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250 Años, una reflexión

Dice el dicho: “de la vista nace el amor”. Si no conocemos nuestra tierra, no seremos capaces de amarla; entre menos se conoce una región, menos se le quiere, y una parte fundamental del conocimiento que deberíamos tener del lugar donde vivimos es su historia
martes, 24 de diciembre de 2019 · 00:00

CARLOS LAZCANO/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

Hace 250 años, en 1769, ocurrieron sucesos extraordinarios en nuestra tierra, la península de Baja California, a la que entonces se le conocía únicamente como California. Es triste hacer notar que en Ensenada, como en todo el resto de Baja California, no se conmemoraron estos hechos ni siquiera se les mencionaron, en un lamentable olvido de nuestra historia, lo que nos está acarreando ya problemas.

Entre otras cosas se dio inicio a la Nueva California, la que posteriormente se llamó Alta California y que hoy es la California estadounidense. El inicio de la provincia de la Nueva California se dio con la fundación de la misión de San Diego de Alcalá, la que progresó hasta ser la hoy ciudad de San Diego, California.

Cabe destacar que sin el fundamental apoyo de nuestras misiones, la Nueva California nunca se habría logrado. Toda la planeación para establecer la Nueva California se llevó a cabo en la Antigua California. Además, la gran mayoría de los recursos para llevar a cabo las expediciones y la fundación, fueron aportados por las misiones de la Antigua California, tanto materiales como humanos.

Ganado, granos, ornamentos religiosos, caballos, mulas, burros, todo tipo de enseres, etc. fue parte de la donación generosa de la Antigua California, así como buen número de personas entre indígenas, vaqueros, ganaderos, carpinteros, herreros, agricultores, etc.

DEUDA HISTÓRICA
La Nueva California tiene una gran deuda histórica para con la Antigua California, ya que toda esta donación tuvo sus consecuencias para la península, en donde las carencias han sido desde siempre.

Hasta principios de 1769, el avance misional llegaba hasta San Fernando Velicatá, la civilización occidental aún no llegaba a San Quintín, Ensenada y la región de Tijuana. Precisamente, con las expediciones a San Diego, finalmente, fue abierto el camino real que unió al noroeste de Baja California con el resto peninsular.

Fue a partir de dicho año que todo lo que es la región San Quintín-Ensenada-Tijuana empezó a desarrollarse.

En ese año, además de la fundación de San Diego se abrió todo el camino de la Alta California y se descubrió la Bahía de San Francisco. Los inicios históricos de la Alta California se dan desde la Antigua California.

PROBLEMA DE DESARRAIGO
Como ya es bien sabido, ya desde hace muchos años, se ha estado buscando que la historia no se enseñe en las escuelas, mucho menos las historias regionales y locales.

Esta situación ha estado logrando que la inmensa mayoría de los que viven en Ensenada no tengan ni un mínimo de conocimiento de nuestra historia local. Digo que esto nos está ocasionando problemas debido a que se propicia un desarraigo. Entre menos se conoce una región, menos se le quiere, y una parte fundamental del conocimiento que deberíamos tener del lugar donde vivimos es su historia.

Es por eso, que muchos llaman a nuestra tierra “Baja”, ignorando que ese no es su nombre. Y precisamente la popularidad del término “Baja” es por desconocer nuestra historia y así fácilmente se dejan llevar por la tendencia estadounidense a llamarnos “Baja”, ya que allá consideran que la única California que existe es la de ellos. Y precisamente por ese gran desconocimiento que tenemos de nuestra tierra, poco a poco los estadounidenses se han estado apropiando de ella, y ya empezamos a ver áreas completas que ya no son nuestras.

Otra de las caras trágicas de desconocer nuestra historia es que suelen llevar a la gente a no amar las regiones. Es muy cierta esa sentencia que dice “de la vista nace el amor”, es decir, para amar algo hay que conocerlo. No puedes amar lo que desconoces.

Esa es una de las razones por las que en nuestra política abundan los personajes corruptos. En el sector político es donde más se desconoce nuestra historia, historia natural y otros conocimientos esenciales para la identidad y cultura que nos conforma.

SI NO SE CONOCE, NO IMPORTA
Quien no ama la región donde vive, no le importará lo que le pase. Es por ello que, en los últimos años, hemos tenido numerosos presidentes municipales corruptos y ladrones, que lejos de cumplir con sus obligaciones, se han dedicado a robar y esquilmar el dinero público.

Los baches son una de esas caras de nuestra corrupción. Igualmente el aumento de la inseguridad y tantos otros males que hoy nos aquejan.

La enseñanza de nuestra historia local y regional, el aprendizaje de nuestra historia natural, el conocimiento geográfico de nuestra bahía deberían ser asignaturas fundamentales de la primaria y secundaria. En buena parte lo que nos está ocurriendo es por falta de ellas.

No respetamos nuestra tierra porque no la conocemos, además de que permitimos que una bola de ineptos nos gobierne y manipule, con las consecuencias que cada día padecemos.

RICA HERENCIA HISTÓRICA
En Baja California tenemos una rica herencia histórica, es una lástima que no se le quiera enseñar en las escuelas o que los padres la desconozcan y no se la enseñen a sus hijos. Igualmente estamos rodeados de una región natural maravillosa, de la que casi nadie sabe nada y la que no se enseña a conocer ni a respetar en las escuelas.

No por nada, se aplaude más a unos gringos que participan en unas carreras, que a los científicos que estudian nuestras regiones naturales, nuestra historia, cultura y tradiciones.

Se conoce más de unas máquinas, automóviles y corredores, que depredan nuestras regiones naturales, que las especies de flora y fauna que dan vida a nuestras regiones naturales. Es triste.

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