“Jesús invita a la sencillez, servicio y amor”: Obispo

KARLA PADILLA/EL VIGÍA
kpadilla@elvigia.net | Ensenada, B. C.

Las fiestas, regalos y celebraciones no son Navidad si no están relacionadas con el nacimiento de Jesús, que llegó al mundo en condiciones de pobreza y humildad para que todos tuvieran la oportunidad de acercarse a Él, señaló Rafael Valdez Torres. 
Durante la homilía del día de Navidad, el obispo de la Diócesis de Ensenada indicó que la situación en la que nació Jesús es el signo con los que demuestra su acercamiento a toda la humanidad, asumiendo la humildad y la sencillez, desde donde envía el mensaje de la salvación. 
“Y para acercarnos a Él, para vivir con Él se requiere asumir esos gestos de Jesús, ser sencillos, ser humildes, dejar la soberbia, ser pobres y ser auténticos; no es que los ricos, los poderosos, no puedan acercarse, lo pueden hacer, solo hay que bajar de ese pedestal de la soberbia hacia la humildad, y los humildes tienen el camino derecho, directo hacia nuestro Señor Jesucristo”, expresó.
Valdez Torres recordó que Jesús invita a la sencillez, el servicio y el amor, sin poner trabas a nadie para que se acerque, con signos comprensibles incluso para los más humildes, pues viene a salvar a la humanidad del pecado y traer paz, implantar la justicia y sembrar el amor en el corazón de cada uno de sus hijos.

CELEBRAR EL NACIMIENTO
“Nunca nos debemos cansar de celebrar el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, porque esa es la navidad, celebramos el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo y si no celebramos en atención a Jesucristo y su nacimiento no es Navidad, son otras fiestas de diciembre, son fiestas familiares, son fiestas de consumismo, son fiestas de cualquier otro motivo”, reiteró.
El jerarca de la Iglesia católica en Ensenada añadió que los bautizados pueden salvarse siguiendo el camino del Señor, de sencillez y humildad, pues mientras se permanezca en la soberbia, el orgullo y las vanalidades no se podrá seguir a Jesús.
“La Navidad es una invitación a cada uno de nosotros a cuestionarnos, qué estilo de vida estoy llevando, qué debo corregir en mi vida, ¿soy capaz de dejarme interpelar por ese signo de un niño envuelto en pañales en un pesebre? ¿Sé reconocer en esa humildad a mi salvador? ¿Entiendo el acontecimiento que celebro o solo lo digo para un momento de alegría terrena, de alegría corporal olvidándome de lo espiritual? Todo lo que hacemos, los regalos, las felicitaciones, los abrazos, lo debemos vincular al nacimiento de nuestro señor Jesucristo, si lo desvinculamos de ahí, carecen de sentido”, concluyó.