El Valle

YO SOY SAN QUINTÍN

lunes, 22 de abril de 2019 · 00:00

SIN RUMBO, SIN OPCIONES

Sin ponerle nombre ni adjudicarle a nadie más que al sentido común la idea, basta ponerle un poco de atención, si nos describen que el método empleado por las personas exitosas en el desarrollo de ideas, proyectos o negocios, y nos dicen que estas generalmente son personas que se allegan de colaboradores que dominan o son expertos en áreas en las que el líder o responsable no lo es, de esta forma enriquece y fortalece sus tareas, sumando el conocimiento con las aportaciones que recibe, sería fácil creer que es una buena manera de hacer las cosas.

Por otra parte, si alguna vez ha intentado restaurar o reparar algo por cuenta propia. De igual manera, debe saber lo que está haciendo. De otra forma corre el riesgo de arruinar en mayor grado la condición de aquello que intenta poner en mejor estado. Si sabe lo que quiere arreglar, pero no sabe cómo hacerlo, lo más sensato es aceptar y reconocer la incompetencia, es decir, la falta de habilidad más que de capacidad, buscar ayuda y ser receptivo de quien nos indique la forma correcta de hacerlo y si es el caso supervisar que se hagan las cosas bien hechas.

En este mismo orden de ideas, podemos decir que si algo se tiene que rehacer, generalmente cuesta más tiempo, mayor esfuerzo para lo que se debe contar con los recursos suficientes y necesarios, adoptar un plan de trabajo y ponerle fecha a cada etapa, para medir avances y resultados.

Para realmente trasformar a un país se requiere sentido común, sustituir al populismo por la atención de los rezagos, eliminar esa repugnante demagogia que se burla de la ingenuidad de quienes han sido cegados por el hartazgo y mantienen la esperanza en la posibilidad de un cambio, reemplazándola con educación y la formación de ciudadanos dispuestos a involucrarse socialmente.

Solo han transcurrido unos meses de la actual administración federal, pero parece estar dando pasos a ciegas y golpes de timón, más por falta de rumbo que por navegar entre mareas de mal tiempo.

No importa cuántas veces se intente transformar a un país, los resultados serán cada vez peores, aun siendo otras caras, otros nombres, pero persistan las formas, se tomen atajos, se impongan necedades, y se ejerzan jerarquías autoritariamente sobre los colaboradores.

En el ámbito estatal de nueva cuenta sufrimos, perdón, tenemos en curso una campaña electoral; hasta la fecha no he tenido la suerte de ver o escuchar alguna invitación para la participación de los ciudadanos que han preferido no votar en los comicios anteriores.

No vemos nada novedoso en las formas, en la retórica o en los candidatos. Pareciera que no les interesa generar nuevos votos y apuestan a sus cuentas y acuerdos entre partidos, cuidando más la persistencia que la consistencia y la representación de los mismos en el ejercicio del poder político buscando sólo seguir mamando de sus respectivas nóminas y canonjías sin mostrar el menor recato y vergüenza por la prostitución de sus valores. De ética, congruencia y dignidad mejor ni hablamos.

Con la debida disculpa a todos y a ninguno, pero sin excepción siguen representando lo mismo.

Ni cómo ayudarlos.

 

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