Miradas

Pone el ojo en educación de élites

El hoyo en la cerca, del director Joaquín del Paso, realiza un crítica a la educación religiosa de las élites empresariales y políticas, y sus métodos cuestionables para enseñar valores
martes, 2 de noviembre de 2021 · 00:15

AP
Ciudad de México

El director Joaquín del Paso pone el ojo en la educación religiosa de las élites empresariales y políticas en El hoyo en la cerca, una película sobre un campamento de verano donde los profesores tienen métodos cuestionables para enseñar sus valores y los niños ejercen la crueldad y el hostigamiento.

El filme, estrenado el sábado en el Festival Internacional de Cine de Morelia como parte de la sección de largometraje mexicano en competencia, está inspirado en la experiencia del realizador, quien estudió un año en una escuela del Opus Dei (una poderosa prelatura católica con vínculos con la política y presencia mundial, incluyendo múltiples instituciones educativas) en su transición de la primaria a la secundaria, más o menos la edad que tienen los chicos del filme.

“Para mí fue un cambio como muy radical de pensamiento”, dijo Del Paso en una entrevista reciente por videollamada desde la Ciudad de México. “Fui el espectador de toda una serie de formas de educar a través a veces de la manipulación, a través del castigo y de la formación de una mentalidad”.

En México, un país predominantemente católico, son muy comunes las escuelas privadas religiosas y no es raro que sus alumnos lleven toda su formación, de preescolar a la universidad, en ellas.

Del Paso contó que tras realizar Maquinaria panamericana, su ópera prima de 2016, le comenzaron a llegar muchos recuerdos de ese año que pasó en la escuela religiosa, de sus campamentos, de los profesores y, sobre todo, de sus métodos educativos.

“Siento que el cine mexicano está enfocado en las víctimas y las series mexicanas de televisión están enfocadas en los victimarios, sobre todo a nivel de las desapariciones forzadas, del narco... pero nadie está hablando de cuáles son los orígenes de cierta injusticia a un nivel más estructural, a un nivel no tan violento y tal vez no tan llamativo, pero profundamente ideológico”, señaló sobre su motivación para usar sus propias experiencias en el filme, cuyo guion escribió con la cineasta polaca Lucy Pawlak.

Y los mensajes son directos.
En un juego físico en el que deben proteger la bandera de su equipo, los profesores les indican a los chicos: “Protejan a la élite”. Al llegar, también les advierten que los lugareños pueden ser peligrosos porque están en una zona de bajos recursos, pero al mismo tiempo, siguiendo los principios cristianos de humildad y ayuda al prójimo, los vemos vestidos de gala repartiendo víveres a los habitantes del pueblo.

“Es la hipocresía absoluta”, dijo Del Paso. “Esa fábrica de la élite es algo que desde mi punto de vista es una gran parte del problema de nuestro país”.

En una escena, los padres de un niño llegan a recogerlo del campamento en helicóptero tras un accidente. El papá, un secretario mexicano (interpretado por Del Paso), pide autorización para pasar a las instalaciones, pero un profesor se lo impide para evitar que rompa con la delicada atmósfera que se sostiene en el lugar.

En otra, los niños descubren un hoyo en la cerca que rodea el campamento durante un paseo y comienzan a conjeturar sobre el peligro que los acecha luego que los profesores les advierten nuevamente que deben tener cuidado.

“EL OTRO, EL ENEMIGO”
“La creación de la figura del otro, del enemigo y del peligro y de lo que está, digamos, cruzando la cerca, solo puede funcionar si se genera un ambiente súper hermético adentro”, dijo Del Paso. “Esa es la tesis de la película, esta cerca imaginaria, realmente, porque es una cosa física totalmente endeble”.

Pero dentro del campamento vemos peleas entre niños, hostigamientos que pasan inadvertidos por los profesores y largos momentos en los que se quedan solos.

En la realidad, el rodaje se convirtió en un campamento en el que vivían el equipo de producción y los niños del elenco acompañados de cuidadores, animadores y médicos. Del Paso dijo que trataron de que los momentos de filmación fueran lo más cortos posibles y que, cuando no estaban filmando, los niños pudieran divertirse.

“Ese esfuerzo por hacerlo de esa forma menos clásica es lo que logró que la energía de los chavos se mantuviera muy alta a través de toda la filmación y es lo que se puede ver en la película”, dijo satisfecho.

Dentro de cada escena, los niños debían seguir una serie de puntos obligatorios, pero tenían mucha libertad de improvisación en sus diálogos. A decir del director, esta forma de trabajar hizo que se adueñaran del guion y la película.

En el filme también se esboza un abuso cometido por un cuidador contra uno de los chicos. Tras escándalos de abuso sexual de menores cometidos por miembros del clero alrededor del mundo desde hace décadas, esto es un recordatorio de una dolorosa realidad. Tan sólo en Francia se han estimado más de 200 mil abusos de niños en la Iglesia desde 1950, mientras que en Estados Unidos se han presentado miles de demandas.

“Imagínate todos los casos que no habrá en países en desarrollo, en México, en Centroamérica, en Sudamérica, en África, donde hay una vulnerabilidad mucho más grande no solamente de los niños sino de las familias”, dijo Del Paso. “Estamos hablando de un daño sistemático, muy profundo en nuestros niños”.

“Es muy curioso que, al estar disfrazado de una cosa espiritual y religiosa y la frontera al ser tan delgada, realmente nunca hay una consecuencia real”, continuó. “Para mí es muy fuerte que siga existiendo este tipo de casos”.

El hoyo en la cerca llegó a Morelia tras haber pasado por festivales en Londres, Varsovia, París y Antalya, Turquía, y próximamente se dirigirá a Huelva, España, y El Cairo. Aún no tiene fecha de estreno comercial en cines de México o plataformas de streaming.
 

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