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No hay que alarmarse por desgracias y las calamidades, asegura el obispo

martes, 15 de noviembre de 2022 · 00:00

KARLA PADILLA/EL VIGÍA
kpadilla@elvigia.net | Ensenada, B. C.

Es común que las desgracias en la sociedad y los excesos de la naturaleza se confundan con signos del fin del mundo, sin embargo, sólo son acontecimientos que suceden en la historia de la humanidad, expresó el obispo Rafael Valdez Torres.
A través del mensaje dominical difundido en las redes sociales, el obispo de la Diócesis de Ensenada mencionó que antes del fin del mundo habrá falsos mesías, guerras, terremotos, epidemias, hambre, señales prodigiosas y terribles en el cielo, serán perseguidos, encarcelados, llevados a tribunales, traicionados y odiados por la causa de Cristo. 
“El fin del mundo y el fin de la vida de casa persona son temas que no dejan de inquietarnos, porque tenemos miedo a ese momento y a rendir cuentas de las acciones no tan buenas que hemos cometido”, destacó.
El jerarca de la Iglesia católica en Ensenada indicó que las advertencias que se mencionan en el Evangelio son perceptibles en la actualidad, como los engaños, las falsedades, la violencia, las guerras, persecuciones, odios, rivalidades y traiciones, entre otras. 
“Las desgracias en la sociedad y los excesos de la naturaleza suelen confundirse con signos del fin del mundo, pero es así, son acontecimientos que suceden en la historia de la humanidad, que intimidan y llevan al planteamiento de las preguntas que le hicieron a Jesús: ¿Cuándo va a ocurrir esto?”, expresó.
En ese sentido, Monseñor añadió que hay quienes se han atrevido a señalar fechas que han resultado equivocadas, pues sólo el Padre sabe el día y la hora.
“No hay razón para inquietarnos con los temas apocalípticos, porque si perseveramos en el amor, el bien y el servicio no perderemos la salvación cuando el Señor nos llame de este mundo; sabemos que algún día vamos a morir y no sabemos cuándo”, compartió.

Estar preparado
Lo que debe preocupar, dijo, es si se está preparado para rendir cuentas, pues no se trata de salvar la vida terrena, sino la vida eterna, consiguiendo la salvación, para lo que es necesario perseverar en la fe, en las obras de misericordia y en la oración hasta el final. 
“Es necesario tener en cuenta que es muy probable que el final de cada uno en este mundo no coincida con el fin del mundo, por lo tanto, lo que nos debe ocupar es mi final personal y no el fin del mundo; a mi final personal debo prestarle atención y prepararme durante la vida con buenas obras y fidelidad a Dios”, concluyó. 
 

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