El Valle

YO SOY SAN QUINTÍN

lunes, 19 de febrero de 2018 · 00:00

GARBANZOS DE LIBRA

Cada vez resultan más notorios los efectos de la desconexión entre sociedad y gobierno, en donde quienes representan a instituciones y los que conformamos en su conjunto los diferentes sectores de la población, yendo desde los ciudadanos, a grupos y organizaciones; la desarticulación es cada vez mayor con el gobierno.

Lo ideal sería encontrar las acciones emanadas desde el ámbito público con el propósito de regenerar la participación de los ciudadanos, de tal manera que los objetivos de los diversos programas de gobierno se cumplieran con eficiencia y paulatinamente notar las mejorías en los problemas que nos afectan todos los días por todas partes. Ocuparse de sanear la percepción social relativa a los órdenes de gobierno, ganar la confianza y apaciguar los ánimos de descontento, desconfianza y descrédito debiera ser su principal tarea.

Una gran parte de la población mantiene la esperanza en que las cosas cambien para bien, permitiendo a quienes sostienen intereses auténticos por hacer las cosas positivas prevalezcan sobre los que no lo son.

La Responsabilidad Social Empresarial, en auge a nivel mundial, desde hace algunos años se hace presente en nuestra región, específicamente entre las empresas que procuran ser competitivas en función de los requerimientos que exigen las condiciones de mercado de nuestros tiempos.

A pesar de considerar que esta iniciativa obedece al cumplimiento de normas impuestas circunstancialmente, resulta innegable la aportación que este concepto hace en favor de las condiciones de vida de los trabajadores y consecuentemente en aspectos que van más allá del ámbito laboral.

El cumplimiento que en nuestro caso se ha autoimpuesto parte del sector empresarial, la generación de mejores condiciones de trabajo en términos de cumplimiento de la ley, no se ha limitado, además, de forma indirecta provoca beneficios en aspectos socioculturales que resultan imperceptibles para mucho.

Si los acompañamos, aunque usted no lo crea, entre los que existen del sector público, donde los objetivos que establecen no procuran sólo el interés institucional o político.

Este tipo de amalgamas entre intereses particulares y los del sector público aunque escasos existen en nuestra región y en suma, resultan pequeños, pero importantes avances en el rumbo correcto, faltaría agregarle un cambio de actitud en la ciudadanía en el que evite descalificar a priori el desempeño de funcionarios y empleados de gobierno sin que se mida a todos con el mismo rasero, sería un buen reinicio, buscar y resaltar lo bueno, puede ser una forma de dar el primer paso, acompañado de un reconocimiento a los pocos que hacen su tarea como debe ser e intentar sumarse a esos esfuerzo con el propósito de multiplicarlos.

La esperanza de un verdadero cambio para mejorar, se debe sustentar en primer término en los actos propios y en nuestro primer círculo de vida, en casa, en el trabajo, en el barrio. Analizando qué y cómo lo hacemos nosotros, para estar en condiciones de solicitar la participación de los demás en tareas en las que debemos remar todos hacia el mismo sentido. Sin resignarse a que siga ocurriendo lo mismo frente a nosotros sin hacer algo al respecto.

Lo invito a descubrir cuáles son esos excepcionales garbanzos de libra y cultivémoslos juntos.


 

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