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En busca de los restos de Juan María Salvatierra

A causa de su muerte repentina en Guadalajara, los restos del misionero jesuita fundador de las Californias fueron enterrados en el antiguo Colegio Jesuita y luego trasladados al templo de San Felipe Neri; sin embargo, se están buscando apoyos para que sus restos sean identificados y poder darles sepultura en la tierra que tanto amó
sábado, 7 de septiembre de 2019 · 00:00

CARLOS LAZCANO SAHAGÚN/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

En el año 2017, el V Festival de la Antigua California lo dedicamos a la figura histórica del misionero jesuita Juan María Salvatierra, quien fuera el fundador de las Californias, en 1697, al establecer la misión de Nuestra Señora de Loreto y dar inicio a lo que actualmente es el Estado de Baja California Sur, región conocida entonces como California, es decir, fue la primera y original California.

El padre Salvatierra murió en Guadalajara, el 18 de julio de 1717. Viajaba Salvatierra de California a la Ciudad de México para informar al virrey sobre la situación de las misiones, pero viejos padecimientos se le agravaron en este recorrido, al grado que falleció cuando llegó a Guadalajara. Salvatierra murió en el antiguo Colegio Jesuita de dicha ciudad, y fue sepultado ahí mismo, junto a la capilla dedicada a Nuestra Señora de Loreto (actualmente la Biblioteca Octavio Paz, de la Universidad de Guadalajara), la que el mismo Salvatierra levantó unos años antes.

Cuando le hicimos el homenaje a Salvatierra, buscamos el sitio donde estuvieran sus restos, con el fin de levantar un busto de él que recordara su gran obra californiana.

Pero al estar investigando, nos dimos cuenta de que el antiguo Colegio Jesuita fue derruido en los años cuarenta o cincuenta del siglo XX, por lo que sus restos ya no se encontraban ahí. Del antiguo Colegio Jesuita únicamente se conservó la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, la que, como ya lo mencioné, es actualmente una biblioteca.

Pronto supe que los restos de Salvatierra, junto con los de todos los jesuitas, que habían sido sepultados en el panteón del antiguo colegio, habían sido trasladados al templo de San Felipe Neri, en el centro de Guadalajara. Al parecer, estos restos habían sido sepultados revueltos, sin que se diferenciara de quienes eran, solo que eran de los antiguos jesuitas que ahí habían muerto.

TEMPLO DE SAN FELIPE NERI
El templo de San Felipe Neri es uno de los más hermosos de Guadalajara, destacando sobre todo por su gran campanario. Fue construido a lo largo de 50 años, entre 1752 y 1802. La construcción la dirigió el alarife Pedro José Ciprés.

El templo empezaron a utilizarlo sacerdotes de filiación filipense, que se habían establecido en la ciudad a en el último cuarto del siglo XVII.

El templo fue dedicado a Nuestra Señora de la Asunción y, por un largo periodo, los filipenses estuvieron en paz realizando las tareas de la orden; tiempo después, la expulsión de varios padres causó problemas internos, hasta que en 1850 los filipenses abandonaron el recinto que fue habitado por las Hermanas de la Caridad y tiempo después los jesuitas.

Este templo es un buen ejemplo de la arquitectura barroca en Guadalajara. La fachada, que alberga las imágenes de San Felipe y San Francisco de Asis, está labrado al estilo plateresco, siendo coronado por una torre pomposa, es considerada por arquitectos como uno de los recintos religiosos más preciados del occidente del país. El interior del templo es de estilo neoclásico, lo destacable son los 14 óleos del célebre pintor Miguel Cabrera.

Es en este hermoso templo, descansan los restos de Salvatierra; sin embargo, dar con ellos no será nada fácil, si es que se emprende la búsqueda.

Lo comento porque ya hace tiempo un grupo historiadores de la ciudad de La Paz, están buscando la manera de que los restos de Salvatierra sean identificados y trasladados a La Paz, con el fin de depositarlos en la Rotonda de los Hombres Ilustres de Baja California Sur. Acción muy loable que hace honor a la figura de quien fuera el fundador de estas tierras y quien diera su vida por ellas. Vale la pena recordar a quien, en un acto de amor, fundara la Antigua California.

Será difícil identificarlos ya que, al parecer, se encuentran revueltos con los restos de muchos otros jesuitas. Además, se desconoce si hay descendientes de la familia de Salvatierra, que era oriunda de Milán, Italia, con el fin de hacer las correspondientes pruebas de ADN que facilitarían la identificación de los restos.

Son los miembros del grupo Cahel, Californios Amigos de la Historia y los Estudios Locales, quienes han tenido esta iniciativa y, actualmente, se encuentran en busca de los apoyos necesarios para llevarla a cabo y que los restos de Salvatierra descansen en la tierra que más amó.

FUNDADOR DE MISIONES
Recordemos que el padre Salvatierra nació en Milán, Italia, en 1648. Era miembro de la nobleza y su familia era muy rica, descendiente de los duques de Milán.

Ingresó a la Compañía de Jesús, los jesuitas, y en 1675 fue enviado a México, en donde concluyó sus estudios sacerdotales en el Colegio de Tepotzotlán. Se inició como misionero en 1680, en la misión de Chínipas, en la Sierra Tarahumara, Chihuahua, donde laboró durante diez años, fundado varias misiones.

En 1691, cuando era visitador de las misiones de Sonora y Chihuahua conoció al padre Kino, quien se encontraba entre en la Alta Pimería, en Sonora.

Kino lo convenció de que regresaran a California, intento que ya había hecho el padre Kino entre 1683 y 1686, el que terminó fracasando. Después de mucho insistir, el permiso les fue otorgado en 1696, pero solo pudo asistir Salvatierra, llegando a California en octubre de 1697, fundando la misión de Nuestra Señora de Loreto, y dando inicio al proyecto misional y a lo que hoy son las Californias (Baja California Sur, Baja California y California).

Veinte años vivió Salvatierra en la Antigua California, hasta 1717, fundó varias misiones y con el gran apoyo del padre Kino logró consolidar en proyecto misional. En 1704 fue nombrado Provincial de los jesuitas mexicanos, por lo que tuvo que irse a vivir a la Ciudad de México, pero a los dos años regresó, en cuanto concluyó su encomienda.

Ojalá que nuestros amigos del grupo Cahel logren su objetivo y los restos de Salvatierra sean traslados a la antigua California que tanto amó.

De hecho la intención de Salvatierra era morir en esta tierra, pero las circunstancias se lo impidieron y sus restos descansan en Guadalajara, pero esperamos que no sea por mucho tiempo más.

Los miembros del grupo Californios Amigos de la Historia y los Estudios Locales (Cahel) se encuentran en busca de los apoyos necesarios para que los restos de Salvatierra descansen en la tierra que más amó

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