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Misiones de las Californias XXXVII: Santo Tomas de Aquino.

Gracias a sus tierras fértiles y agua abundante, la misión fue muy próspera. Llegó a contar con una importante infraestructura hidráulica, sobre todo acequias y canales de piedra. Como en otras misiones, el cultivo de la vid era común, tradición que se conserva en el valle aún día, elaborándose de los mejores vinos del país. Ésta fue la última misión que funcionó en lo que hoy es el estado de Baja California.
domingo, 3 de diciembre de 2017 · 00:00

CARLOS LAZCANO/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

Con la fundación de la misión de San Miguel Arcángel de La Frontera, en 1787, completaron la cadena de misiones que unía a la Antigua California con la Nueva California, así el camino real pudo ser completado uniendo de una manera segura todas las misiones de las Californias. A partir de entonces, los dominicos empezaron a fundar misiones siguiendo otros objetivos, como el de llenar algunos huecos, o acortar ciertos puntos del camino misional.

Así, en 1791 establecen la misión de Santo Tomás de Aquino, su quinta misión californiana, la que actualmente es el pequeño pueblo de Santo Tomás, 50 kilómetros al sur de Ensenada.

El sitio fue originalmente explorado por el capitán Fernando de Rivera y Moncada y registrado por los misioneros franciscanos, en 1769, recomendándolo para una fundación, lo cual llevarían a cabo los misioneros dominicos. Fray Juan Crespí nos dice sobre el Valle de Santo Tomás lo siguiente, en abril de 1769:

“… llegamos a avistar un grande y hermoso valle. Para bajar al paraje se ofrece una muy alta y empinada cuesta, bajámosla y se atascaban las bestias … este paraje es un valle cuyo largor, de norte a sur, pasará de dos leguas. Su anchor es correspondiente que no bajará de media legua. Su tierra toda buena y pastosa … tiene centenares de álamos y más centenares de encinos, y de unos y otros hay de extraordinaria grandeza. Tiene … mucho tular y juncia encharcado en agua, que no bajará de un cuarto de legua … agua parece ser superabundante … todos los cerros que rodean a este paraje muy verdes y frondosos … le puse el Valle de San Francisco Solano, esperando que con el tiempo sea muy grande misión …”

UNA MISIÓN PRÓSPERA
Como sabemos, el nombre que le puso Crespí no prosperó. Se le quedó el de Santo Tomás por ser el nombre de la misión establecida en este valle. El fundador de la misión de Santo Tomás de Aquino fue el padre fray José Loriente.

Gracias a la abundancia de agua y tierras para cultivo, esta misión fue próspera. Se sembraron en ella trigo, maíz, cebada, uva, duraznos, granados, olivos, cebolla. Además, llegó a contar con grandes manadas de ganado, tanto vacuno como ovino. Para desarrollar estos trabajos, la misión llegó a contar con una importante infraestructura hidráulica, sobre todo acequias y canales de piedra. Otra fuente de ingresos de esta misión fue la captura de la nutria marina con el fin de intercambiar sus pieles con los barcos ingleses y estadounidenses que ocasionalmente arribaban a la región.

La misión llegó a contar con su iglesia de adobe, así como diversos edificios para uso de los misioneros y soldados. Dentro del mismo valle, la misión llegó a cambiarse en dos ocasiones de sitio, buscando evitar las inundaciones que ocasionaban las crecientes del arroyo.

Su población indígena nunca fue muy grande y sufrió graves afectaciones debido a las epidemias. Se le ubicó en medio del antiguo territorio de los kumiai, los habitantes milenarios de la región. Los misioneros más importantes que trabajaron en esta misión fueron: Miguel López (1797), Sigismundo Foncuberta (1798), Edualdo Surroca, José miguel Pineda (1812), Agustín Mancilla.

Ésta fue la última misión que funcionó en lo que hoy es el estado de Baja California. Fue abandonada por falta de personal en 1849 y su último misionero fue fray Tomás Mancillas.

En esta misión fueron asesinados dos misioneros a principios del siglo XIX. Uno de ellos fue el padre Edualdo Surroca, quien abusaba de la joven indígena Barbara Gandiaga y por esa causa ésta lo mató, ocasionando gran escándalo. Bárbara fue sentenciada a muerte y al parecer fue el único caso de este tipo que se dio en toda la California.

En ésta, como en casi todas las misiones de la Antigua California, se sembraba la uva y se elaboraban vinos. Su consumo era la bebida más frecuente. Esta tradición del vino es de las pocas que aún se conserva en la región. De hecho la industria del vino en Baja California se inició en esta misión desde fines del siglo XIX, y actualmente la casa Santo Tomás elabora de los mejores vinos de México.

PUEBLO DE SANTO TOMÁS
Cuando fue abandonada la misión de Santo Tomás, en 1849, poco a poco empezó a desarrollarse el pueblo de Santo Tomás, el que hacia mediados de la segunda mitad del siglo XIX llegó a ser capital de la parte norte de Baja California. Dejó esta función hacia 1872, cuando gracias al desarrollo de la minería en el Valle de San Rafael la capital le fue otorgada al recién fundado pueblo de Real del Castillo.

En nuestros días, Santo Tomás es un pequeño pueblo localizado 50 kilómetros al sur de la ciudad de Ensenada. Parece un pueblo semi abandonado y los vestigios de adobe de su misión, unos cuantos muros de adobe, acentúan este carácter. De sus antiguas tradiciones quedan muy pocas, sólo algunos vaqueros que practican una ganadería de subsistencia. Hace algunos años tenía un interesante museo de historia, pero fue abandonado y muchas de sus piezas saqueadas.

Vale la pena conocerlo, sobre todo su industria del vino, que es la que le da un poco de vida y belleza. Rodeado de montañas el valle es impresionante y tiene un acceso a la costa, una costa de las más espectaculares y muy poco conocidas en las cercanías de Ensenada.

¿QUIÉN FUE SANTO TOMÁS DE AQUINO?
El santo patrono de esta misión fue un sacerdote dominico italiano que nació en el año de 1225 y murió en 1274. Fue un teólogo y filósofo, uno de los representantes de la enseñanza escolástica. Escribió un importante libro: Summa Theologiae, que es un compendio de la doctrina católica, además de otros libros. Fue canonizado en 1323 y declarado doctor de la Iglesia en 1567, así como santo patrón de las universidades. Su fiesta se celebra el 28 de enero.

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