Miradas

Dos gardenias

En el siguiente texto se relata un diálogo imaginario, entre las compositoras y las intérpretes de las piezas que se escucharon en el concierto de ayer en el Museo Caracol “Componer no es difícil, lo complicado es dejar caer bajo la mesa las notas superfluas” Johannes Brahms.
jueves, 23 de marzo de 2023 · 01:43

JAZMÍN CATO/COLABORACIÓN* 
tashacato@hotmail.com | Ensenada, B. C.

“Dos gardenias”, es un bolero que compuse en 1948 y que me hizo famosa en Cuba y en el mundo gracias a la interpretación de Daniel Santos. Como ese es el título del más reciente concierto de la Ghukasyan String Orchestra en Ensenada, me presento a este primer Encuentro, gracias a la magia de desaparecer el tiempo y el espacio que nos separa y a la inspiración artística de Nonna Alakhverdova que nos ha reunido en su programa. Me llamo Isolina Carrillo. Durante mis 88 años de vida fui compositora, arreglista, directora coral, directora de orquesta y profesora; formé varios grupos musicales de mujeres y tuve numerosas giras por el continente americano. Un día cualquiera, mi papá me pidió que tomara el lugar del pianista que tocaba en su orquesta porque se había reportado enfermo. Yo tenía 10 años y tomé su lugar: creo que- después de todo- no lo hice tan mal.
En este primer Encuentro -imaginario- asistimos a una convivencia entre las mujeres integrantes de la orquesta y compositoras de épocas pasadas, que han salido del silencio de la historia al ser las invitadas especiales de este concierto dedicado a la mujer. Aquí las tienen:
-Yo soy Emily Mayer y nací en 1812 en Alemania. Mi juventud estuvo marcada por la profunda pena del suicidio de mi padre, pero en mis 70 años de vida me dediqué a la escultura y escribí al menos ocho sinfonías, quince oberturas de concierto y música de cámara, obras reconocidas en toda Europa. Sé que ustedes tocarán alguna de ellas.
- Emily, yo soy Kathia Rudametkin, violista y cantante ensenadense. Apasionada por la música en todas sus formas y texturas. Amante de la naturaleza y sus sonidos. A mi también me encanta componer y un día quisiera que una orquesta tocara mis piezas. Creo que las que lo han hecho en el pasado son muy arriesgadas en sus obras; eso me gusta y lo estoy descubriendo al preparar este concierto. 
-Kathia, yo nací en Polonia en 1909. Tuve la suerte de tener grandes maestros de violín y viví 60 años. En mi país me recuerdan en calles, escuelas y centros culturales que llevan mi nombre: Grazyna Bacewicz.  Dicen que fui la compositora polaca más versátil e interesante del siglo XX, que mi escritura es de gran perfección, en especial la de cuerdas y que mis obras ahora se escuchan en todo el mundo. Ojalá y disfruten de la que será interpretada.

Damaris Gaxiola
-Bienvenida Grazyna, imagino tu vida entre tantos músicos polacos famosos y tu estancia secreta en Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial. Yo me llamo Damaris Gaxiola y tengo 26 años. Soy una persona alegre y muy sonriente. Aprender a tocar un instrumento nuevo a los 17 años y terminar la licenciatura en música han sido dos de mis mayores retos. Tocar el violín me hace muy feliz; expresarme a través de él y hacer música sola o acompañada con otros músicos. He pensado mucho en componer música popular. 
-Damaris, soy Teresa Carreño. Nací en Caracas en 1853. En mis 64 años de vida fui pianista, mezzosoprano, compositora, empresaria artística y maestra. Para mí la cultura es esencial para el arte así como observar la naturaleza y las creaciones del ser humano como la arquitectura, la narrativa o la poesía. Me han considerado una de las pianistas y compositoras más importantes de América Latina de los siglos XIX y XX, tal vez porque en esos tiempos pocas mujeres se dedicaban a ello. No sé si eso habrá cambiado para ustedes en el nuevo milenio, por aquello de la equidad de género.
-Bienvenida Teresa, yo soy la directora artística de la orquesta y quien seleccionó el repertorio para este concierto. Soy doctora en violín y música de cámara. Me llamo Nonna Alakhverdova, de origen armenio, violinista, maestra, y espero pronto ser abuela. A mí me hace feliz el ser capaz de decir todo lo que quiero tocando el violín: sin palabras, sin censura, sin límites. Es una gozosa libertad.  Estudiando la música me parece que las mujeres son fabulosas componiendo Romanzas, Elegías y Canciones, pero aún ahora no hay tantas compositoras de grandes obras, como las hay destacadas en la creación literaria o en la interpretación. ¿Por qué será?
-Nonna, te agradezco el habernos escogido para estar en este mágico presente. Yo nací en Toluca en 1854 y como muchas mujeres de familias distinguidas de la época estudié en el Conservatorio. Ahí me presenté a los 21 años, con quince composiciones originales al examen de teoría musical; entre ellas estaba mi Quartetto Studio Classico Op. 14.  Sólo viví 34 años, pero tengo el honor de haber recibido una medalla de plata que dice: “A la Señorita Guadalupe Olmedo, primera compositora mexicana que ha escrito en el género clásico”.
-Guadalupe, ese Quartetto es nada menos que el cuarteto mexicano más antiguo conocido hasta la fecha. Yo soy Yolanda Millán Aguiñaga. Empecé en el mundo de la música con el piano y cello a los 13 años. Soy licenciada en música, maestra de piano, y pertenezco a varios ensambles de la ciudad. Aunque soy algo tímida, es ese temor a ciertas cosas el que me ha dado la fuerza para lograr lo que me propongo. Toco el cello con pasión, enamorada de su sonido grave, melancólico y misterioso; de su personalidad recia que me llena de fuerza, alegría, paz y libertad.

María Grever
-Yolanda, yo soy María Grever y nací en 1885 en León, Guanajuato. En mi niñez mis padres me llevaron a Europa donde fui discípula de Claude Debussy. Decidí cambiar mi apellido por el de mi esposo para mi nombre artístico, y migramos a los Estado Unidos durante la Revolución. Me dediqué a cantar, a musicalizar películas, y a componer cientos de canciones, durante mis 66 años de vida. Aunque no lo creas, tuve que vender mi piano para poder salir adelante y aprender a vivir tras la pérdida de mi bebé. Me convertí en empresaria, directora de orquesta y representante de artistas.  Eso no era precisamente algo que hicieran las mujeres de entonces. Me pregunto que más habría hecho de haber nacido en el México del siglo XXI.  Para este concierto las acompañaré con alguno de mis boleros.
-Si yo te contara, María, que tus composiciones siguen en un viaje triunfal sin descanso. Yo soy Karla Alcocer, ensenadense y tengo 35 años. Me encanta y me inspira el arte y la naturaleza. La música me ha hecho reconocer, abrazar y aceptar mis habilidades y debilidades. Me siento feliz de dedicarme a ella. Toco el violín y además he compuesto algo de música para violín solo con loops, grupos de cámara, y música para otras disciplinas (danza, cortometrajes). 
- Karla, yo soy Consuelo Velázquez y nací en 1916 en Ciudad Guzmán, Jalisco. A los cuatro años empecé a tocar de oído y un día -cuando apenas alcanzaba el teclado del piano- toqué el Himno Nacional ante el asombro de todos. Desde entonces mi trayectoria como concertista fue vertiginosa, hasta que me atreví a confesar que era la autora de canciones, lo cual hacía de manera íntima y había ocultado con el anonimato. Lo hacía como un descanso mental para tanto estudio. “Escribí “Bésame” mucho antes de cumplir 20 años, cuando todavía no había dado un beso”. Viví 88 años, plenos de experiencias artísticas y cinematográficas; mi despedida fue en el Palacio de Bellas Artes, escenario donde presenté mi primer concierto. Ahora estaré con ustedes en el suyo.
-Consuelo, no sé si pudiste llegar a imaginar que Bésame mucho seria algún día la segunda canción más escuchada en el mundo (solo después de Yesterday), como se dio a conocer en 2009. Yo soy Yanelí Millán Aguiñaga de Ensenada. Tengo 44 años. Soy violinista y maestra de violín, el cual empecé a tocar desde los 13. Dedicarme a la música es de lo más bonito y divertido. Me siento muy emocionada de expresarme a través de la música y de tener esta oportunidad de trabajar con personas talentosas, del ritmo y aprendizaje en los ensayos y de llenarme de alegría al recibir los aplausos del público en los conciertos. 
Sólo falto yo: me llamo Dámaris Brambila Villegas. Tengo 23 años. Aunque me parece haber entrado al mundo de la música en forma tardía, me he empeñado en superar los retos de perfeccionar mi técnica y alcanzar un mayor nivel. Soy violinista y me hace feliz poder transmitir a través de algo intangible, emociones e imágenes en quienes me escuchan. Por otra parte, enseñar violín es solo una excusa para desarrollar autoestima, hábitos, disciplina y amor a la música en mis alumnos. Durante la licenciatura me llegué a preguntar porque en la Historia de la Música no aparecían mujeres compositoras, de modo que podrán imaginar el significado tan especial que representa para mí el poder no solo conocerlas sino interpretarlas en este momento de mi vida. 

*La colaboradora es médica internista de profesión y escritora de corazón.

 

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