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RAÍCES

Semilla en el desierto La misión de Santa Gertrudis La Magna, establecida en el Desierto Central por Fernando Consag en 1751, fue en su momento el límite de la civilización occidental y origen de lo que es hoy Baja California
sábado, 6 de noviembre de 2021 · 02:12

CARLOS LAZCANO/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

Cuando uno viaja hacia Baja California Sur, justo a la mitad de la península, la carretera pasa por una gran región biogeográfica conocida como Desierto Central. En nuestro Estado se le conoce como Valle de los Cirios, y en Baja California Sur como El Vizcaíno. Si hoy nos sorprende y asusta su aridez, imaginémonos como estaría en la primera mitad del siglo XVIII, cuando penetraron a ella los primeros misioneros jesuitas, con la pretensión no solo de evangelizar, sino de civilizar.

Penetrar a esta región le llevó muchos años a estos hombres, quienes lo intentaron a partir de la misión de San Ignacio Kadaakamán, establecida en 1728, actualmente la más norteña de las misiones de Baja California Sur.

Desde mediados de 1730, los jesuitas estaban decididos a seguir avanzando al norte. Así, en 1737 se nombra al misionero croata Fernando Consag como titular de la siguiente misión más allá de San Ignacio. A esta nueva misión se le nombró Nuestra Señora de los Dolores del Norte. En ese tiempo no se conocía muy bien el Desierto Central, así que el padre Consag inició una serie de exploraciones con el fin de encontrar el sitio más adecuado donde fijar la sede de su misión, y mientras tanto la administró desde San Ignacio, cuyo titular era el padre Sebastián Sistiaga.

SEMBRADOR EN TIERRA ÁRIDA
Catorce años le llevó al padre Consag darse cuenta de que en el Desierto Central no existen sitios adecuados para fundar misiones. El mejor que encontró fue un paraje que tenía un pequeño manantial al que nombró La Piedad. Ahí decidió trasladar la sede definitiva de su misión en el verano de 1751.

En los 14 años que anduvo buscando, es decir el lapso entre 1737 y 1751, el padre Consag fue incansable. Desde San Ignacio efectuó numerosas exploraciones en el territorio de su misión, territorio del hoy estado de Baja California y municipio de Ensenada, bautizando a mil indios cochimí, de quienes aprendió la lengua y sus costumbres. Tan largas fueron sus registros que en uno de ellos, efectuado en 1746, alcanzó la desembocadura del río Colorado, dando la demostración final de la peninsularidad de California, además de que registró numerosos parajes que recomendó para futuras misiones. También recorrió buena parte de la vertiente del Pacífico y entabló amistad con muchos de sus grupos indígenas. Penetró al Desierto Central conociéndolo a profundidad y registrando sus parajes más importantes.

De este modo el padre Consag se convirtió en el gran pionero de lo que hoy es el Estado de Baja California. En 1751, justo cuando trasladaba su misión a La Piedad, se le pidieron dos cosas. La primera que la misión cambiaría de nombre a Santa Gertrudis La Magna, debido a que la esposa de quien financió esta misión se llamaba Gertrudis y puso como condición que el establecimiento llevara tal nombre. La segunda petición, la más difícil para Consag, fue que dejara su misión en manos del recién llegado jesuita alemán Jorge Retz, y él se hiciera cargo de San Ignacio, ya que no tenía titular porque el padre Sistiaga se había retirado debido a su edad y salud. Por eso Consag es el gran pionero del Estado, el iniciador y fundador de lo que hoy somos.

Fundar una misión en medio de la nada era, en el tiempo de Consag, evangelizar en el fin del mundo, la frontera de lo conocido de la Nueva España. Durante muchos años eso fue la misión de Santa Gertrudis, los confines de México, el límite de la civilización y cultura occidental, y ese límite lo avanzó hasta ahí el padre Consag. Fue su proyecto de vida y murió en ese desierto, rodeado de sus indios. Una entrega así hoy no se entiende.

TRADICIONES QUE SE CONSERVAN
El templo de la misión de Santa Gertrudis luce hoy en día hermoso. Fue totalmente restaurado gracias a la labor incansable del padre Mario Menghini, otro gran misionero, pero comboniano y de nuestro tiempo. Muchos piensan que ese templo fue la máxima herencia de Fernando Consag. Esto es algo falso. Para empezar, dicho templo nunca lo conoció Consag. Esa construcción data de los años de 1790, cuando Consag ya tenía más de 30 años muerto. Lo levantaron los misioneros dominicos, continuadores de la labor misional de los jesuitas. Pero el que no lo haya hecho Consag no le quita ningún mérito, ya que la misión no la hacía el templo, sino la labor que se desarrollaba, y la labor de Consag nunca fue superada. El valor de la obra de Consag debe medirse no en función de un templo, sino en función de la implantación de la cultura occidental en nuestra tierra. Consag sembró y hoy nosotros cosechamos. La misión de Santa Gertrudis es nada más una de las huellas de Consag, un testimonio de su paso.

Hoy gracias a Consag, y los continuadores de su obra, tenemos viejas tradiciones, como la ganadería y los vaqueros; como la fiesta patronal de Santa Gertrudis, la más antigua del Estado, ya que data de 1751; como la tradición de Semana Santa y Navidad; como la elaboración del vino, así como otros aspectos. Y es que aunque Santa Gertrudis La Magna dejó de funcionar como misión desde 1822, algo de ella sigue vivo, como son esas tradiciones que continúan, las que sus habitantes se encargan que no se pierdan y sigan.

Santa Gertrudis La Magna representa los inicios de nuestra identidad, de nuestras raíces y el que puso las primeras semillas del presente fue Consag.

Actualmente ¿quién siembra valores en Baja California? ¿quién da su vida por esta tierra? ¿quién abandona títulos, honores, privilegios para que esta tierra mejore? ¿quién ofrece lo mejor de sí mismo para que Baja California avance? ¿quién ama a Baja California? ¿quién nos da ejemplos de entrega y fe en el futuro como nos lo dieron los misioneros? ¿quién continúa la obra iniciada por nuestros fundadores? ¿quién mantiene sus valores, esos que nos dieron rumbo y sentido y que hoy por hoy parece que se han perdido?

Santa Gertrudis La Magna representa nuestros difíciles inicios y Fernando Consag la fe, la perseverancia y amor de un hombre por sus semejantes, los indios cochimí, en cuyo nombre fundó lo que hoy somos. Por desgracia esta historia es muy poco conocida y no se enseña en las escuelas. Ningún libro que presente la historia oficial de Baja California hablará sobre Fernando Consag, ni de los humildes inicios en Nuestra Señora de los Dolores del Norte-Santa Gertrudis, ni tampoco que hubo un fundador de nuestro Estado, ni los valores que lo motivaron, ni mucho menos que todo lo hizo por amor.
 

 

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