Elección EU: Tormenta a la vista

Polarización política al rojo vivo, temor a un conflicto postelectoral que dure varios meses, sistema postal rebasado por millones de votos a causa de la pandemia, instituciones obsoletas y un presidente rijoso, en las que expertos advierten como los comicios más importantes desde la Guerra Civil
miércoles, 23 de septiembre de 2020 · 00:00

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

En mítines, discursos, y durante sus respectivas convenciones partidistas, republicanos y demócratas han insistido en una frase o sus variaciones: “Esta es la elección más importante de nuestras vidas”.

Es una frase hecha, que se repite cada ciclo de votación. Sin embargo, consideran especialistas, en medio de la pandemia y la división política en el país, esta vez podría ser cierta.

“Es quizá la elección estadounidense más importante desde la Guerra Civil”, considera Larry Diamond, académico en estudios sobre la democracia en la Universidad de Stanford.

“Tenemos en la boleta a un presidente que no tiene un compromiso con la democracia o sus instituciones y ha trabajado para degradarlas”.

Y es que Estados Unidos atraviesa una pandemia que les ha obligado a dirigir la mayoría de las votaciones por correo, mientras el presidente Donald Trump ha clamado desde ya que se prepara un fraude en su contra, algo que podría extender por meses el conflicto electoral y escalar. PROBLEMAS DENTRO Y FUERA

Las preocupaciones por la pandemia se han traducido en una proporción inédita de votantes que no irán a las urnas.

Se espera que este año al menos 44 milones de personas recibirán directamente una boleta por correo y 118 millones más podrán solicitar una, con lo que solo el 22 por ciento del país tendrá un proceso normal en el que, para votar a distancia, deberá presentar una justificación distinta de la pandemia.

Pese a ello, el servicio postal estadounidense parece no estar preparado, pues carga con una deuda de 160 mil millones de dólares y diversas organizaciones han alertado que podría no estar listo para recibir la cantidad de votos que se esperan.

Incluso, antes de la pandemia, Estados Unidos ha tenido complicaciones para la organización de las elecciones este año.

Desde febrero, las primarias avanzaron con tropiezos: filas largas, máquinas inservibles, personas poco capacitadas y conteos caóticos. Iowa, estado que inauguró el periodo con sus asambleas (caucus), tardó casi un mes en certificar al ganador de la contienda demócrata por problemas con una aplicación móvil utilizada por los funcionarios electorales.

Ya en plena pandemia de coronavirus, las autoridades electorales locales tuvieron problemas para tramitar las boletas necesarias para la gente que solicitó votar por correo y es probable que ocurra de nuevo.

“Esta vez los resultados van a tomar más tiempo de lo normal”, apunta Cris Landa, codirectora de la organización Verified Voting, un grupo que aboga por el uso seguro de la tecnología en las elecciones.

“El día de la elección no nos vamos a ir a dormir sabiendo quién ganó”.

Pero estas no son las únicas dificultades a las que se enfrenta el sistema electoral en Estados Unidos.

Este año hay indicios de que la injerencia de Rusia que vivió el país en 2016, confirmada por distintas investigaciones, se está reactivando de nuevo.

Empresas tecnológicas como Microsoft, Twitter y Facebook ya han alertado sobre nuevas operaciones, algunas coordinadas por la rusa Agencia de Investigaciones de Internet, para atizar las divisiones en redes sociales, aunque han sido aún de bajo alcance.

Informes de 2016 muestran que hackers rusos entraron en algunos sistemas electorales estatales, aunque actualmente no hay reportes de que esto ocurra.

“Hemos tomado más pasos en esta elección comparada con la anterior”, apunta Landa. “Es importante estar preparados”.

Landa destaca las medidas de las empresas de redes sociales para vetar contenido no verificado relacionado con las votaciones y un trabajo más estrecho entre funcionarios y la Secretaría de Seguridad Interior.

Aunque el alcance de estos ataques todavía no está claro.

“No es lo primero en mi lista de preocupaciones”, señala, por su parte, Lonna Atkeson, directora de estudios electorales en la Universidad de Nuevo México. Cuando se le pregunta qué es lo primero en su lista, ríe: “No sé. ¿Una guerra civil?”

 

LA SOMBRA DEL FRAUDE

Desde hace meses, el presidente Donald Trump ha insistido en que habrá un fraude electoral en su contra por la votación masiva por correo.

En realidad, son pocos los casos documentados. En las elecciones de 2016 en el estado de Washington, que se ha inclinado a promocionar la votación por correo en los últimos años, se encontraron solo 76 boletas fraudulentas (la mayoría de gente que votó en dos entidades) de los 3.3 millones de votos totales.

Pero especialistas coinciden en que algo podría empañar los resultados: el retraso.

Si bien los resultados se entregan formalmente en diciembre, la misma noche de la votación, los medios y agencias suelen proyectar a un ganador, aunque algunas veces (como ocurrió con la elección de George W. Bush en 1999) la carrera es cerrada. El riesgo es mayor si ni siquiera se han contado todas las boletas y, el mismo día, tanto Trump como Joe Biden se proclaman ganadores.

Si las elecciones se vuelven contenciosas en algunos estados clave donde las encuestas proyectan una elección cerrada, la batalla legal podría durar meses. Entidades como Wisconsin, Pensilvania y Michigan, donde los republicanos controlan la legislatura y los demócratas las gubernaturas, incluso podrían declarar simultáneamente ganadores distintos.

A esto se suma que muchas boletas por correo pueden ser rechazadas por motivos como datos mal escritos o entregas fuera de tiempo, lo cual podría resultar crucial en estados con una carrera cerrada.

“No sé qué va a hacer eso con la confianza general en las elecciones, y creo que eso crea la narrativa de los dos lados”,  señala Atkinson.“Tengo el mismo miedo sin importar quién gane”, advierte, al señalar el clima de división política en Estados Unidos.Durante una entrevista en Fox News, el mandatario se negó a responder si aceptará los resultados de la elección.

En tanto, el equipo de Joe Biden anunció recientemente que ya está armando un equipo legal, el cual incluirá al exprocurador Eric Holder, para pelear por los resultados.

“No es solo la derecha”, insiste Atkinson. “Ambos lados están diciendo lo mismo, ambos están preparando una narrativa en caso de que pierdan la elección y creo que eso daña la democracia, no importa cómo la miremos”.

 

TIEMPO DE ACCIÓN

Pese a los pronósticos, algunos consideran que aún hay tiempo de actuar.

El profesor Diamond fue coautor de un llamado público en las páginas de la revista The Atlantic a que el Congreso tome acciones preventivas.

Entre ellas, están aplazar la fecha límite del 8 de diciembre para que los estados reporten sus resultados finales, con el fin de resolver discrepancias de forma local.

Además, propone que el Congreso pacte la creación de una comisión reguladora.

“La mayoría de las democracias tienen estas cosas, el problema es que como Estados Unidos es una democracia vieja, sus instituciones se han quedado rezagadas frente a otras, incluso la de México”, considera en entrevista.

El riesgo de una crisis constitucional en Estados Unidos es bajo, considera. Pero no por ello debe descartarse.

“Deberíamos estar muy preocupados, pero el propósito no es asustarnos y que eso nos detenga”, señala. “El propósito es intentar evitar esos escenarios que llevarían a una crisis nacional”.

FRASE
“Es quizá la elección estadounidense más importante desde la Guerra Civil. Tenemos en la boleta a un presidente que no tiene un compromiso con la democracia o sus instituciones y ha trabajado para degradarlas”.
Larry Diamond
Académico en estudios sobre la democracia en la Universidad de Stanford

 

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