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Crónica del desorden anunciado en Cabildo

Porras, gritos, insultos, regaños y de todo se observó en la agitada sesión edilicia realizada ayer, para aprobar la Ley de Ingresos 2020 y Presupuesto de Egresos
martes, 10 de diciembre de 2019 · 00:00

Gerardo Sánchez/EL VIGÍA
gsanchez@elvigia.net

| Ensenada, B. C.

¡Luuuucharaaaaán a dos de tres -o más- puntos de acuerdo, sin límite de tiempo!, fue el grito ausente, pero que podría sintetizar la agitada e intensa sesión de Cabildo, más entretenida y divertida -para los espectadores- que la reciente pelea del Andy Ruiz.

El respetable público -como dirían los cronistas de la lucha libre- estaba dividido en tres bandos: los simpatizantes de los regidores Miguel Orea Santiago y Raúl Vera Rodríguez y los apoyadores del alcalde, Armando Ayala Robles y la amorfa e indefinible 4T municipal.

El tercer sector de los asistentes, quienes sin pertenecer a ninguno de los otros bandos -¿rudos o técnicos?-, presenciaban cómo los señalamientos, acusaciones, puyas, directas e indirectas se intercambiaban, junto con las miradas burlonas, furiosas, los gestos de enojo, de los participantes en el “encordado” municipal.

Al calor de la discusión de la Ley de Ingresos 2020 y el Presupuesto de Egresos de ese mismo año, los gritos de apoyo se confundían y se entremezclaban: ¡Independiente!, ¡Independiente!, ¡Presidente!, ¡Presidente!, en una vocería que constantemente interrumpió los trabajos edilicios.

Los “referis” del encuentro -Ayala Robles y Rubén Best Velasco, secretario fedatario- poco podían hacer para mantener el orden y sus llamados de atención tenían poco efecto entre los aguerridos porristas, que se callaban exactamente cuando les daba la gana.

El intercambio verbal no fue sólo entre los integrantes del Cabildo, sino también entre ediles y público asistente.

Se caldean los ánimos
Momento cumbre de la función “luchística”-“edilística”, fue cuando la regidora Alejandra Camargo Gutiérrez, sorprendió a los ahí reunidos, al emitir en el micrófono un tajante y feroz: ¡Cállate!, dirigiéndose a quien desde la gradería, interrumpía constantemente su participación y la interpelaba.

El intercambio de insultos y acusaciones también se dio entre los porristas de ambos bandos, en una sesión en la que se contó con un fuerte operativo policiaco en previsión de que la pasión desbordara los ánimos.

Como en el mundo de la lucha libre, tras los costalazos, escupitajos, lanzamientos desde la tercera cuerda, etcétera, rudos y técnicos regresaron a sus respectivas esquinas, a prepararse para la siguiente batalla, pues la función siempre debe continuar…
 

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