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Las TIC y su utilidad en el proceso de envejecimiento

El acceso al uso de las TIC tiene un fuerte fundamento ético basado en la responsabilidad social, principalmente con la comunidad longeva. La adaptación de los ancianos en el uso de las TIC aumenta la posibilidad participativa, construye redes de apoyo y disminuye las llamadas “brechas digitales”
domingo, 15 de octubre de 2017 · 00:00

JOSÉ CARLOS GARCÍA RAMÍREZ*/COLABORACIÓN
Ensenada, B. C.

En la sociedad global de la información, nos dice la publicidad, nadie debe quedar fuera, todos tienen la oportunidad de conocer y comunicarse. Pero las tecnologías de la información y comunicación (TIC) van más allá de los simples procesos de comunicabilidad: están transformando todos los ámbitos de la actividad humana.

Hoy más que nunca los individuos pueden estar más cerca los unos de los otros en tiempo y lugar distantes. La comunicación telefónica, por ejemplo, en un santiamén puede resolver la incomunicabilidad entre las personas y puede fortalecer lazos de afectividad olvidados en el tiempo o sepultados por la lejanía.

Eso no implica suponer que las nuevas formas y procesos sociales surjan como consecuencia del cambio tecnológico. La tecnología no determina la sociedad. Tampoco la sociedad dicta el curso del cambio tecnológico, ya que muchos factores, incluidos la invención e iniciativas personales, intervienen en el proceso del descubrimiento científico, la innovación tecnológica y las aplicaciones sociales, de modo que el resultado final depende de un complejo modelo de interacción (http://herzog.economia.unam.mx/lecturas/inae3/castellsm.pdf).

ANTECEDENTE BÉLICO DE LAS TIC
Las TIC tienen su propia historicidad y su explicación geopolítica y cultural específica. Éstas nacen como nuevo paradigma en la década de 1970 en California, Estados Unidos. Su nacimiento obedeció a intereses estrictamente técnico-militares. Tuvieron como función inicial el espionaje cibernético, telefónico y posteriormente satelital.

Sus objetivos eran la lucha contra los enemigos ideológicos de Estados Unidos, sembrar guerras artificiales (sucedidas en África y en América Latina durante los años 70s y 80s del siglo pasado) para derribar gobiernos demócratas, fomentar las dictaduras y transferir fuertes sumas económicas de un país a otro país para realizar también guerras financieras (http://bit.ly/2yhXWwk).

“Las ciencias computacionales” surgen de ese proceso histórico. Ellas logran insertarse también en los procesos globales económicos y geopolíticos. Poco a poco las TIC, las herramientas de computación y la industria electrónica comenzaron a cambiar la fisonomía de las sociedades y las formas de organizar a las instituciones. Así surgen novedosas maneras de comunicación, de gestión y administración que pronto se incubaron en las plataformas educativas y en el empoderamiento del lenguaje empresarial de todos los niveles y de cualquier país (http://bit.ly/2yJfTof).

Los grandes corporativos industriales (IBM, General Electric, Panasonic, Samsung Electronic, Siemens, Microsoft) no solamente visualizaron en sus inicios la producción de artefactos para la guerra y las labores de espionaje, sino también incursionaron en el campo de los electrodomésticos, en las telecomunicaciones y en la aeronáutica.

En la mayoría de productos electrónicos, digitales, de telecomunicación y en casi todas las actividades comerciales, laborales, empresariales, científicas y cotidianas, las tecnologías y herramientas informáticas y de comunicación han sentados sus bases de manera indiscutible. Especialmente ahora en las áreas de la salud y la nanotecnología, su incursión viene siendo sustantiva.

INNOVACIÓN Y UTILIDAD EN EL ENVEJECIMIENTO
Debe quedar claro que las TIC no son la panacea o la finalidad absoluta de toda sociedad, sino únicamente representan el medio para aspirar a formas más humanizadas en la relación intersubjetiva (a partir del manejo de herramientas y del uso de bienes tecnológicos).

Uno de los aspectos importantes de los sistemas tecnológicos es en cuanto a su aplicación en las ciencias de la salud. La biotecnología y las ciencias computacionales, por ejemplo, constituyen eslabones enlazados que permiten que los diagnósticos médicos, las intervenciones quirúrgicas, los registros sistematizados (historias clínicas del paciente, informes estadísticos, bases de datos confiables) y las terapéuticas aplicadas contribuyan a tener datos precisos y mayor control del proceso de salud/enfermedad del paciente.

Existe un interesante estudio realizado en Alemania titulado “Alter und Technik: Studie zu Technikkonzepten, Techniknutzung und Technikbewertung älterer Menschen” (cuya traducción al castellano es Envejecimiento y técnica: estudio de conceptos técnicos, usos técnicos y evaluación de las tecnologías en las personas mayores). Sostiene que en materia de envejecimiento la innovación significa desarrollar con creatividad y responsabilidad social tecnologías al servicio de la comunidad longeva.

Los objetivos de esa investigación son incentivar la movilidad y funcionalidad, aumentar la autonomía, promover la actividad a través del reconocimiento de los roles, mejorar la autoestima y maximizar las capacidades adaptativas. El potencial adaptativo en la biología humana es endógeno y exógeno. La adaptación de los ancianos en el uso de las TIC, aumenta la posibilidad participativa, construye redes de apoyo y disminuye las llamadas “brechas digitales” (http://www.tl.rwth-aachen.de/uploads/Publikationen/jakobs_eva-maria-lehnen_katrin-ziefle_martina_2008_alter_und_technik-eine_studie_zur_altersbezogenen_wahrnehmung_und_gestaltung_von_technik.pdf.

La aplicación de las TIC no solamente es de extrema utilidad en las investigaciones de índole clínico, sino fundamentalmente en las actividades de la vida diaria. Las tecnologías de la información reintroducen al usuario en el mundo, lo hacen partícipe de estar con otros en el diálogo y en la interacción, estimula el reconocimiento y actualiza las relaciones afectivas. Estar inserto en el mundo de la comunicación y la reciprocidad, usando internet, por ejemplo, es una forma de vivir cierta confortabilidad (Agenda de Investigación sobre el Envejecimiento para el Siglo XXI: http://bit.ly/2zma25k.

TECNOLOGÍAS EN LA VIDA LÚDICA
También las tecnologías se orientan a recrear la vida lúdica. Los juegos virtuales pueden ser estructurados a partir de fines terapéuticos a cubrir. Puede haber juegos que ayuden a contrarrestar la ansiedad y la depresión a partir de juegos de control con combinaciones de colores y sonidos no ruidosos. También se puede diseñar juegos insertados en telefonía celular ergonómicamente adaptada a las necesidades anatómicas y de movilidad que contribuyan a reforzar procesos cognitivos y sensitivos.

Existen infinidad de diseños tecnológicos que pueden realizarse los cuales existen en el mercado instrumental médico: medias con sensores para controlar la presión articular de las extremidades, electro-magnetos o chips articulados entre sí para formar red o “gorra” que estimulen algunos neurotransmisores y así combatir las cefaleas o monitorear los estados depresivos, bastones y pulseras que ayudan a controlar los signos vitales, entre otros.

TIC Y MOVILIDAD URBANA
En materia de movilidad urbana las ciencias computacionales son básicas para trabajar de la mano con la ingeniería automotriz, por ejemplo. En pleno siglo XXI la mayoría del transporte público es precario. Muchas de las lesiones musculoesqueléticas que se sufre cuando las personas abordan un trasporte público, es por los malos diseños y la no funcionabilidad de la unidad desde el momento de abordar el permanecer en el interior y en el descenso. Las personas con discapacidad motriz o enfermedades osteoarticulares son quienes pagan los platos rotos y las que más se lesionan (si es que se animan a “subirse” a la unidad).

Hoy en día las TIC aún no diseñan instrumentos o herramientas que sirvan para evacuar o prevenir desastres naturales (como son los sismos), especialmente cuando se trata de personas mayores con alguna discapacidad física o que son dependientes.

También las TIC tienen un desafío cultural muy serio a enfrentar, el cual debe abordarse con investigaciones multidisciplinares: la brecha digital existente entre comunidades longevas rurales y comunidades urbanas. Esa brecha puede representar obstáculos de interacción al confrontarse estilos de vida basados en las tradiciones con aquellos basados en ciertos aspectos de la modernidad tecnológica.

En los recientes temblores de septiembre del 2017, los poblados que conforman las regiones de Oaxaca y Chiapas, las víctimas principales fueron las personas mayores. No se supo qué deberían hacer los familiares o amigos con ellas. El desarrollo de manuales de prevención de desastre para personas mayores no existe, así como tampoco mecanismos tecnológicos o de información masiva al respecto.

En la sociedad de la información, la educación en el acceso y el uso de las TIC, ya no es una cosa para políticos y ministros de guerra como lo fue en el pasado, como tampoco para ingenieros, tecnólogos o aficionados a la computación que muchas veces utilizan las herramientas digitales para lacerar la vida de otros (las redes sociales, por ejemplo) o para autodestruirse en la soledad.

Las TIC tienen un fuerte fundamento ético basado en la responsabilidad social. Ignorarlo es contribuir a la exclusión y al olvido de la fraternidad y la solidaridad humana.

Quiero reconocer la excelente labor, desde mi perspectiva, que han venido desarrollando algunos investigadores del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese) en el área de Ciencias de la Computación, donde se están trabajando algunos tópicos de las ciencias computacionales y su aplicación y resolución de problemas sociales y de salud referentes a las personas mayores (http://bit.ly/2wTtPaN). En el futuro inmediato espero que el Cicese sea nuestra máxima institución científica y tecnológica nacional que esté a la altura de las potencias mundiales europeas y asiáticas. La investigación multidisciplinar, es un eje rector para tal cometido.

* Asesor de programas de posgrado en ciencias del envejecimiento e investigador del Centro de Competencias del Envejecimiento de la Universidad de Heidelberg, Alemania.

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