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La antigua ciudad de Paquimé

A unos pocos kilómetros hasta el vecino pueblo de Casas Grandes y en una de sus orillas, se encuentran los vestigios del asentamiento, uno de los más importantes centros urbanos del México antiguo
miércoles, 5 de enero de 2022 · 01:48

Carlos Lazcano Sahagún/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

No cabe duda, los viajes ilustran y con esta idea aproveché mi reciente viaje al estado de Chihuahua para visitar uno de los sitios más impresionantes del norte de México, me refiero a los vestigios de la antigua ciudad de Paquimé, localizada en el pueblo de Casas Grandes, hacia la parte noroeste de Chihuahua.

El objetivo de la visita fue para que mi hijo Esteban conociera esta antigua ciudad, y así se empapara más en el pasado del norte de México. Aprovecho también para compartir con mis lectores la experiencia, y promover el conocimiento de un pueblo y una cultura que floreció antes de la llegada de los españoles, teniendo una gran influencia en lo que hoy es el norte de México y el suroeste de los Estados Unidos.

Para llegar a Paquimé se viaja desde la ciudad de Chihuahua, haciéndose casi cuatro horas en un recorrido por carretera para llegar a la ciudad de Nuevo Casas Grandes. Ahí se viajan unos pocos kilómetros hasta el vecino pueblo de Casas Grandes, y en una de sus orillas se encuentran los vestigios de Paquimé, uno de los más importantes centros urbanos del México antiguo.

El sitio cuenta con el excelente museo de las Culturas del Norte, además de un amplio estacionamiento. Los vestigios de Paquimé se aprecian a lo lejos, muy cercanos al río de Casas Grandes. Se trata de un amplio conjunto de muros de adobe, los que antiguamente fueron conjuntos de habitaciones que llegaron a tener hasta cuatro pisos.

Se trata de una arquitectura de tierra muy característica de esta región. Hay que considerar que las culturas indias del norte de México nada tuvieron que ver con Mesoamérica, su desarrollo fue muy independiente y cubrió no solo el norte de nuestro país, sino también buena parte del suroeste estadounidense.

Algunos arqueólogos definen como “La Gran Chichimeca” a toda esta región, y en ella surgieron una familia de culturas entre las que destacaron en lo que hoy es México, la cultura Casas Grandes, principalmente en Chihuahua, así como la cultura Trincheras, en Sonora. Del lado de Estados Unidos destacó la cultura Anasazi en lo que hoy es Nuevo México y Colorado, así como la cultura Mogollón, en Arizona.

Estas culturas tenían muchos rasgos en común, como la arquitectura de tierra, la agricultura, la explotación de la turquesa, entre otras cosas.

Influyente “capital”
La ciudad de Paquimé llegó a ser como la “capital” de la cultura de Casas Grandes y tuvo gran influencia en lo que hoy es el oeste y noroeste del Estado de Chihuahua. Esta cultura se extendió por la llanura chihuahuense y por la Sierra Madre Occidental. Sus inicios datan de hace unos tres mil años, cuando la agricultura llegó a esta región.

Fue hacia el siglo VIII que empezó a desarrollarse la ciudad de Paquimé, primero como unas aldeas pequeñas en donde se practicaba una agricultura de temporal. Posteriormente se dio una gran evolución arquitectónica, con construcciones circulares y semisubterráneas, en donde predominaba el adobe como materia prima.

Hacia el siglo X esta arquitectura evolucionó hacia las casas unidas y de varios pisos, surgiendo las ventanas y puertas en forma de “T”, que es una de las características que definen a esta cultura, al igual que su sistema de acequias, lo que permitió que en cada casa hubiera agua limpia.

Desarrollo en expansión
Entre los siglo XIII y el siglo XIV Paquimé consiguió su mayor tamaño. Coincide este desarrollo con el tiempo de la mayor expansión de la cultura Casas Grandes, en que se establecieron rutas comerciales con Mesoamérica, hacia el Pacífico y hacia el norte. Hacia la segunda mitad del siglo XIV se inicia la decadencia de Paquimé debido al asedio de grupos enemigos.

Estos grupos finalmente logran vencer a los habitantes de Paquimé y la ciudad fue saqueada y parcialmente destruida. Muchos de sus pobladores fueron asesinados, y la ciudad fue finalmente abandonada, aunque posteriormente fue parcialmente reocupada por otros grupos de cazadores-recolectores.

En 1566 logra llegar hasta Paquimé, Francisco de Ibarra, explorador y conquistador español, quien fuera el primer europeo en visitar la antigua ciudad, para entonces ya destruida y habitada parcialmente por los indios sumas. Los españoles preguntaron a los sumas cual era el nombre de la ciudad, a lo que respondieron en su lengua “Paquimé”, que significa “no sé”. Ibarra la describe Paquimé:

Está muy poblado de casas de mucha grandeza, altura e fortaleza, de seis a siete sobrados, torreadas o cercadas de fuerte a manera de fuertes para amparo y defensa de los enemigos (...) Tiene grandes y hermosos patios, losados de hermosas, lindas y grandes piedras a manera de jaspe; e piedras de navajas sostenían los grandes y hermosos pilares de gruesa madera, traída de lejos; las paredes bellas enjabelgadas e pintadas de muchos colores, matices e pinturas de su edificio, compuesto a manera de tapias, aunque tejida e revuelta con piedra e piedra más durable e fuerte que la tabla.

Había gruesas e anchas canales del río a los pueblos con que solían llevar agua a sus casas. Tienen grandes y anchas estufas en lo bajo de las casas y edificios para ampara del frío que es allí mucho, porque nieva mucha parte del año e vienen los nortes en extremo fríos de hacia los llanos e de las sierras a donde nieva más de ordinario.

 
Halláronse trazas de metales que los naturales debían de beneficiar e piedras de amolar (...) Hallamos caminos empedrados.

Vestigios restaurados
Hoy, 450 años después, los vestigios de Paquimé aún se conservan, y es posible visitarlos con tranquilidad gracias a las restauraciones que ha venido realizando el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Se aprecian bien los restos de las antiguas casas de adobe, así como de otras estructuras de piedra que cubrían diferentes fines. Una serie de andadores conducen por las distintas partes de la antigua ciudad, y desde ellos se tiene una maravillosa vista de todo el valle de Casas Grandes.

A un lado se encuentra el Museo de las Culturas del Norte, uno de los mejores de México, dentro del cual se expone de una manera muy didáctica el desarrollo de la cultura Casas Grandes dentro del marco de la ciudad de Paquimé. Se exhibe una impresionante colección de piezas de esta cultura. Esta visita se complementa muy bien con el recorrido por Paquimé.

Definitivamente es una grata experiencia visitar esta antigua ciudad y conocer algo de ese pasado remoto que hizo florecer esta región hace ya más de 600 años. Aprovechando esta visita se puede recorrer el pueblo de Casas Grandes, en donde hay rica comida típica y donde se pueden adquirir piezas de la cerámica de Mata Ortiz, totalmente basada en la tradición Casas Grandes.
 

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