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Mejores días están por venir Bien dicen que después de la tormenta viene la calma y que no existe mal que dure 100 años, lo mismo se puede decir de la actual pandemia de Covid-19
lunes, 31 de agosto de 2020 · 00:00

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

Bien dicen que después de la tormenta viene la calma y que no existe mal que dure 100 años. Lo mismo se puede decir de la actual pandemia de Covid-19.

Éste es el pensamiento que se debe mantener cuando, además de atender las recomendaciones de sana distancia e higiene para evitar los contagios, los adultos mayores hagan frente a otros enemigos de su salud en esta contingencia: la depresión y la ansiedad, coinciden expertos en psicología y geriatría.

Está en las manos de todos, desde las mismas personas de la tercera edad hasta los cuidadores, y los hijos, el aplicar estrategias y herramientas para que los miembros más longevos de la familia hagan frente a esta crisis que, si bien parece interminable, también pasará, añaden los especialistas.

VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA
Desde cualquier ángulo, los adultos mayores constituyen una población delicada ante el Covid-19, señala el rehabilitador físico y psicólogo Juan Manuel García. Esta condición no solo se relaciona con que tienen mayores probabilidades de desarrollar complicaciones por la nueva enfermedad viral.

“Imagina oír las noticias diarias y escuchar constantemente que eres vulnerable, y que por tener otras enfermedades, como la diabetes, estás en una situación aún más endeble”, explica.

“Suma el aislamiento social, con los hijos, nietos y amigos que ya no visitan, y el sedentarismo por no poder salir a realizar las actividades regulares. Tienes varios elementos que se relacionan con sentimientos de ansiedad, depresión y angustia”.

En este fenómeno también entra el juego el estado de salud del abuelito o la abuelita antes del inicio de la pandemia, indica el geriatra Amador Macías. Si el individuo presentaba algún deterioro cognitivo, por enfermedad cerebrovascular o de Parkinson, por ejemplo, tiene mayor riesgo de desarrollar un trastorno del estado anímico en estos meses.

El adulto mayor que atraviesa por una afectación de su salud mental, como la depresión, continúa, presenta varios comportamientos y actitudes que deben prender las alertas, como los trastornos del sueño, es decir, que duerma de más o de menos, la falta de energía y el dejar de disfrutar las actividades que antes generaban alegría.

Asimismo, tiende a quejarse más de sus dolores crónicos y enfermedades, rompe en llanto fácilmente, expresa pensamientos delirantes y cambia sus hábitos de alimentación, incluso omitiendo alguna o varias de las tres comidas diarias.

Pero éste no tiene por qué ser el gris panorama que enfrente la gente de la tercera edad, coinciden los expertos. Buen antídoto contra estas afectaciones es la resiliencia.

“Probablemente hemos escuchado mucho este término. Yo lo relaciono con mantener la esperanza de un mejor futuro, de que algo bueno viene. No veo el vaso medio lleno o medio vacío, sino que enfrento la situación y veo cómo ese vaso puede llegar al borde”, expone el rehabilitador y psicólogo García.

“También lo relaciono con saber que vamos a salir de ésta más fortalecidos, con nuevas experiencias y habilidades. Quiero pensar, por ejemplo, en esos abuelitos que por la pandemia han aprendido a manejar una computadora para seguir con sus actividades”.

Agrega Macías que tampoco tiene nada de malo pedir ayuda profesional si se experimenta un malestar emocional. De esencial peso es dar continuidad a los tratamientos para las enfermedades crónicas que el individuo pueda tener, dice. Esto promueve que se mantenga sano y fuerte.

TODAVÍA HAY MUCHO POR HACER
De la misma manera que un nutriólogo diseña un régimen alimenticio para que su paciente baje de peso, es posible llevar a cabo una “dieta de las emociones” que promueva el bienestar mental de las personas de la tercera edad en medio de esta pandemia, explica el psicoterapeuta José Castillo.

“Hay que preservar los horarios para despertar y dormir, hay que mantener las rutinas. Hacer meditación, escuchar música, cantar, tocar un instrumento y mantener una alimentación rica en antioxidantes y omega 3 son benéficos”, dice.

“Particularmente, las actividades artísticas en general, desde hacer arte hasta apreciarlo, produce neurotransmisores, química cerebral asociada con el bienestar”.

Este panorama general, sin embargo, habrá de estar adaptado a la realidad de cada individuo de la tercera edad, añade el rehabilitador y psicólogo García. Entre más dependiente sea la persona de las atenciones de un cuidador, más necesitará el involucramiento de este tercero y/o de la familia para realizar las actividades.

“Vamos a dividir entre los adultos mayores que tienen un envejecimiento saludable, a los que tienen un deterioro cognitivo leve y a los que requieren de asistencia”, indica.

Para el primer grupo, el consejo es pasar las horas con hábitos que lo validen y hagan evidente su utilidad, como la jardinería, la cocina y la escritura de una historia o de las memorias. Leer a los nietos también es valioso, pues ellos son vida para los abuelos.

Ejercicios aeróbicos, como caminar o pedalear, los de flexibilidad que permiten estirar el cuerpo, y los de equilibrio, en los que se puede involucrar un familiar o el cuidador que viva en casa, son otras herramientas que apoyan a sobrellevar la contingencia.

Y ¿por qué no hacer una caja de recuerdos? El adulto puede reunir sus fotografías y organizarlas de la más antigua a la más reciente, agregando, por ejemplo, el perfume que usaba en su juventud y escuchando a su artista favorito.

Esto trabaja varios frentes, desde la memoria hasta la validación de los lazos afectivos.

Para el abuelo que cae en la segunda categoría, es importante el mantener un orden en las actividades del día, además de llevar a cabo rutinas que le ayuden a trabajar los miembros superiores e inferiores del cuerpo, estando tanto de pie como sentado.

Los ejercicios psicomotrices que utilizan música y baile como reforzadores son valiosos porque aportan la reminiscencia, además de que genera nuevas conexiones neuronales, promoviendo la conservación de la funcionalidad.

Por último, los pacientes de la tercera categoría necesitan el involucramiento y el compromiso pleno de su cuidador, quien debe promover el aseo, la sana alimentación y la toma de elecciones del adulto mayor, mientras su memoria lo permita. El brindar una terapia que estimule los sentidos, que use sonidos, estímulos visuales y texturas, también es benéfica.

EL PAPEL DE LA FAMILIA
Durante la actual contingencia sanitaria resulta fundamental la comunicación entre las personas de la tercera edad y la familia, resalta el psicoterapeuta Castillo. El distanciamiento social no debe ser sinónimo de aislamiento.

“Este contacto debe ser a través de medios electrónicos, explicándole a nuestro familiar que estamos tomando medidas extraordinarias por su salud y bienestar. También hay que bajarle a la exposición que tiene a las noticias, porque probablemente tiende a alarmarse de más.

“Mi recomendación es que mantengan la frecuencia de llamadas y visitas con distancia que tenían antes de la pandemia: Si era diaria, que siga siendo diaria, si era dos veces por semanas, llamen dos veces por semana”.

Estas comunicaciones necesitan tener un papel esperanzador y positivo, añade el experto. No se trata de ocultar verdades, pero sí de resaltar el contenido alentador, como los aniversarios, el bienestar de la familia, los cambios positivos que la situación puede estar provocando o hasta cómo otros países han ido superando la pandemia.

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Durante la actual contingencia sanitaria resulta fundamental la comunicación entre las personas de la tercera edad y la familia; el distanciamiento social no debe ser sinónimo de aislamiento

 

SEÑALES DE ALERTA
¿Cómo saber que el adulto mayor está experimentando una afectación en su salud mental? Éstos son algunos focos de alerta. No tengas miedo de pedir ayuda profesional.- Trastornos en el sueño, como dormir poco o de más

+ Afectaciones en el apetito

+ Llanto fácil
+ Aumento en la queja de dolores crónicos, malestares y enfermedades

+ Pensamientos delirantes o fuera de la realidad

+ Falta de energía
+ Pérdida de gusto en actividades que antes generaban alegría

*Fuentes: Amador Macías, geriatra, y Juan Manuel García, rehabilitador físico y psicólogo.
 

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