Daña contaminación vías respiratorias y sistema nervioso

KARLA PADILLA/EL VIGÍA
kpadilla@elvigia.net | Ensenada, B. C.

La contaminación ambiental no solo provoca enfermedades respiratorias, sino también daños a la salud relacionados con el sistema nervioso central o la producción de eventos vasculares cerebrales (EVC), además del aumento de la mortalidad por enfermedades respiratorias y enfermedades cardiovasculares.

Omar Ceballos Zúñiga, neumólogo y miembro del Comité Científico de la Secretaría de Salud del Estado, explicó que existen diferentes fuentes de contaminación del aire y, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las principales son las que provienen del transporte, el tránsito y la producción de energía.

Sin embargo, destacó que hay otras fuentes de contaminación intermitentes, como la quema de basura o algunas prácticas agrícolas que contaminan el aire y el suelo, las tormentas de polvo o el uso de energía doméstica, como aquellas que utilizan la quema de madera o carbón para la calefacción.

Ceballos Zúñiga comentó que entre las principales enfermedades que se pueden ocasionar por estos contaminantes son los daños en las vías respiratorias, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), crisis de asma, presencia de asma o cáncer de pulmón.

Asimismo, otros daños a la salud pueden ser en el sistema nervioso central, la producción de eventos vasculares cerebrales (EVC) o el desarrollo de demencias o de enfermedad de parkinson, enfermedades cardiovasculares, isquémicas, arritmias, insuficiencia cardiaca o favorecer el desarrollo de diabetes.

El especialista comentó que uno de los principales contaminantes en espacios cerrados es el tabaco, que al mismo tiempo se convierte en uno de los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedades respiratorias, pero la contaminación ambiental también va a influir para favorecer los padecimientos antes mencionados.

Finalmente, destacó que no todas las personas van a tener la misma susceptibilidad de desarrollar algún evento agudo o algún evento crónico, por lo que las personas más susceptibles son los adultos de la tercera edad, infantes, mujeres embarazadas o aquellas personas que tienen alguna enfermedad crónica, principalmente los asmáticos que no lleven tratamiento antiinflamatorio.