Poema
Del perdón
Por Liz Durand Goytia
Alguien me preguntó si he perdonado.
¿Perdonar yo? No sé cómo,
ni qué debo perdonarte:
si la infeliz infancia sin asideros y con hambre,
o la desenraizada soledad que me tatuaste.
Si los dolores prematuros en el corazón
o las esperas tristes sin remedio.
Es que no sé si deba perdonar
–cuando era el tiempo de muñecas–
el abandono que me orilló a crecer
y me lanzó hacia el mundo.
Esos trabajos del perdón no los entiendo,
son cosa de los grandes y no me ocupo de eso.
Pero si debo perdonar que provocaras
cada tropiezo que me enseñó a volar,
cada maltrato que me ayudó a buscarme,
cada improperio que me obligó a ser digna
por el instinto de llevarte la contraria
y debo perdonar que hayas causado
que sea yo ésta que se acepta y quiere,
entonces, papá, se acabaría el silencio:
tendría que admitir que he perdonado.
Poeta residente en Ensenada.
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