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Día de Muertos bajo Covid-19

Aún con la recomendación de no asistir al camposanto para evitar la aglomeraciones, decenas de personas hicieron fila para ingresar a los panteones
martes, 3 de noviembre de 2020 · 00:00

KARLA PADILLA/EL VIGÍA
kpadilla@elvigia.net | Ensenada, B. C.

Sin música en vivo, ni comidas en familia entre el pasto que cubre las tumbas o grandes altares en las lápidas de los difuntos, es como se vivió el Día de Muertos bajo la nueva normalidad, donde se aplicaron restricciones para mitigar el contagio del Covid-19 entre los ensenadenses.

Aún con la recomendación de no asistir al camposanto para evitar la aglomeraciones, decenas de personas hicieron fila para ingresar a los panteones a visitar a sus seres queridos, a quienes llevan en el corazón, para no dejar pasar la tradición mexicana.

A la entrada, trabajadores de los panteones y policía municipal aplicaron las medidas de seguridad al entrar, prohibieron el ingreso de niños, adultos mayores y mujeres embarazadas, aunque hubo quienes se saltaron las reglas y aún así entraron; tomaron la temperatura en la mano a los peatones y en la frente a quienes ingresaban en vehículo; y el uso de gel antibacterial era obligatorio para todos.

Y a pesar de las restricciones, el panteón lucía con vida, mientras algunas personas entraban con ramos de flores, otras salían con palas y cubetas, porque las reglas implementadas para este año no permitieron el acceso a grupos mayores de cuatro personas, los grupos musicales o estar más de una hora en el lugar.

LA GENTE OPINÓ
Para Raquel Rodríguez, quien acudió acompañada únicamente de un familiar a visitar a su ser querido, le parecieron adecuadas las restricciones implementadas en esta ocasión debido a la pandemia, pues es una manera de procurar evitar los contagios.

Comentó que, a diferencia de muchas personas, su familia acude puntualmente cada semana al panteón a llevarles flores a su familiar difunto, además de asistir el Día de Muertos para celebrar la tradición mexicana.

En cambio, hubo quienes lamentaron la nueva normalidad, que les impide ingresar al cementerio como, hasta hace un año, era costumbre, en familia e incluso con los complementos necesarios para pasar todo el día entre las lápidas de los difuntos.

Graciela González expresó que hace dos años se les permitió instalar una carpa y un asador para hacer una carne asada con la familia y celebrar la vida de quien fue su padre, pero este año lo más que las autoridades les permitieron hacer fue arreglar con flores la tumba de su papá.
 

 

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