YO SOY SAN QUINTÍN

lunes, 4 de marzo de 2019 · 00:18

RASERO

¿Qué si qué opino del actual gobierno de mi país? Pues hay cosas que parecen bromas, pinceladas con algunas pizcas de razón que las disfraza de verdad, de esas del tipo que compra barato el pueblo y termina pagándolo caro.
Hasta hoy, me he atrevido a expresar mi desacuerdo con las formas empleadas por quien es nuestro presidente, desde sus tiempos de candidato de oposición, dados los detalles que ha dejado ver con “estilos” ahora de Gobierno que son esa parte de los regímenes de izquierda que no me gustan, la parte negativa manipuladora y absolutista con la que no comulgo. 
Sin embargo, entre los integrantes de los partidos políticos, en los que ha formado parte López Obrador, así como en otros tantos por no decir que en todos, puedo contar un sinnúmero de personas distinguidas por su inteligencia, la congruencia con las ideologías y sobre todo por la forma de conducirse en su vida cotidiana y sus actividades públicas. De la parte privada, no sé; y como dice un buen amigo: “Antes no sabía y ahora no quiero saber”.
Razón aparte por la que persisto en mi osadía de criticar al mandatario nacional, cuando nos ha medido con el mismo rasero a todos los mexicanos en algunos de los ámbitos de nuestra sociedad. 
Ha tomado una sola medida para estimar el desempeño de empleados de gobierno, funcionarios, instituciones y de manera más reciente a las personas que integran organizaciones sociales y civiles, que en muchos casos llevan a cabo actividades que son responsabilidad de los Gobiernos y que en su defecto, son los mismos ciudadanos que hacen los organismos que se echan a cuesta esos paquetes.
Resulta que, buscando evitar el mal manejo del dinero público, su desviación y mal gasto, que en realidad debiera corresponder a los apoyos dirigidos a madres trabajadoras, a aliviar la situación de personas en condición de desventaja o víctimas de maltrato y otras más, ahora serán entregados de forma directa a los beneficiarios, lo que no tendría nada de malo, a pesar de ser muy discutible, tema que abordaremos en otro momento. 
Lo reprochable es que sirva de argumento la presunción de que todas las organizaciones sociales y civiles de este tipo son corruptas o no son fiables.
En contra parte, igual de necio o inapropiado sería decir que esa situación no es real o no existe, muchos son los casos en los que ha sido demostrado que el dinero destinado a propósitos de asistencia social no llegan a dónde, cómo, ni cuándo debe llegar. 
Pero también hay que decirlo, generalmente esos manejos los hacen “organizaciones rémoras” parásitas de partidos políticos y funcionarios de gobierno, que se mezclan entre las del otro tipo que cumplen auténticamente con el objeto social que les da origen, casi siempre con un gran esfuerzo, por lo que no es debido colocarlos a todos en la misma palestra.
Se equivoca el presidente al considerar que todos los mexicanos pretendemos subsistir de lo que se le pueda sacar al Gobierno, de querer ser funcionarios, de crear partidos políticos y vivir de ellos. Quiero pensar que las razones que lo hacen cometer ese tipo de “errores” no son los que me hacen especular que esas acciones lo hacen equiparable a otros líderes tristemente célebres, señalados como tiranos de sus pueblos.   
 

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