Ensenada en la Cultura

Carnavales históricos del puerto

Con sus 123 años, es la fiesta popular más grande y de mayor antigüedad de las zonas urbanas de Baja California
sábado, 22 de febrero de 2014 · 22:16
Ensenada, B. C. - El primer carnaval de Ensenada se llevó a cabo en 1891, cuando el puerto tenía alrededor de 600 habitantes y aún no llegaba a 10 años de haberse fundado. 
Con sus 123 años, podemos afirmar que esta es la fiesta popular más grande y de mayor antigüedad de las zonas urbanas de Baja California. 
Se dice que la fiesta de carnaval, se inició para darle la bienvenida al general Luis Emeterio Torres, quien era el jefe político del Distrito Norte de Baja California, y estaba de regreso en su residencia de Ensenada. 
La fiesta se realizó del domingo 8 al martes 10 de febrero de 1891, donde la población acudió muy entusiasmada y durante los tres días que duró el evento, la gente disfrutó de las batallas en donde niños y adultos se arrojaron harina de trigo, pues entonces no se usaba el confeti. 
Acompañados de una banda musical, los pobladores recorrían toda la avenida Ruiz. Al frente iba una persona que portaba una bandera mexicana y gritaba "viva el carnaval”. El martes de carnaval cerró con una cena baile de disfraces y antifaces. 
La fiesta se llevó a cabo en las instalaciones de la Aduana Marítima, que se localizaba en un amplio predio de las calles Gastélum y López Mateos, frente a lo que hoy es el Museo Regional de Historia, antes Cárcel Municipal. 
El general Torres y su esposa, fueron los anfitriones del histórico evento. De ese carnaval, se conoce una fotografía con seis mujeres y cuatro hombres que formaban la Corte Real. No fue posible identificar los nombres.
Entre 1892 y 1897, las fiestas del carnaval fueron muy similares a la de 1891. Básicamente, consistía en desfile por las principales calles, música de banda, gente vestida con mascarillas y diversos trajes típicos, arrojo de harina a todos lo asistentes, el cierre con una cena y baile de disfraces. 
En 1892, se comenzó a usar los cascarones de huevos rellenos con pedacitos de papel de diversos colores, similares a lo que hoy conocemos como confeti. 
De los carnavales celebrados entre 1898 y 1917, hay poca información disponible, y sólo conocemos algunas fotografías que dan testimonio de aislados carnavales. 
En esos años se desarrollaba una lucha armada en casi todo el país. En Baja California, se gestaban invasiones de norteamericanos con fines anexionistas, por lo que no había las condiciones necesarias para hacer fiestas masivas. 

Carnaval de 1918
El carnaval de 1918, impuso una manera eficiente de organización que ha prevalecido con pocos cambios. Es un carnaval bien hecho y documentado. En su estructuración intervino un joven llamado Cecilio Miranda que conocía de carnavales, debido a que venía de Mazatlán, donde ya era una larga tradición ese tipo de festividad. 
El periódico Hispano Americano de San Diego en su edición del 23 de febrero de 1918, nos describe un carnaval muy exitoso en el que menciona a los integrantes de la Corte Real, encabezados por la reina Luz Caballero de Guisa y el rey José Chavarín, quienes fueron acompañados por las distinguidas damas de honor Elena Romero, Margarita Pardo y Mercedes Ibarra, y de los chambelanes coronel Juan C. Zertuche, Fernando Romero y Gilberto G. Ramos, y de los pajes niñas Lucía Serrano y Pina del Río.
Formaron también parte del acompañamiento, algunos Ministros de la Corona, Cuerpo Diplomático, altos funcionarios y guardias palatinas.
La Corte Real encabezó el desfile el domingo, en medio de aplausos, confeti y serpentinas que arrojaba la nutrida concurrencia. También participaron carros alegóricos y automóviles adornados. 
El periódico, menciona que el mismo domingo por la noche, se llevó a cabo en los salones del Palacio Real, el baile de gala denominado "Baile de Dominó y Careta”, donde participaron más de 80 mascaritas. El baile terminó a la una de la mañana del siguiente. El lunes y martes se repitió el desfile.
En este carnaval, ya se empiezan a proyectar personajes ensenadenses que darán brillo a posteriores festividades, entre los que destacaron Faraón Sarabia, quien fuera rey del carnaval de 1921, y las hermanas Mara Antonieta y Beatriz Cota Fernández, reinas de los carnavales de 1922 y 1923, respectivamente.

Carnaval de 1919
Carnaval histórico y bien organizado, en donde se destaca una gran participación de ciudadanos. El comité de carnaval estuvo encabezado por el coronel Miguel Álvarez; el licenciado Luis G. Martínez, como presidente efectivo; Heraclio Ochoa, vicepresidente; A. S. Pardo, tesorero; Julio Ramírez, secretario; Francisco Rocha, prosecretario, y 13 vocales. 
Las candidatas que participaron para ocupar el máximo trono de la festividad, fueron Flora Villarino, Isabel Villarino, María Antonieta Cota, Lolina Araiza, y María Palacios, quien resultó ser la ganadora del concurso. Aparte de María Palacios como reina, el Consorte Real estuvo formado por José Chavarín, Angelita Andrade y Anita Ochoa, entre otros.
El desfile carnavalero, se iniciaba en las calles Segunda y Obregón, junto a donde se encontraba el simbólico Hotel Bay View, que fue construido en 1887. Siempre lo encabezaba la banda musical, seguida por el elegante carro alegórico de la Corte Real y los vehículos donde se transportaban los ciudadanos con sus elegantes disfraces que generalmente adquirían en San Diego. 
El desfile recorría las calles Ruiz y Gastélum y terminaba en el Paseo Hidalgo.

Carnaval de 1921
Al carnaval de 1921, se le recuerda con cariño y nostalgia. Dos factores marcaron la diferencia con las fiestas que le antecedieron: la Corte Real estuvo representada por Leonor Martínez como una de las más bellas reinas de la fiesta carnestolenda, y el legendario personaje Faraón Sarabia, que personificó al Rey Feo; y por otro lado, la algarabía popular ensombreció, ante la muerte de un pariente cercano a la reina, hecho que provocó la suspensión del desfile, en un solidario gesto de duelo por la soberana. Tal vez por eso, el evento cuenta con escaso material fotográfico.

Carnaval de 1922
Lucido y bien organizado carnaval, fue encabezado por la experimentada y entusiasta María Antonieta Cota Fernández, que ya había participado como candidata en 1919. 
Su Consorte Real, estuvo formado por Álvaro Rivero como Rey Feo y los pajecitos Refugio Ramírez y Rosalba Ibarra, entre otros.
El carnaval se llevó a cabo del 25 al 28 de febrero, contando con un programa en donde se detallaban las actividades diarias, incluyendo la quema del mal humor. El programa es muy chistoso y tiene grandes detalles. A continuación, se presenta un resumen desglosado por día: 
Día 25. En los patios de la Aduana Marítima, se citó a todo bicho viviente y de ultra tumba, sin distinción alguna, para formar la Gran Procesión que acompañará a la junta de notables del gran comité que se encargará de formar el cortejo fúnebre que irá custodiando al odioso Mal Humor. 
La procesión desfilará por la calle Gastélum, hasta la Sexta y se regresará por la calle Ruiz, hasta la entrada al muelle, donde se dará lectura a la espeluznante sentencia y ejecución del Mal Humor, y desde ese momento dar rienda suelta a La Locura, que se esparcirá por todas las calles que conducen al Coliseo del Centenario, a presenciar la gran función de gala en honor de la Reina electa. 
Día 26. Entrada triunfal de la Bella Majestad, que será acompañada por los señores Luis Beltrán, Julio Núñez y "Zuñiguita” Miranda, que conducirán sus autohojalatas. 
A las diez de la mañana, se trasladará en compañía de un nutrido contingente a la Plaza Hidalgo, en donde el alcalde le hará entrega de las llaves de la ciudad. Enseguida, la reina desfilará por la calle Ruiz y Segunda, para dirigirse a la calle Quinta y retomar la Ruiz, hasta la calle Tercera y Gastélum, donde se encontraba el antiguo Palacio Municipal, ahí se llevará a cabo el solemne Acto de Coronación de la Reina María Antonieta. 
A las 16 horas dará inicio el gran desfile de carros alegóricos, que desfilarán por las calles principales, terminando en la Plaza Hidalgo, donde se dará la gran fiesta, que culminará con disfraces y caretas que se quitarán a las doce de la noche.
Día 27. La fiesta sigue en las calles, en donde sólo se les permitirá salir disfrazados, cuando menos de zorra con la cara pintarrajeada, diablos, osos, burros, o los que estén considerados en esta categoría. Todo mundo, sin distinción de pelos o colores, desde los chamacos de ambos sexos, hasta los viejos verdes, deberán echar su cana al aire, entregados a la locura. 
A las 16 horas, la Corte Real se trasladará a las instalaciones del Club de Ajedrez, donde disfrutarán de champagne y exquisitos pasteles. A las 17 horas, la gran comitiva partirá a las instalaciones de la Sociedad Mutualista Progreso, en donde se les ofrecerán deliciosos caldos Beltranianos. 
A las 20 horas, se dará el gran baile popular en el Palacio de Cristal, situado en la esquina de las calles Ruiz y Primera, que será amenizado por la mejor orquesta del reino.
Día 28. Todo mundo queda invitado para lanzarse a la vía pública, donde amenizarán las mejores bandas y sin fijarse en qué fachas andan, deberán bailar piezas robadas y calabaceados, a fin de sacar la cruda del día anterior. Así seguirán hasta las 15 horas, en que todos se trasladarán a Palacio Real, donde estarán los carros alegóricos, automóviles, con o sin adornos y cuanto vehículo haya en la localidad para esperar a los soberanos que llegarán en la Carroza Real para dar inicio al gran desfile nunca antes visto. 
Desde ese momento se iniciará una batalla de confeti durante todo el trayecto que culminará en la Plaza Hidalgo, donde se entregarán los premios a los mejores carros alegóricos y disfraces. Se invita a toda la prole para que asista al cierre de la fiesta, en donde se ofrecerá el gran Baile de Fantasía, en honor de su Majestad, todos deberán ir vestidos con atuendos orientales.

Carnaval de 1923
Festividad bien desarrollada y parecida al anterior carnaval, debido a que la soberana electa fue Beatriz Cota Fernández (Beatriz I), era hermana de María Antonieta, que había encabezado la gran fiesta de 1922. 
La Corte Real, también estuvo compuesta por el Capitán Carlos Alarcón, como Rey Feo, Faraón Sarabia, Enrique Palacios y los hijos de Melquiades Verdugo y Lolita Weber, entre otros.
El evento tuvo lugar los días 10 al 13 de febrero, con el siguiente programa de trabajo:
Sábado 10. A las 17 horas, se cita a reunión en el Teatro Centenario a fin de formar las diferentes comisiones y autoridades carnavalescas que se encargarán de darle en la torre al maldito Mal Humor. Acto seguido, se organizará el desfile fúnebre que encabezará el verdugo, seguido por el cajón salido del basurero donde irá maniatado, amordazado y con grilletes el Mal Humor. 
Los que gusten, podrán ir a pie, a caballo, en burro, en gato, en perro, y los que no tengan en dónde, hasta en el automóvil de Luis. Llegados al muelle, el juez Francisco Zazueta, caballero de la Orden del Susto, leerá con crueldad la sentencia, que una vez terminada, arrojarán de cabeza al agua al inculpado.
Terminado el acto, quedan todos autorizados para hacer relajo donde se les pegue la gana, hasta amanecer el domingo.
Domingo 11. A las 10 en punto, todo mundo (menos los muertos), estarán muy vivos en el muelle, para presenciar la entrada de los reyes Beatriz y Chale. Acto continuo, el alcalde de la ciudad Don Tomás Kota, les hará entrega de las llaves de la cuidad. Luego irán al Real Alcázar (vulgar salón municipal), donde serán coronados. 
Después se obsequiará a los reyes un tequila de los que vende González a dos por peseta, para que tomen fuerza y bailen un rato. A las cuatro, todos deberán ir a presenciar el desfile de carros alegóricos y las batallas de confeti y flores, que durará hasta la siete. Después se irán a descansar para estar listos para el baile de Dominó y Careta que inicia a las nueve.
Lunes 12. En la mañana se curarán las crudas aquellos que lo ameriten, los demás tendrán que ir a trabajar, o no comen. A las tres y media, los reyes visitarán el Club de Ajedrez y la Sociedad Mutualista Progreso, en donde les harán una recepción. En la tardecita, se escucharán los ecos de las comparsas, hasta que el sueño les gane.
Martes 13. ¡Uy que fecha, ni las gallinas ponen!. A las cuatro y media de la mañana, Don Francisco Zazueta, Don Luis Beltrán, Don Tomás Cota, y demás, recorrerán las calles a bordo de sus cucarachas, haciendo un ruido infernal para despertar a los dormidos. 
Todos deberán acudir al Paseo Hidalgo a las diez, donde escucharán a la monumental orquesta. A las doce, cada quien se largará a comer donde les den y a las cuatro de la tarde, comienza el gran desfile de carros, combate de flores, serpentinas, confeti, ramas de pirul, cuchufletas y demás yerbas. 
Se otorgarán premios al mejor carro adornado, al carro alegórico más presentable. También se dará premio y oreja al carro más destartalado y feo. A las nueve de la noche, se concluye con un gran Baile de Fantasía en honor de Beatriz y Chale.

Sin carnavales
Los siguientes cinco años (de 1924 a 1928), no hubo carnavales. No sabemos con exactitud los motivos. Probablemente, se debió a problemas económicos y la inestabilidad política mundial, que indirectamente afectó a las fiestas locales.
Entre 1891 y 1950, hubo alrededor de unas 28 interrupciones, algunas de ellas también relacionadas a problemas sociales y políticos de corte nacional y regional. 
A partir de 1950, la fiesta popular más importante de Ensenada, se ha llevado a cabo sin interrupciones y con tendencia a crecer cada año.
Mi agradecimiento a la señora Olga Alicia Cota Avilez, quien amablemente me proporcionó las fotografías que ilustran este artículo.


No había confeti
El primer carnaval se realizó del domingo 8 al martes 10 de febrero de 1891, donde la población acudió muy entusiasmada y durante los tres días disfrutó batallas donde niños y adultos se arrojaron harina de trigo. 


Interrupciones
Entre 1891 y 1950, hubo alrededor de unas 28 interrupciones, algunas de ellas también relacionadas a problemas sociales y políticos de corte nacional y regional. 


Crece cada año
A partir de 1950, la fiesta popular más importante de Ensenada, se ha llevado a cabo sin interrupciones y con tendencia a crecer cada año.

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