El Valle

Isla de Guadalupe: laboratorio natural

jueves, 21 de diciembre de 2017 · 00:00

Jorge Perzabal/EL VALLE
jperzabal@elvigia.net | San Quintín, B. C.

La Isla Guadalupe es un Área Natural Protegida (ANP) que posee una belleza paisajística excepcional. Debido a su aislamiento insular, naturaleza volcánica y características únicas, es considerada por especialistas una provincia florística peculiar de gran interés científico.

La isla fue colonizada por cazadores rusos, ingleses y estadounidenses, quienes casi exterminaron el lobo fino de Guadalupe y elefantes marinos para comerciar con sus pieles y grasa, además, se introdujeron intencionalmente diversos animales para consumo humano como la cabra feral, cuya población aumentó exponencialmente tornándose extremadamente dañina para la isla.

Esta especie invasora redujo drásticamente la flora de la isla, particularmente los bosques de pino y cedro (Pinus radiata var. Binatay Cupressus guadalupensis), hasta disminuir su población a sólo 220 pinos adultos e impedir su reproducción por décadas.

Por ello, a partir del año 2002 la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y el Grupo Ecológico y Conservación de Islas (GECI) comenzaron a trabajar en su erradicación se emplearon métodos de vanguardia a nivel mundial, logrando eliminar en su totalidad la población de cabra feral en 2007.

Beneficio a corto plazo
En muy poco tiempo se comenzaron a notar los beneficios: La isla comenzó a recuperarse naturalmente, en un par de años se documentaron alrededor de 20 mil pinos adultos y jóvenes.

Además, seis plantas herbáceas y arbustos que se creían extintas (como la Satureja palmeri) fueron redescubiertas, mostrando que el banco de semillas de la isla aún se conservaba. La superficie del bosque de ciprés endémico de Isla Guadalupe aumentó de 160 hectáreas en 2004 a 230 hectáreas en 2013.

El proyecto interinstitucional de restauración integral contempla la atención de los temas prioritarios de conservación en la isla, como la reforestación con especies arbóreas nativas y endémicas; la conservación y protección de suelos mediante el manejo de la erosión y la prevención de incendios.

Restauración insular
En 2016 este proyecto, pionero a nivel nacional en restauración insular, instaló un vivero de aproximadamente 480 m², donde se han producido 10 mil plantas de cedro, pino y encino que serán utilizadas en las tareas de reforestación.

El programa impactará positivamente en 700 hectáreas de la isla mediante la implementación de acciones de manejo y restauración activa, basadas en un enfoque de alto impacto para las comunidades y el ecosistema.

Gracias a estas acciones, de 50 individuos viejos de encino insular (Quercus tomentella) que existían en la isla, ahora se tienen más de 500 plántulas. Además, se lograron producir semillas de especies muy vulnerables como el junípero (Juniperus californica), del cual sólo se contabilizaban 10 individuos adultos en la isla.
 

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