Miradas

Magia en la selva

Creada por Gilles Ste Croix, co-fundador de Cirque du Soleil, Savia: La leyenda de los 5 Soles, conecta al espectador con una filosofía de amor y respeto a la naturaleza
lunes, 19 de noviembre de 2018 · 00:00

Redacción/EL VIGÍA
Cientos de personas aguardan en el anfitetaro enclavado en la selva costera a que inicie el espectáculo principal de Ritmos de la Noche.

Creada por Gilles Ste Croix, co-fundador de Cirque du Soleil, y con escenografía de Eugenio Caballero, director de arte en la película El Laberinto del Fauno, la gala ofrece a los viajeros una experiencia cuya filosofía es el amor y respeto a la naturaleza.

El viaje mágico de Vallarta Adventures arranca en el puerto con un paseo en catamarán sobre el mar y bajo el cielo turquesa hasta playa Las Caletas, donde los senderos son iluminados para los visitantes con miles de antorchas, cirios y veladoras.

Un gran banquete está dispuesto para los invitados, quienes se sientan a la orilla de la playa para deleitarse con la comida mexicana ante los últimos colores del crepúsculo; a su lado, conjuntos musicales tradicionales se detienen a entonar melodías clásicas.

Misterios de la selva
En Savia: La leyenda de los 5 Soles, los espectadores son recibidos por los pobladores de una aldea que narran a través de diversas expresiones artísticas, el esplendor y devastación de cuatro civilizaciones milenarias.

Más de 30 artistas en escena representan a través de danza, acrobacias y espectáculos teatrales, fenómenos naturales como tornados, incendios e inundaciones, así como manifestaciones humanas tales como la hermandad, solidaridad y el respeto por el entorno.

Actores y actrices interactúan con el público entre anillos de fuego, saltos gimnásticos y acrobacia en telas, al ritmo de música original que conecta las imágenes con la selva circundante.

El espectáculo concluye con emocionantes notas entonadas por las cantantes principales, las cuales celebran el nacimiento del Nuevo Sol, que da a los expectadores la esperanza de un mundo mejor.

Al dejar Las Caletas, sobre el mar y bajo el cielo índigo, se siente la nostalgia por ese hogar prestado por un rato, cobijado entre la selva y las olas, detenido en el tiempo.
 

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