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La otra visión del Valle de los Cirios: una riqueza cultural II

En el siglo XVII se dieron los primeros intentos hispanos por ocupar este valle. A partir de las misiones se establecieron ranchos que dieron inicio a una serie de tradiciones que se conservan hasta hoy día. Vale la pena conocer este aspecto de esta gran región, una de las más bellas de México y del mundo
sábado, 20 de abril de 2019 · 00:00

CARLOS LAZCANO SAHAGÚN/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

La península de Baja California fue descubierta desde la primera mitad del siglo XVI, gracias a las navegaciones enviadas por Hernán Cortés, quien personalmente estuvo en la región más de un año entre 1535 y 1536. El primer español que navegó la costa del actual Valle de los Cirios fue Francisco de Ulloa, a cargo de la última de las navegaciones que enviara Cortés, en 1539. Ulloa visitó dicha costa, tanto del lado del Golfo de California como del Océano Pacifico, y fue quien tuvo los primeros contactos con los cochimí, sobre todo en la Isla de Cedros, en la que permaneció durante tres meses. Posteriormente hubo otros navegantes que recorrieron dichas costas, entre ellos Juan Rodríguez Cabrillo (1542-1543) y Sebastián Vizcaíno (1602-1603), entre los más relevantes.

No fue sino hasta bien entrado el siglo XVIII que se dieron los primeros intentos hispanos por ocupar lo que hoy es el Valle de los Cirios.

Fue el misionero jesuita de origen croata, Fernando Consag, quien exploró extensamente el valle y fundó en su interior la primer misión del hoy Estado de Baja California, la de Santa Gertrudis La Magna, cuyos trabajos inició desde 1737.

Para sus trabajos en el Valle de los Cirios, Consag partió de la misión de San Ignacio Kadaakaamán, la más norteña en ese tiempo de las misiones californianas.

Gracias a sus trabajos se pudo avanzar en las Californias y de esta manera abrir camino para las siguientes fundaciones, ya que Consag exploró mucho más al norte, hasta alcanzar la desembocadura del Río Colorado. La historia del Valle de los Cirios se encuentra muy ligada a la figura de Consag, ya que además de explorar intensamente escribió extensos informes sobre esta región, hablando de sus grupos cochimí, de su flora, su fauna, su geología, y muchos aspectos más. Consag fue el primer naturalista del Valle de los Cirios.

CUATRO MISIONES
Los misioneros establecieron cuatro misiones en el Valle de los Cirios; la ya citada Santa Gertrudis (1737), la de San Francisco de Borja ADac (1762), la de Santa María de los Ángeles (1766), y la de San Fernando Velicatá (1769), las tres primeras jesuitas y la última franciscana.

Con la presencia de los misioneros dio principio toda una nueva tradición cultural, muy del desierto bajacaliforniano, que en parte aún subsiste hasta nuestros días. Los misioneros jesuitas introdujeron la cultura occidental en el Valle de los Cirios. Al fundar las primeras misiones establecieron los primeros núcleos de población y fueron trazados amplios caminos misionales que aún siguen en uso.

Con las misiones fueron establecidos una serie de ranchos, los que dieron inicio la ganadería y la agricultura en la región, llegando así los primeros oficios que dejaron una tradición viva. Me refiero a los ranchos, vaqueros y ganaderos, quienes siguen utilizando los viejos caminos y preservan viva las tradiciones y usos vaqueros que surgieron en aquel entonces.

Cuando fueron expulsados los jesuitas, en 1768, llegaron los misioneros franciscanos quienes sólo permanecieron cinco años, siendo sustituidos por los misioneros dominicos, quienes permanecieron en la península por 70 años. Estos misioneros construyeron los excelentes edificios misionales de las misiones de Santa Gertrudis y San Francisco de Borja.

El camino misional entre Santa Gertrudis y San Francisco de Borja es uno de los mejor conservados, además que discurre entre un escenario excepcional, donde destaca el Cañón del Paraiso (así, sin acento). Se pasa por antiguos ranchos y parajes el recorrido entre ambas misiones es de entre cinco y seis días, ya que son más de 100 kilómetros por un camino accidentado, pero sumamente hermoso.

En este recorrido se pasa por ranchos que vienen del tiempo de las misiones, sitios de arte rupestre, sitios misionales, se puede apreciar flora endémica y particular como el cirio, la palma azul, el cardón, el torote, el ocotillo, entre mucha más. Igualmente es posible apreciar algo de la fauna local, sobre todo el borrego cimarrón, venado, coyote y pumas. El recorrido tiene parajes bellos para acampar, e igualmente la gente de los ranchos es muy hospitalaria y permiten acampar en sus predios, apoyando a los jinetes y caminantes.

TRADICIONES AÑEJAS
Una de las tradiciones mejor conservadas son las fiestas patronales de ambas misiones, las que congregan a muchísima gente. La de Santa Gertrudis viene celebrándose desde 1751, y es la más antigua del Estado de Baja California. Se lleva a cabo alrededor del 16 de noviembre de cada año. La de San Francisco de Borja se lleva a cabo el 10 de octubre de cada año, y se celebra aquí desde la fundación misma de la misión, en 1762.

Ambas fiestas son muy bonitas y durante ellas hay procesión, paseo del santo, mañanitas, velación, cabalgatas, carreras de caballos, suelen celebrarse bautismos y bodas, juegos mecánicos, comidas y bailes. Reúnen a toda la gente de los ranchos y los poblados de la parte sur del Valle de los Cirios. Conviene mencionar que fue en estas misiones que dio inicio la tradición vinícola de Baja California, la que hoy tiene un gran auge en el Valle de Guadalupe. Aún en estos días en la misión de Santa Gertrudis se sigue haciendo vino al estilo misional.

Del siglo XIX dentro del Valle de los Cirios se conservan importantes vestigios de pueblos mineros hoy fantasmas. Destacan los pueblos del Arco, Campo Alemán, Calmallí y El Mármol, que fueron importantes minerales de oro, pero que hoy solo son fantasmas en medio del desierto, y ofrecen visiones únicas y muy especiales, como viejos panteones, cementerios de automóviles, incluso con vehículos de hace 100 años.

En el siglo XX, sobre todo a partir de la segunda mitad se ha venido desarrollando la actividad pesquera, la cual hoy representa un importante ingreso para los habitantes. Otra actividad de dicho siglo es el turismo, sobre todo orientado hacia la naturaleza.

El Valle de los Cirios es una región frágil en todos sus aspectos, incluyendo su cultura actual, con toda la carga milenaria que lleva consigo. Vale la pena conocer este aspecto de esta gran región, una de las más bellas de México y del mundo.

Los misioneros jesuitas introdujeron la cultura occidental en el Valle de los Cirios; al fundar las primeras misiones establecieron los primeros núcleos de población y fueron trazados amplios caminos misionales que aún siguen en uso
 

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