Fractura represión a Gobierno de Evo

martes, 27 de septiembre de 2011 · 00:00
La Paz, Bolivia - La polémica construcción de una carretera que dividirá una de las mayores reservas ecológicas de Bolivia provocó ayer una crisis interna en el Gobierno del Presidente Evo Morales y una serie de manifestaciones masivas en rechazo a la represión ejercida contra los cerca de mil 500 indígenas que marchaban hacia La Paz para presionar en favor de la paralización de la obra. Como muestra de su oposición a la orden de dispersar por la fuerza a los indígenas que marchaban contra la construcción de la carretera, impulsada por Morales y financiada por Brasil, la Ministra de Defensa, Cecilia Chacón, presentó ayer por su dimisión. "No comparto la medida de intervención de la marcha que ha asumido el Gobierno y no puedo defender ni justificar la misma, en tanto existan otras alternativas en el marco del diálogo y respeto a los derechos humanos", dijo Chacón en su carta de renuncia. Con gases lacrimógenos y macanas, agentes de Policía desmantelaron el domingo el campamento de carpas que los manifestantes indígenas habían instalado para descansar cerca del pueblo de Yucumo, a unos 300 kilómetros de La Paz. La intervención se saldó con varios heridos y detenidos y fue justificada por el subcomandante de la Policía, el general Óscar Muñoz, bajo argumento de que los agentes fueron amenazadas por nativos armados con flechas. Sin embargo, el Defensor del Pueblo, Rolando Villena, desmintió las versiones policiales y aseguró que tiene informes de que los agentes actuaron cuando los indígenas estaban preparándose para cenar. Igual que la oficina de la ONU en La Paz, Villena exigió a Morales el "cese inmediato de la violencia" contra los manifestantes. "No entendemos la actitud del Gobierno. Es un Gobierno que dice ser indígena y ha arremetido contra los indígenas", dijo uno de los líderes de la marcha, Rafael Quispe, quien calificó de "brutal" la actitud de la Policía. Los indígenas llevaban 41 días de marcha para tratar de frenar la construcción de la carretera, que dividirá su territorio ancestral, el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), cuya extensión abarca 1 millón de hectáreas. La vía, que forma parte de un corredor oceánico con el que Brasil pretende unir sus puertos del Atlántico con los del Pacífico peruano, tiene un costo estimado de 420 millones de dólares y una longitud de 306 kilómetros, 177 de los cuales atravesarán el TIPNIS. El Gobierno defiende que la obra aumentará la competitividad exportadora de un país sin mar, como es Bolivia, y favorecerá la integración y el desarrollo. Sin embargo, los indígenas temen que su reserva ecológica sea depredada e invadida por productores de coca. Además de la renuncia de Chacón, la represión contra los indígenas del TIPNIS encendió la mecha contra el Gobierno de Morales. Decenas de pobladores de la localidad amazónica de Rurrenbaque tomaron la pista del aeródromo local, desde donde las autoridades pretendían trasladar a los indígenas a sus lugares de origen. Y protestas masivas, protagonizadas en su mayoría por universitarios, tuvieron lugar ante edificios del Gobierno en La Paz y Cochabamba. En tanto, el principal dirigente de la marcha de indígenas del TIPNIS, Marco Hurtado Rocha, dijo que la protesta se reanudará. "Esperamos que todos nuestros hermanos indígenas (detenidos) sean liberados, porque aquí no se acaba la marcha. Volveremos a marchar".

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