YO SOY SAN QUINTÍN

Parásitos

lunes, 20 de agosto de 2018 · 00:00

Una de las aspiraciones de quienes optaron por un sistema de gobierno diferente, es vivir en una sociedad más a apegada al deber ser. Es decir, que las cosas ocurran como deben ocurrir, en la que a cada quien obtenga más lo que le corresponde, según sus méritos, su esfuerzo, dedicación o trabajo.

A casi todos nos molesta que a quien se porte mal le vaya bien casi como premio, y a quien se porte bien le resulten más complicadas las cosas, como una especie de karma invertido que no corresponda a una de las leyes de Newton, en la que la reacción que resulta de una acción no es la que debiera ser y en su lugar recibiéramos una especie castigo por intentar hacer las cosas correctamente.

Esto aplica en nuestra entidad, específicamente en el tema de los autos “chocolate”, en donde las personas que optan por conducir vehículos irregulares, quienes como todos sabemos, este hecho implica de su parte la omisión de varias responsabilidad a las que se ven obligados los “clientes cautivos” como pudiéramos llamarnos quienes por lo menos intentan mantener en orden y en regla documentos, incluyendo por su puesto el pago de impuestos y derechos que corresponden particularmente en nuestro caso los propietarios y usuarios de vehículos.

Así el costo que representan los pagos de licencias, tenencias, seguros y revalidaciones es algo de lo que no deben preocuparse quienes son propietarias de los llamados autos “chocolate”. Por si fuera poco, además, nuestro Gobierno estatal le ha agregado a sus procedimientos de notificación y ejecución con amenaza de embargo por atraso en los tramites de actualización y vigencia, a todo esto, súmele la posibilidad de ser multado sin que usted se dé cuenta cuando la “autoridad” da por un hecho consumado que las patrullas de verificación vehicular estatales intervienen vehículos sin que sus conductores se den por enterados, al margen de que ser o no legales los procedimientos empleados. Lo que sí resulta es agraviante si nos comparamos con el trato que reciben quienes se mantienen al margen de la legalidad.

Igual que en otros aspectos, del actual Gobierno estatal sigue resaltando la falta de sentido común y el compromiso por resolver los problemas de fondo, empleando sólo las formas más sencillas y cómodas para ellos, descargando sobre la ciudadanía el costo, gasto y esfuerzo, aplicando su autoridad sólo con quienes están a su alcance y que por suerte para ellos son quienes pretenden hacer las cosas bien.

Si a pesar del mensaje que los votantes enviaron a la clase política sobre todo en los Estados como el nuestro en los que la administración local en el Gobierno ha sido la misma por tan largo periodo y en donde con todo y eso se mantienen empecinados, como Gobierno, a no mostrar sensibilidad al sentir de la población, entonces vayan despidiéndose de sus actuales siglas y de una vez soliciten su ingreso en el partido de enfrente, en el que ésta vez ganó, si sus expectativas son seguir siendo parte del Gobierno a manera de parásitos viviendo de los impuesto de los ciudadanos.

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