A nivel Baja California

Real del Castillo, la antigua capital

Hoy nada parece indicar que ahí estuvo la primera imprenta y la primera escuela del estado, y que vivieron hasta mil 500 personas
domingo, 6 de marzo de 2011 · 00:00

Ensenada, B.C. - Desde su fundación Ensenada ha sido una ciudad de migrantes, personas que llegan de otras partes y aquí se establecen. 

Esto siempre ha ocurrido en nuestra bahía, ya que incluso los antiguos grupos indígenas que aquí habitaban igualmente eran migrantes, grupos nómadas que se establecían por temporadas para seguir con sus formas de vida en otras partes.

Sabemos que todos los grupos indios llegaron de más al norte, incluso de Asia, cuando los primeros grupos cruzaron el Estrecho de Bering.

Muchas de las personas que aquí se establecen traen una inercia cultural de sus lugares de origen, la que en muchos casos ha enriquecido a Ensenada, pero en otros la ha afectado. 

Hay personas que no se dan cuenta que al radicar en la ciudad ya son de Ensenada, no de su lugar de origen, y se aferran a una pertenencia que ya les quedó atrás, desaprovechando la rica herencia ensenadense y bajacaliforniana. 

Estas personas suelen transmitirles a sus hijos que no son de aquí, sino de la tierra de sus padres y crean cierta confusión en cuanto a identidades, por eso es importante conocer bien la tierra donde se vive, porque uno pertenece a ella y no a donde se nace.

Desde luego, no por ello uno olvida sus raíces de origen, pero es muy importante integrarse plenamente al lugar donde uno vive, al sitio donde uno trabaja y donde está la familia. 

Por eso, através de mis artículos invito a todos los ensenadenses, nacidos o no aquí, a que conozcan esta tierra maravillosa, y uno de los sitios con más historia está muy cercano a Ensenada.

A 50 kilómetros al este de la zona rubana, por la carretera que va a San Felipe se encuentra hacia las estribaciones de la Sierra Juárez, el  antiguo Valle de San Rafael, actualmente más conocido como Valle de Ojos Negros. 

De aquí parte un buen camino de terracería que a pocos kilómetros accede a lo que parece ser un rancho olvidado, se trata de Real del Castillo, y es un pequeño pueblo con mucha historia, pues hace 131 años este poblado dio pie a que naciera la ciudad de Ensenada.

 

Origen minero

Fue a principio del ya lejano año de 1870 que los hermanos Ambrosio y Manuel del Castillo, gambusinos incansables, dieron a conocer su descubrimiento de unas vetas de oro en la región del valle de San Rafael. 

Ahí encontraron que dentro de una masa granítica había varios hilitos de oro mineralizado, lo que los motivó ha hacer el denuncio minero respectivo. La noticia se dispersó más rápido que el viento y pronto se congregaron en la región muchos mineros y buscadores de fortuna, venidos de diversas partes, principalmente de California.

Las primeras noticias sobre estos hallazgos fueron dadas a conocer en julio del citado año por la prensa de San Diego, California y para agosto ya se habían reunido en el lugar más de 200 mineros. 

De esta manera, en lo que había sido hasta entonces un tranquilo valle en donde sus pocos habitantes se dedicaban a la ganadería y en menor escala a la agricultura, surgió de pronto un activo poblado en donde confluyeron los mineros, comerciantes de San Diego, tahures, prostitutas y otros tipos de personajes. 

Nacía Real del Castillo, como se le empezó a nombrar. Llegaron algunos inversionistas, profesionistas, gente de trabajo, maestros y funcionarios públicos.

En ese tiempo era Santo Tomás la cabecera del Distrito Norte de Baja California, la que prácticamente se despobló, lléndose toda la gente al nuevo poblado Real del Castillo.

El 25 de septiembre de 1870, 112 mineros, comerciantes y rancheros, hicieron la petición formal para que Real del Castillo fuera fundada oficialmente. 

Así, para el 2 de octubre del citado año se levantó el acta de fundación, declarándose tal fecha como la de su inicio.

Al irse descubriendo nuevas vetas y ser estas muy ricas, aumentó la afluencia de gentes, atraídas por esta riqueza. La importancia de este crecimiento fue tal que para fines de 1872 la cabecera del Distrito Norte de Baja California fue trasladada de Santo Tomás a Real del Castillo y ahí permaneció diez años. 

Las minas más importantes fueron “La Suiza”, “La Joaquina” y “La Mina del Pueblo”. Estas vetas pronto se agotaron y después de un auge de 5 a 7 años, los trabajos mineros fueron disminuyendo hasta que se redujeron al ambusinaje.

 

Exploradores

Antiguamente la región del Valle de San Rafael fue asiento de los antiguos grupos indígenas kumiai y pa-ipai. 

Los españoles exploraron desde fines del siglo XVIII, gracias a los reconocimientos de los tenientes Juan Manuel Ruiz e Ildefonso Bernal, quienes se extendieron por todas las estribaciones de la Sierra Juárez. 

El primer propietario del valle fue Agustín Mancillas, a quien en 1843 se le concedieron cuatro sitios de ganado mayor. El potencial agrícola pronto fue explotado ampliamente y siguieron a Mancillas otros agricultores y ganaderos. 

Este desarrollo agrícola se vio interrumpido por la fiebre del oro, pero en cuanto pasó, continuó con su vocación agrícola-ganadera, la que mantiene hasta la fecha.

 

El auge

El auge de Real del Castillo dio pie al nacimiento de la ciudad de Ensenada, ya que como la bahía fue utilizada para traer maquinaria y otros implementos, se originaron servicios y se sostuvo una aduana. 

Para cuando Real decayó, Ensenada inició su auge y así la capital del Distrito se trasladó al puerto en 1882, en donde estuvo hasta 1915.

En nuestros días quedan muy pocos vestigios del antiguo Real del Castillo, dos o tres casas de adobe de fines del siglo XIX, con sus gruesos muros y su techo de tejamanil, las viejas tumbas en el panteón y los abandonados trabajos mineros, con los huecos de las minas son vestigios que parecen fantasmas del auge pasado. 

De ese pasado minero sólo quedan unos cuantos gambusinos que apenas se sostienen con los pocos granos de oro que le arrancan a la tierra.

Existen algunas casas modernas en el viejo Real y los ranchos han proliferado. Nada parece indicar que aquí estuvo la primera imprenta de nuestro Estado, así como la primera escuela, y que llegaron ha habitar hasta mil 500 personas, realizándose importantes movimientos políticos. 

Mucho menos se deja ver que aquí abundaron las cantinas y los prostíbulos, y que hubo una época de inseguridad y bandolerismo que parece recordarnos los tiempos actuales.

De hecho en Real del Castillo parece que el tiempo se detuvo, dejó de evolucionar. El gran valle ahí sigue, olvidado, esperando algún día volver a surgir.

...

10
2

Comentarios