CRUZANDO CULTURAS

PATROCINIO CULTURAL: EL GRAN AUSENTE

domingo, 3 de diciembre de 2017 · 00:33

Por Marcela Danemann*

Andreas Wiesand es experto en fomento de la cultura. Sí, de esos que desde hace más de dos décadas hablan sobre la problemática de la financiación del arte o el “sponsoring” cultural.

Su Alemania natal, es uno de los países con más presupuesto destinado por el estado justamente al apoyo de las artes pero a la vez, abundan las empresas en cuyos organigramas existe un departamento completo dedicado a asesorar en los beneficios que a nivel corporativo brinda el patrocinio cultural.

¿Comprar arte como inversión? ¿Invertir en nuevas tendencias teatrales? ¿Otorgar becas a artistas? Pues sí, éstas y otras estrategias nacen del sector privado que especialmente está en continua búsqueda de nuevo talento al que apoyar.

Ideas sueltas

En su artículo “Los Empresarios y la Cultura”, la mirada crítica del ensayista y poeta Gabriel Zaid) me ha permitido reflexionar sobre un renglón del que si bien se habla mucho está aún inexplorado en el campo de la economía de la cultura. 

Básicamente, Zaid ofrece una serie de buenos fundamentos y razones para abrir los ojos al sector privado mexicano respecto a la implicación empresarial en el sector cultural como un buen camino no sólo para reforzar las estrategias de comunicación integral e imagen corporativa, sino además como excelente instrumento de mejoras en el tratamiento fiscal.

En muchos otros, faltan caminos por recorrer y según palabras de Gabriel Zaid “…en el mundo cultural, no abundan las iniciativas empresariales, porque hacer negocios está satanizado, porque los negocios culturales son más difíciles que los otros, y porque la tradición de mecenazgo se vino a menos”.

En verdad comparto la idea de que la economía se beneficia con la cultura, como afirma Wiesand así como otras de las “ideas sueltas” que Zaid expresa en su ensayo.

Si lo transporto a nuestro micro-cosmos de Ensenada, pareciera también que falta esa obligación ética y moral por parte del sector empresarial de apoyar económicamente a productos y servicios artísticos y culturales generados en nuestra propia comunidad, es decir, se pierde una estrategia generosa para mejora su comunicación y su imagen ante la opinión pública.

Por lo pronto, hay que continuar profesionalización del sector cultural y seguir explorando en tácticas y alianzas entre empresarios y artistas mientras que el estado se hace cargo –también- de sus incondicionales aportes y obligaciones culturales.

*Promotora y gestora cultural redactora independiente para medios gráficos y digitales.
marceladanemann@yahoo.com

 

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