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Fallece pionero de la industria local

Don Felipe Humberto González Ramírez, contribuyó al crecimiento económico de Ensenada desde la década de los cincuenta, además de ser un gran benefactor
viernes, 12 de agosto de 2022 · 00:00

REDACCIÓN/EL VIGÍA
Ensenada, B. C.

Después de disfrutar de una vida plena, a los 94 años de edad y rodeado de su familia y demás seres queridos, falleció ayer en este puerto don Felipe Humberto González Ramírez, pionero de la industria en Ensenada.
Originario del estado de Guanajuato, nació en la ciudad de León el 1 de marzo de 1928, aunque su hijo Javier refiere que “seguramente llegó a este mundo el 29 de febrero, pero en el Registro de Civil de aquella época, para no batallar con las fechas de los años bisiestos, a todos los que nacían el 29 los anotaban el día primero de marzo, para no errarle”.
Siendo muy pequeño, a los 6 años González Ramírez arribó a la ciudad de Tijuana en 1934, donde, desde muy joven, comenzó a trabajar como mecánico de hilados en la empresa de la familia Nelson, y también laboró como cargador en los muelles de San Diego, California.

HOMBRE ALTRUISTA Y POLIFACÉTICO
Y en la década de los cincuenta del siglo pasado, don Felipe decide trasladarse a Ensenada, y para aquel entonces, a partir de 1950 se desempeñó como piloto de aviones en exhibiciones de acrobacia, incluso rompió la barrera de sonido en los sesentas; y de forma paralela realizó una gran labor altruista al llevar vía área hasta el hospital Schriners de Los Ángeles, California, a los niños que sufrían graves quemaduras, actividad que continúo durante más de 25 años.
En este puerto, apoyó a uno de sus tíos para abrir la papelería González, cuya primera ubicación fue la calle Cuarta, y después se pasaron a la avenida Juárez, donde se convirtió en un negocio referente de Ensenada.
Además, destacó como pionero de la industria en este municipio, y se distinguió por ser un importante gestor para lograr que los productos locales se pudieran exportar, lo que permitió que también llegarán a establecerse las primeras compañías maquiladoras.
Siempre fue un hombre comprometido, con gran sentido del humor, y que no titubeaba en ayudar a la gente, pero que jamás buscó reflectores ni homenajes, y entre sus múltiples anécdotas, hay gente que aún recuerda que cuando era joven trajo de San Diego un camión cargado de pupitres, para donarlos a una escuela que carecía de este mobiliario.
Le sobreviven su esposa, Celia Reznik, con quien acababa de cumplir 55 años de formar pareja, y sus hijos Felipe, Javier, Sussete y Maris, así como Moisés y Olga.

 

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