RAíces

Los primeros habitantes de la Ensenada de Todos Santos

Aunque se considera el 15 de mayo de 1882 como la fecha de fundación de la ciudad de Ensenada, la bahía cuenta con una ocupación humana kumiai que data de más de mil años. En la medida en que la presencia hispana empezó a consolidarse, los kumiai se fueron yendo y refugiándose en la sierra, en donde aún permanecen, ya muy diezmados y marginados
sábado, 27 de abril de 2019 · 00:00

CARLOS LAZCANO/COLABORACIÓN

carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

 

El poblamiento de la península de Baja California ocurrió como parte de las corrientes migratorias, que desde Siberia fueron cruzando el Estrecho de Bering durante la última de las glaciaciones que ocurrieron en el planeta. Este proceso se inició hace unos 30 mil años y culminó hace 10 mil, con el fin de las glaciaciones.

Los vestigios humanos más antiguos que han sido localizados en la península datan de unos 12 mil años atrás y se les considera parte de las llamadas culturas “paleoindígenas”. En aquel tiempo el clima era más húmedo y abundaban ciertos cuerpos de agua como el de la Laguna Chapala, entre otros, y sirvieron de refugio a estos antiguos grupos humanos.

 

12 MIL AÑOS ATRÁS

En la región de San Ignacio, Baja California Sur, han sido localizadas tres puntas de piedra tipo “Clovis”, cuya antigüedad se remonta a unos 11 mil a 12 mil años atrás. Igualmente fue localizada una en la Isla de Cedros. La cultura Clovis se caracterizaba por vivir en buena parte de la cacería de la megafauna del pleistoceno, para lo cual hacían un tipo de punta que los arqueólogos llaman “Clovis”, caracterizada por su gran tamaño. Con estas puntas cazaban mamuts y otros grandes animales.

 

10 MIL AÑOS ATRÁS

El conchero de los Alacranes, localizado en la costa del ejido Erendira fue datado en una edad de 10 mil años. Sus vestigios corresponden a la cultura San Dieguito, también parte de los paleoindios. Los San Dieguito se desarrollaron en la península alrededor de 2 mil 500 años y explotaron los recursos naturales de una manera más intensa. Les tocó vivir la desertificación de la península, por lo que tuvieron que responder a estos cambios para poder sobrevivir.

Los recursos marinos fueron trabajados por estos grupos, y así nos dejaron una serie de concheros muy antiguos a lo largo de la costa del Pacífico de nuestro municipio. En estos sitios acumulaban conchas y huesos, producto del consumo de alimentos del mar. Otro sitio San Dieguito que se ha localizado en el municipio de Ensenada es el que está en la comunidad del ejido Zaragoza, al norte del Valle de Guadalupe. Aquí la explotación fue muy diferente a la de la costa, ya que disponían de mamíferos y otros animales terrestres, además de plantas y semillas.

En la bahía de Ensenada es muy posible que los concheros de la punta de la península de Punta Banda, así como el conchero de Las Rosas, pertenezcan a antiguos grupos San Dieguito, cuya edad podría remontarse a más de 8 mil años atrás. Sin embargo, hacen falta estudios para corroborar esto.

Otros sitios muy antiguos que han sido datados en el municipio de Ensenada son también concheros: Punta Negra, con 8 mil 800 años; Punta Minitas, con 7 mil 20 años; Bahía de San Quintín, con 6 mil 115 años; y Bahía de los Ángeles, con 6 mil 100 años.

 

SIGLO XVI

A la llegada de los españoles a la Ensenada de Todos Santos, habitaban en ella los indígenas del grupo kumiai, quienes ya tenían en la bahía cuando menos mil años de permanencia. A los kumiai de Ensenada se les llamaba los “Ti-pai” que quiere decir los “hombres altos”. Se trataba de grupos recolectores y cazadores semi nómadas cuyas formas de vida eran bastante primitivas y muy bien adaptadas al entorno natural de la bahía. Los kumiai eran parte de los grupos yumanos, los que ocupaban toda la parte norte de la península.

En esos años la península era ocupada por cuatro grandes familias lingüísticas o grupos étnico-culturales. En el extremo sur, en la región de los Cabos se encontraban los Pericú. Entre la bahía de La Paz y la región de Loreto estaban los Guaycura. Desde Loreto hasta la región sur de El Rosario se encontraban los Cochimí, y desde el Rosario hasta todo el norte penínsular, los yumanos.

Fueron numerosos los grupos yumanos, pero de ellos actualmente solo sobreviven cuatro: los kumiai, los kiliwa, los cuapá y los pa-ipai. Entre todos juntos son alrededor de mil individuos.

 

ENSENADA Y LOS KUMIAI

Aunque se considera el 15 de mayo de 1882 como la fecha de fundación de la ciudad de Ensenada, en realidad la bahía cuenta con una larga ocupación humana. Fueron los kumiai los habitantes milenarios de la Ensenada de Todos Santos. Se trataba de grupos nómadas que llegaban a la bahía por temporadas, principalmente durante el otoño e invierno, ya que este tiempo el alimento escaseaba tanto en el desierto como en la sierra, pero en la costa siempre lo había y en abundancia. Los vestigios encontrados en los concheros nos dicen que los indios kumiai se alimentaban de todo tipo de mariscos, principalmente moluscos como el abulón, el choro, varias especies de almejas y caracoles, lapas, cangrejos, langosta, entre lo más importante.

Igualmente aprovechaban varias especies de peces, pero el que más capturaban es el que llamamos “vieja”, quizá porque era el más fácil de atrapar. También atrapaban mamíferos marinos como la foca, el lobo marino y los delfines. Las aves marinas no escapaban como la gaviota y el pelícano, además de patos, cormoranes y otras especies.

Ciertamente es fascinante ir descubriendo esas formas de vida de la primera Ensenada, cuando los kumiai nombraban a esta región “Pa-Tai”, la tierra de los hombres altos. Vivían en pequeñas aldeas, principalmente hacia las orillas de las lagunas costeras, pero también frente al mar, sobre todo donde era más fácil construir resguardos, o utilizar cavidades, pero sobre todo que se dispusiera agua fresca, ya sea por los arroyos o por algún manantial, que aquí los había en abundancia. Donde hoy está el Bajío había una gran laguna costera que atraía a los kumiai, ya que ahí podían cazar patos y navegar para pescar.

Construían unas pequeñas chozas de forma casi triangular, con ramas de sauce o de tule. Ahí cabían unas cuantas personas que se calentaban adentro con una fogata. Con el tule de las lagunas costeras hacían unas balsas en las que solían desplazarse hasta la isla Todos Santos, en donde nos han dejado sus evidencias.

Además de los alimentos que daba el mar, utilizaban otros como complemento de su dieta, por ejemplo la bellota. En la Ensenada de aquel entonces había un gran encinal, el cual aprovechaban ampliamente los kumiai. En las temporadas en que abundaba la bellota, la pitaya y el ágave, hacían una gran celebración en que se compartía el alimento y se hacían juegos y competencias. También había ceremonias mágico-religiosas en que el kusiyai (hechicero o chamán) establecía contacto con los muertos y con los espíritus del más allá.

 

GRANDES ARTISTAS

Fueron los antiguos kumiai los primeros artistas que hubo en Ensenada. La pintura rupestre del conchero de Las rosas (cercana al hotel Las Rosas, en la entrada a Ensenada) atestigua este arte, igualmente pendientes de concha y otros elementos.

Varias rancherías había en ese tiempo, y entre todas reinaba cierta armonía. Los kumiai de fuera de la bahía, los que vivían en San Juan Bautista (La Misión) y en El Descanso eran los que llamaban Pa-Tai a los kumiai de Ensenada, no tanto porque físicamente fueran más altos, sino por su espíritu de liderazgo y de mayores alcances. No hay que olvidar que los kumiai de Ensenada fueron de los más rebeldes ante la presencia hispana, y nunca aceptaron la evangelización.

Los primeros misioneros los trataron con gran cariño, empezando por los franciscanos fray Juan Crespí y fray Junípero Serra, quienes estuvieron en Ensenada en abril y mayo de 1769. Fue la primera vez que hispanos llegaban por tierra a la bahía. Anteriormente los navegantes arribaban con cierta frecuencia, siendo el primero Juan Rodríguez Cabrillo, quien desembarcó en septiembre de 1542, aunque no estableció contacto con los kumiai por encontrarse estos en sus recorridos por la sierra. El primer europeo que los conoció fue Sebastián Vizcaíno, en 1602, quien hace sus primeras descripciones.

En la medida en que la presencia hispana empezó a consolidarse en el norte de Baja California, es esa medida los kumiai fueron siendo desplazados. Pero no se conformaron tan fácilmente.

Varias rebeliones organizaron los kumiai de Ensenada, e incluso llegó a desviarse el camino misional de la bahía, ya que sus kumiai atacaban a todo aquel que se aventurara en su territorio. Pero aún así los kumiai ya no podían oponerse a esa nueva presencia, y poco a poco se fueron yendo, refugiándose en la sierra, en donde aún permanecen, ya muy diezmados y marginados.

El último gran líder de los kumiai de Ensenada fue el famoso Jatñil, quien llegó a ser además el líder de todos los kumiai, y llegó a ser temido, aun por la fuerzas presidiales puestas en su contra. Clemente Rojo lo entrevista en Ensenada en 1848.

Para los kumiai la fundación de la ciudad de Ensenada significó su exilio de la bahía. Fue Juan Manuel Ruiz, el “primer propietario de Ensenada”. Esto sin tomar en cuenta a los kumiai que ya llevaban viviendo en ella milenios. Así, fueron surgiendo títulos, quitándole a los indios arbitrariamente, cada metro cuadrado de su antiguo territorio. Para fines del siglo XIX ya habían sido desplazados, haciéndoles a un lado del devenir de la naciente ciudad. Los nuevos dueños de la bahía, ni siquiera se dieron cuenta que existieron.

 

 

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