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Llama el obispo en Cuaresma a reflexionar sobre el pecado

lunes, 22 de febrero de 2021 · 00:00

KARLA PADILLA/EL VIGÍA
kpadilla@elvigia.net | Ensenada, B. C.

El primer domingo de la Cuaresma se propone reflexionar sobre la realidad humana ante las tentaciones y esa lucha que los bautizados deben tener contra el pecado, señaló Rafael Valdez Torres, obispo de la Diócesis de Ensenada.

Durante la homilía de este domingo, el obispo recordó que Jesús fue llevado por el Espíritu Santo al desierto, “lugar de la hostilidad, del calor, de la soledad, de las pruebas y donde surge la desesperación, para enseñarnos que a veces necesitamos de ello para nuestro crecimiento”.

“Nos enseña a nosotros que también necesitamos ese espacio, la algarabía de la vida, la superficialidad y tantas cosas nos impiden darnos cuenta de nuestra propia realidad y vivimos en una situación en donde no se reflexiona, donde no se toma cuenta a Dios”, expresó.

Durante este tiempo de Cuaresma, mencionó, es importante retirarse para estar un momento a solas con Dios, en donde la oración, la reflexión y el análisis de nuestra vida nos haga entender que sobre la necesidad de la conversión y la oportunidad para volver a Dios.

Resistir tentaciones
Monseñor indicó que en la vida siempre habrá tentaciones e invitaciones al pecado, sin embargo, Jesús ha enseñado que sí se puede vencer.

“Tener tentaciones es parte de la vida, tener tentaciones es cosa de todos los días, pero no caer en la tentación es la decisión que el hombre, la persona, hombre o mujer, la persona toma ante la invitación al pecado”, reiteró.

Valdez Torres resaltó que en la cotidianidad hay muchas tentaciones, no solo de la carne, el poder o el dinero, sino también están la soberbia, la pereza y todos los aspectos negativos, por ello insistió en que la cuaresma brinda la oportunidad de purificarse a través de la oración, el ayuno, la limosna y las obras de caridad.

Recordó que, a través del sacramento de la Confirmación, el Espíritu Santo brinda el don de la inteligencia espiritual, con el que cada hijo de Dios debe saber discernir lo bueno de lo malo para elegir el camino de lo bueno.

“Es tiempo de perdón, es tiempo de aceptar nuestros errores, es tiempo de reconciliación, es tiempo de ese arrepentimiento del que nos habla la liturgia penitencial y de esa fe de creer en el Evangelio, creer en Dios... cuántos pensamientos y acciones personales tenemos que modificar precisamente porque es tiempo en el que no debemos permitir caer en la tentación que nos lleva a la división”, concluyó.

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