El Mundo

Romper el miedo, reto para ayudar a abortar en Texas

lunes, 24 de enero de 2022 · 00:00

AP
Matamoros, México

Acabar con el miedo a la criminalización y al estigma es el principal reto de las activistas mexicanas y estadounidenses para ayudar a las mujeres que quieren interrumpir su embarazo en Texas, un estado donde el aborto es prácticamente inviable desde que en septiembre se aprobó una ley sumamente restrictiva al respecto, afirmó el sábado Verónica Cruz, directora del grupo “Las Libres”.

La activista mexicana habló al culminar un encuentro de tres días en el que una treintena de colectivos de ambos lados de la frontera buscaron estrategias para sortear las más recientes prohibiciones estadounidenses y para que las mujeres más vulnerables, entre ellas las inmigrantes en situación irregular, puedan tener un aborto seguro con fármacos y en sus casas.

Texas se convirtió hace cuatro meses en el estado con más restricciones para abortar de todo Estados Unidos, ya que su nueva ley, además de prohibir la interrupción del embarazo desde que se detecta actividad cardiaca en el embrión —algo que generalmente ocurre sobre la sexta semana, cuando muchas mujeres ni siquiera saben que están embarazadas—, permite que cualquier ciudadano pueda denunciar a quienes colaboren o ayuden a realizarlo.

REGRESAN AYUDA
Por eso, las activistas mexicanas consideraron que había llegado la hora de devolver la ayuda que habían recibido de sus vecinas cuando los derechos reproductivos eran más respetados en Estados Unidos que en México.

Durante el encuentro, que tuvo como lema “Acompañando del Sur al Norte”, se dieron cuenta de que había maneras creativas de poner las píldoras en manos de las mujeres, por ejemplo, dentro de juguetes o tejidas entre la ropa, pero también que ese no iba a ser el principal reto.

El misoprostol y la mifepristona, fármacos con los que se realizan abortos en casa con protocolos avalados por la Organización Mundial de la Salud, necesitan siempre receta en Estados Unidos, pero en México el misoprostol es de uso libre, y los grupos de activistas pueden conseguir ambos —que combinados son más efectivos— de forma gratuita mediante donaciones.

El problema serio, explicó Cruz, radica en convencer a todo el que participe en el proceso de que no tenga miedo porque “quien tiene las leyes restrictivas no tiene la razón”.

SON VALIENTES
Varios grupos de Estados Unidos, cuyos nombres no quisieron divulgar las activistas por cuestiones de seguridad, han intensificado las medidas de seguridad cuando alguien les contacta —por ejemplo, con llamadas encriptadas o sin ofrecer nombres o direcciones concretas—, porque la estrategia de las autoridades es alentar las denuncias ciudadanas contra ellos.

Quieren asfixiarles financieramente si violan la ley para que no puedan seguir operando, explicó la mexicana Amelia Ojeada, de la organización Unasse. “No te voy a meter a la cárcel, pero sí vas a tener que pagar 10 mil dólares” por cada proceso legal, explicó.

El movimiento antiaborto se siente más envalentonado que nunca porque, como se constató el viernes en la manifestación anual contra el aborto en Washington, confía en que este año la Corte Suprema estadounidense anule una decisión de 1973 que despenalizaba la interrupción del embarazo, lo que podría suponer que una veintena de estados pudieran vetarlo poco después.

 

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