Poema
Día uno
Por Liz Durand Goytia
A lo mejor eso es todo: un camión cargado
de muebles traqueteados, familiares, queridos.
A lo mejor somos eso por dentro:
patas desvencijadas,
maderas gastadas,
aromas rancios.
O quizá podríamos ser, a veces,
un gran cuarto vacío en donde el eco
nos gasta su pesada broma.
El frío adentro y afuera,
marcas de polvo alrededor
de cuadros que no están,
fotografías que son cuchillitos de palo,
llaves que sirven sólo para cerrar...
Calendarios que no tienen más hojas,
lámparas fundidas, anillos que se dejan de usar.
A lo mejor también podríamos ser
un cuarto más pequeño que no aprisione al eco,
un mueble renovado con aceite,
con olor a hogar tibio y querido.
Podríamos ser rayo de sol en la mañana,
pintura en la pared,
llave que abra,
reloj acompasado.
Día uno y no sé qué voy a ser,
no sé con cuál de los pasos iniciar,
mis pies caminan torpes,
avanzan simultáneos
el que quiere pisar plano y fuerte
y el que se queda atrás.
En el centro, la mordida que recuerda
que tengo corazón,
uno pequeño y lastimado
que palpita y busca el ritmo,
la tibieza, quizá alguna certeza.
En la cabeza confusión,
vidrios mojados,
algunas flores secas.
Poeta residente en Ensenada.
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