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Celebran a la Virgen

Cientos de creyentes acudieron a la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe para honrar a la “Morenita del Tepeyac”
viernes, 13 de diciembre de 2019 · 00:00

Karla Padilla/EL VIGÍA
kpadilla@elvigia.net | Ensenada, B. C.

Al unísono de “La Guadalupana”, cientos de creyentes entraron en procesión para celebrar la misa en honor a la Virgen de Guadalupe en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, oficiada por el obispo de la Diócesis de Ensenada, Rafael Valdez Torres.

Mamás y papás que acudieron con sus hijos vestidos como San Juan Diego, como la Virgen María, o como indígenas, escucharon las palabras del obispo, al decir que los católicos acuden a la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, presidida por la Santísima Virgen María, porque celebran su devoción.

Hubo quienes, con bebés en brazos, entraron de rodillas a la catedral hasta llegar al altar, como una manda en agradecimiento a la Virgen por interceder ante su hijo Jesús y brindarles algún milagro.

“Venimos todos a visitarla, venimos todos a decirle y hablarle de nuestra realidad, de nuestra vida, de nuestras preocupaciones, de nuestros sueños, así como en aquella ocasión en 1531 lo hizo Juan Diego, cuando se distraía un poco por la preocupación que tenía de la salud de su tío Juan Bernardino”, dijo el jerarca de la Iglesia católica en el puerto.

Madre de la Iglesia
Los creyentes, atentos, escucharon a Valdez Torres al decir que es necesario ver a María como una madre que acerca a todos a su hijo Jesús, que se preocupa por cada uno de sus hijos y que está dispuesta a no abandonarlos.

“La misión del Tepeyac se prolonga para siempre en este pueblo, por eso estamos aquí, por eso la invocamos, porque ella continúa viéndonos con sus ojos de madre a cada uno de nosotros; aprendamos a verla nosotros con ojos de hijos”, expresó.

Valdez Torres señaló que es a la Virgen de Guadalupe a quien se le puede contar sobre nuestras preocupaciones personales, familiares y sociales, de expresarle esa necesidad de tener una solución.

Además de los problemas propios como los económicos y personales, el Obispo destacó que unidos se le debe pedir por las situaciones graves que afligen a la comunidad, como la poca fe en su hijo Jesucristo, la falta de caridad, la acedia de quienes decidieron consagrar su vida, el cansancio de los agentes de pastoral, la violencia y la sangre que se derrama todos los días en México, las ideologías que destruyen el modelo tradicional de la familia, la pérdida de valores, entre otras.

“Pero aquí estamos como sus hijos, porque estamos seguros de su amor materno y confiamos en ella, porque sentimos escuchar en nuestro corazón, no sólo en nuestros oídos, sino en nuestro corazón aquellas dulces palabras que dirigió a su amado Juan Diego”, dijo.

 

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