El Valle

YO SOY SAN QUINTÍN

Por: Jorge A. López jorgelopezmx10@hotmail.com
lunes, 15 de abril de 2019 · 00:00

Reforma Laboral


A propósito de la aprobación de la reforma laboral que tiene como eje central el hacer efectiva la libertad de asociación, léase, la regulación de las normas que rigen la vida sindical en México, a este respecto podemos decir que en sentido estricto representa una oportunidad de mejorar sustancialmente la vida de los trabajadores mexicanos, quienes históricamente no hemos tenido una representación como se debe.

Lo malo, es que se corre el riesgo de sacar a los malos representantes y dar entrada a los peores, que poco o nada han hecho en los últimos tiempos por sus representados. Para la gran mayoría y por desgracia, los líderes sindicales gozan de la misma mala reputación que los funcionarios de gobierno, los políticos y los líderes sociales, quienes son considerados parte de la misma casta de parásitos y vividores que sobreponen a las necesidades de los demás en la obtención de beneficios solo para su propio interés. Los cambios aprobados nos permiten la oportunidad de lograr una representación más auténtica para la clase trabajadora respecto de su “contraparte” en la celebración de los contratos colectivos de trabajo.

En el ámbito de la representación individual, para los trabajadores los cambios aprobados también se consideran benéficos, buscan mejorar con la ventaja que da el hecho de que las hasta hoy autoridades laborales radicadas en las juntas de conciliación, pasen de formar parte del Poder Ejecutivo para integrarse al Judicial, lo que las constituirá como parte de sus tribunales.

Buscando el lado amable de las cosas, podemos decir que nos encontramos ante la posibilidad de lograr relaciones colectivas entre el sector productivo y la fuerza de trabajo con un mejor equilibrio.

En nuestro caso, en la región de San Quintín, debemos reconocer que los sindicatos que hasta hoy representan al capital humano se ven obligados a evolucionar en el corto plazo, con tal contundencia que les sea suficiente para mantener la voluntad de sus representados.

En su defecto estaremos expuestos a transformaciones fallidas que lejos de mejorar representan un riego latente que debe tomarse como un temor fundado de quedar bajo intereses mezquinos a los que poco les importan las condiciones de trabajo y el desarrollo sustentable de las fuentes de contratación.

Bienvenida entonces la reforma laboral, enhorabuena para los trabajadores a los que los cambios de ley les permitirán la posibilidad de mejorar su figura al elegir directamente a quien los represente y a quienes les podrán pedir cuentas con buenos resultados, so pena de ser relevados fácilmente.

Nos queda entonces la tarea de informarnos de los cómo, cuándo y sobre todo a quiénes habremos de designar para llevar esta responsabilidad; y más importante aún, hacerlos cumplir con su trabajo de forma transparente, honesta y efectiva, que procuren mejoras para las condiciones laborales sin poner en riesgo la permanencia y crecimiento de las fuentes de trabajo. En un sano equilibrio pues.



 

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