Comparte Alberto Manguel amor por la lectura

domingo, 3 de diciembre de 2017 · 00:37

Luis López                                       

Agencia Reforma

Antes que escritor, Alberto Manguel se considera lector, pues leer para él es un acto de magia, un fenómeno que permite conectarse con el pasado, descubrir el futuro y viajar sin límites.


En su discurso de aceptación del Premio Internacional Alfonso Reyes 2017, el polígrafo argentino-canadiense compartió su vocación de incitar el amor por esta disciplina.


“Cuando algún antepasado genial inventó la escritura hace más de 5 mil años, lo que hizo fue darnos un instrumento para vencer los obstáculos del tiempo y del espacio”, refirió.


El galardón, que el homenajeado recibió del Gobernador Jaime Rodríguez, lo otorgan la Sociedad Alfonsina Internacional, Conarte, la UANL, el Tec de Monterrey, la UDEM, la U-ERRE y la Secretaría de Cultura a través del INBA.


Manguel, actual director de la Biblioteca Nacional de la República Argentina y autor de más de 40 libros, obtuvo este premio 44 años después de la entrega de la primera edición, que recibió en 1973  su paisano, Jorge Luis Borges.


Al galardonado le tocó en su juventud ser, literalmente, el lector del autor argentino, a quien visitaba seguido en su casa para leerle obras en voz alta, que por su ceguera no podía leer por su cuenta.
En esas sesiones con Borges conoció la obra de Reyes, autor con quien comparte tres características, unas menos serias que otras.


“Una es el tamaño de mi cintura, la segunda es la barba", enlistó sonriente, "y la tercera, quizá la más importante, es la lectura”, dijo.


Un lector profundo, añadió, es aquel que halla en la palabra escrita espejos de su experiencia y que busca constantemente un texto con el que se identifique totalmente.


“(A los lectores) les puedo prometer una cosa: que en una biblioteca, sobre un estante, hay un libro, o una página, o un párrafo que les cuenta sus secretos más íntimos, sus temores más profundos y sus deseos más exaltados”, resaltó.


En una de las obras más trascendentales, Una historia de la lectura, Manguel hace referencia a la Biblioteca de Babel, de Borges, para presentar las inacabables posibilidades de la literatura, expresó en la premiación Ricardo Marcos, presidente de Conarte.


"Nos recuerda que Borges imaginó una biblioteca inmensa como el universo, con libros para estudiar o desmentir otros libros, libros verdaderos y falsos, libros perdidos y libros que no se escribieron, pero que debieron escribirse".

Admirador de Reyes
Una particularidad del genio de Reyes, dijo fue su entendimiento de la cultura como algo imposible de delimitar por convenciones sociales, políticas y geográficas.


“Una de las particularidades de la fina inteligencia de Alfonso Reyes fue la de entender que las convenciones sociales, políticas, geográficas, no delimitan ni determinan la cultura, que la cultura no tiene fronteras y que para superar la que nos imponen las convenciones hay una forma o varias formas de lectura que hacen que podamos compartir lo que pertenece, convencionalmente a distintas lenguas y a distintas civilizaciones”, compartió. 


Esto se representa en la pasión del Regiomontano Universal por la traducción, compartió Manguel en la segunda ceremonia del día, la develación de la placa conmemorativa del premio en la Capilla Alfonsina de la UANL.


“Reyes entendió que el conjunto que llamamos 'lengua' determina una cierta forma de pensar, crea una serie de ideas, expresa esas ideas en un cierto estilo y tono, y el traductor es el hábil transportador de ese sentido a un territorio nuevo”, determinó.


El adjetivo "universal", añadió, lo describe a la perfección, no porque careciera de raíces, sino porque éstas fueron tan profundas que abarcaron el mundo entero.


El principal objetivo del galardón, es honrar la memoria de Reyes, expresó Felipe Garrido, presidente de la Sociedad Alfonsina Internacional, quien compartió una frase de Manguel que demuestra su amor a la lectura.


“Siempre quise ser lector”, dijo el académico, citando al premiado, “siento la escritura como un acto secundario, aleatorio, en mi caso prescindible, pero creo que no podría vivir sin leer”.


LA LECTURA


“Les puedo prometer una cosa: que en una biblioteca, sobre un estante, hay un libro, o una página, o un párrafo que les cuenta sus secretos más íntimos, sus temores más profundos y sus deseos más exaltados”.
 

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