguntando, -¿dónde están sus ganas de mejorar?, ¿quieren ganar algún día?- Fue entonces cuando nos explicó ciertos puntos importantes y que hoy comparto.

Recuerden que la disciplina es base principal y que a todo ser humano dará el éxito; puedes tener las mejores piernas, la mejor energía, los mejores tenis, pero si no tienes disciplina, no tienes nada para ganar. El entrenamiento que seguimos tiene “un propósito”; el no lesionar tu cuerpo, y para ello, el entrenador enseñaba el cómo detectar los avisos que el cuerpo envía, asegurando haber llegado a un límite de resistencia. El objetivo del programa que seguimos es, que cada uno de los integrantes logre terminar 5, 10, 21, 48 km en buen ritmo sin llegar a la meta desmayándose y sin fuerzas. El llegar a la meta, dar un grito y chocar la mano a quienes te reciben, eso habla de un buen entrenamiento, y de quien te entrena principalmente. La Meta que se tiene; es que así pasen 10 años, puedas seguir corriendo en la distancia que elijas, sin lesiones y sin ningún problema. Por último, disfruten la carrera y el entrenamiento; “saquen al niño que llevan dentro y déjenlo salir para que disfrute el momento”. El que quiere ser buen corredor en cualquier tipo de terreno y tiempo entrena sin pretextos. -¿No recuerdan como corrían de niños?-, sin miedos, libres, saltando charcos y riéndose, disfrutando lo que veían a su paso. Y, -¿recuerdan que hacían cuando terminaban de correr?-, se asombraban de lo que recorrían y aseguraban que la próxima correrían más. Recuerden que fuimos niños y corríamos en calles, en cerros, en la colonia saltando aquí, brincando allá. Todo eso queda grabado en la mente, es cuestión de dejarlo salir. No se preocupen por el tiempo, por el piso o por el clima, preocúpense por disfrutar el momento para que puedan terminar con energía. Eso, compañeros, es la clave, es el secreto que muchos olvidamos. -¿Están listos?-, vámonos, concluyó su plática.

En verdad, amigo lector, tenían mucha razón las palabras de aquel entrenador, “José Luis Rivera Ulloa”. Cuando tienes disciplina, conoces el propósito, el objetivo y la meta y además disfrutas sin presión lo que haces y el cómo lo haces; el resultado obtenido te llena de energía, terminas motivado y lo mejor, con un excelente tiempo y un buen lugar dentro de una competencia. Sólo es cuestión de no perder el rumbo de a dónde vamos, es cuestión de no elevarnos demasiado. Esa es la clave del éxito que como deportistas no alcanzamos en nuestro país o nos quedamos cortos. Un maestro dijo que un niño jugando aprende mejor, entonces entrenemos jugando para ganar, saquemos al niño que llevamos dentro, que salgan sus ilusiones, sus deseos y sueños para que haga triunfar al ser que somos hoy.
 

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