Miradas

Es Luzia un sueño vívido

En el mundo onírico creado por el Cirque du Soleil, las artes circenses se mezclan con la tradición del organillero, la pasión por la lucha libre y el alegre espíritu de una fiesta mexicana
sábado, 10 de noviembre de 2018 · 00:00

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

Una gran mariposa monarca agita sus alas, las flores de cempasúchil dan color al campo y de fondo se escucha al mariachi cantar.

No hay duda: es México. O, por lo menos, el mundo onírico creado por el Cirque du Soleil para su espectáculo inspirado en la cultura del país.

En Luzia: Así Soñamos México, que comenzó temporada en la Gran Carpa Santa Fe de la Ciudad de México, las artes circenses se mezclan con la tradición del organillero, la pasión por la lucha libre y el alegre espíritu de una fiesta mexicana.

Retrato de méxico
Tras una introducción musical, en lo alto aparece Fool Koller, el payaso que guía a través del espectáculo y quien hizo reír al público que asistió el miércoles por la noche a la función especial para prensa e invitados.

La espectacularidad se nota desde el principio, con esa gran marioneta en forma de caballo que galopa, mientras a su alrededor los artistas danzan y hacen acrobacias.

Y después, uno de los primeros actos en el que un grupo de artistas vestidos de aves saltan al aro sobre dos caminadoras, lo que incrementa la osadía de sus ejecuciones.

Los aplausos de las cerca de 2 mil personas surgieron de manera inmediata siempre que se lograba la hazaña. Lo mismo sucedió cuando, con ritmo de adagio, una de las artistas baila y hace piruetas en el aire sostenida por tres de sus compañeros.

A lo largo de las dos horas de espectáculo destaca la participación de la mexicana Majo Cornejo, quien interpreta distintas canciones que en varias ocasiones sirven como transición entre los números circenses.

Por supuesto, no falta el papel picado, utilizado como cortina al centro del escenario, donde también hay un dispositivo que rocía agua sobre algunas de las actuaciones, desde acrobacias sobre trapecios o el payaso.

“Triste, nunca”
Las notas de “Cielito Lindo” sonaron después del intermedio y la gente en la carpa coreó la letra. Fue el preámbulo de un segundo acto que provocó ovaciones, gritos ahogados, sorpresa, angustia y todo tipo de sentimientos.

Por ejemplo, cuando el escenario se vuelve un cenote y con la ayuda de correas el estadounidense Stephen Brine hace vueltas y marometas, lo mismo sobre el suelo que en el aire. O en el momento en que, a ritmo de marimba, el malabarista hizo volar hasta siete pinos.

Pero, sin duda, el acto más aplaudido fue el del contorsionista ruso Alexey Goloborodko, cuya flexibilidad le permite hacer posiciones y movimientos corporales que recuerdan a los alebrijes, pues él interpreta a uno de esos seres.

Luego de otro número de acrobacias aéreas, el gran cierre: una fiesta en la que todos bailan, porque en Luzia: Así Soñamos México, como dice su canción... “triste, nunca”.

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