YO SOY SAN QUINTÍN

Verdad o mentira

lunes, 3 de septiembre de 2018 · 00:00

En nuestros días, información fluye a caudales a través de los distintos medios de los que disponemos, hoy lo difícil no es difundir, lo complicado ahora es distinguir de entre lo real y lo falso de lo que se sabe.

Por otra parte, la interpretación que se le da a las cosas desde el enfoque que se tiene o se le quiere dar, resulta determinante en la toma de decisiones. Decidir implica muchas veces responsabilidad, elegir entre las opciones y tomar una de éstas en función de la información que se tiene, lo que no siempre es cosa sencilla.

Durante el desarrollo de la vida de cada persona, siempre ocurren situaciones en las que se tiene que tomar alguna decisión de la que dependa el rumbo que han de seguir el resto de sus días. En muchas de éstas ocasiones no se está consciente de lo que esto implica y no es sino hasta transcurrido el tiempo cuando a la retrospección podemos dar cuenta de haber hecho lo correcto o no.

Como sociedad las cosas no ocurren muy diferentes. Las modas sociales, aderezadas de las condiciones o medios tecnológicos de nuestros tiempos y la manipulación colectiva que en algunos ámbitos se somete a la población, desgraciadamente en la mayor parte de los casos con propósito específicos en los que el bien común no es la directriz que rige.

Recientemente dimos cuenta de noticias en las que nos dieron a conocer el linchamiento y ejecución de dos personas acusadas de delitos graves en perjuicio de niños. Horas después, por la misma vía, se informó que estos hechos fueron incitados por rumores que se difundieron por algunos vecinos con el desenlace que conocimos a través de las “redes”.

En nuestra región, de la misma manera a través de redes sociales circuló información en la que se refirieron acontecimiento en los que se ha atentado en contra de la integridad de mujeres jóvenes y niños. Dando a conocer detalles ambiguos de modo tiempo y lugar; sin llegar a ser precisos, además de que las autoridades competentes no se han hecho manifestación que afirme o niegue que hayan ocurrido esos situaciones, dando oportunidad a que se difunda en las redes situaciones de este tipo.

Nos toca aprender a identificar en dónde está la verdad, en qué parte de la información que nos llega en los diferentes medios viene ésta y cuál es la porción falsa. Tomemos determinaciones basados en la medida de lo posible sobre hechos reales que nos consten de alguna vía que nos aseguren ser fidedignos. Y sobre todo, aprendamos a distinguir si vale la pena compartirlo o no.

No todo lo que se sabe es, no todo lo que es, se sabe.

Se dice que la información es poder, pero si ésta resulta falsa y es usted quien la difunde pues nada de lo que procure tendrá sentido ni propósito. Como sociedad dejarse llevar por el “rumor social” nos pone en la misma situación que en el cuento de “Pedro y el Lobo”, la pregunta es: ¿Quién es Pedro?, ¿dónde está el lobo? ¿y cuál es la mentira?

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