¿Qué es un autor?

domingo, 19 de noviembre de 2017 · 00:00

Por Lesli Mejía*

Una de las primeras cosas que aprendes al estudiar literatura es a separar a un texto de su autor. Es muy fácil hacer un análisis basado en lo que creemos que quiso decir o hacer el autor del texto, pero un análisis literario jamás puede limitarse a eso.

Al analizar Hamlet, por ejemplo, no debemos enfocarnos en si Shakespeare quería decir esto o aquello; más bien, debemos interpretar un texto por sí mismo, independientemente su autor y de las supuestas intenciones u opiniones de éste. En otras palabras, el texto importa por sí mismo, y la vida y personalidad de su autor, aunque en ocasiones y con mucho cuidado se pueden tomar en cuenta, no deben ser de extrema relevancia.

            La cuestión de qué es un autor surgió en los setentas con los post-estructuralistas franceses, entre los cuales destacan Roland Barthes y Michel Foucault. En el ensayo “La muerte del autor”, Barthes argumenta que interpretar un texto según la identidad de su autor es limitar el potencial del texto. Éste contiene varias capas de significados que no pueden ser explicados simplemente a partir del contexto histórico, las características biográficas o las preferencias personales del autor, pues un texto no es resultado de una experiencia individual, sino de toda una cultura. Asimismo, la interpretación del texto es sólo del lector e independiente de la intención de su autor, la cual es imposible de saber. De esta manera, Barthes le quita la autoridad al autor, cuya labor es crear, no explicar, y quien se crea a sí mismo a la vez que crea su texto.

 

Interpretar a través de textos

En la conferencia “¿Qué es un autor?”, Foucault responde a Barthes e indica que la escritura ya no se trata de expresar, sino de representar y de crear un espacio donde toda subjetividad desaparece. Para él, un autor es un constructo ideológico que no puede trascender el texto, a excepción de figuras como Marx y Freud. Así, erradica la mistificación de la figura del autor e invita a reducir su importancia, de manera que los lectores no se pregunten “¿quién escribió el texto y para qué?” sino “¿qué hace el texto y para quién?”.

            No obstante, en algunos casos el autor sí importa. Tomar en cuenta cuestiones de género, raza, religión, etcétera, puede ayudar a detectar la subversión en un texto. Por ejemplo, descubrir que fue una esclava africana quien escribió Hamlet y no un hombre inglés puede sugerir una sátira de la idiosincrasia colonialista y patriarcal isabelina.

            Entender todo esto y lograr interpretar textos de esta manera no es tarea fácil. Aún así, es indudable que el texto no refleja únicamente las creencias u opiniones de su autor, debido a que el autor no es una persona nada más, sino una perspectiva nacida a partir de aspectos políticos, económicos y sociales específicos de una sociedad.

*Estudiante de Literatura Inglesa en la UNAM y escritora.

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