#Palabra

Implacable Juana Inés de Asbaje

Por: Miriam Carballo Verdugo*
sábado, 10 de noviembre de 2018 · 00:00

El 12 de noviembre se cumple un año más del natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz. Conocí la obra de Sor Juana a partir de la novela  “Yo la peor” de Mónica Lavín. Sabía de ella  por los libros de primaria,  pero ese  ejemplar me despertó el interés por conocerla más.

En agosto de este año escuché a Gregoria Luke impartir de forma magnífica la conferencia sobre la escritora.

Sor Juana nació en 1648 en Nepantla, Nueva España (Hoy México), murió en 1695 en la Ciudad de México. Fue una niña prodigio, aprendió a leer a los 3 años y su inteligencia hizo que los virreyes de la Nueva España, la llevaran a vivir a la corte siendo adolescente. La reunieron con intelectuales que le hicieron preguntas dejando a todos maravillados con sus respuestas.

Sor Juana, artista, científica y visionaria en una época en que la voz de las mujeres no tenía importancia y trascendencia, podía abordar diversos temas y responder a preguntas de manera certera, sagaz y prolífica.

Para satisfacer su propio deseo de una vida intelectual, decidió ser monja, sin embargo, tuvo una vida intensa por su cercanía con los virreyes, por su amistad con el escritor Carlos de Sigüenza y Góngora y con altos jerarcas de la iglesia, pero sobre todo, por su magna obra literaria.

 

Honestidad y firmeza en sus letras

La escritura que dejó es implacable, firme, directa y sincera. La honestidad de sus letras atemorizó a varones “ilustres” de su época y representó una seria amenaza, sobre todo al obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, a quien incomodaba su inteligencia, pero más, su atrevimiento al escribir “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz”, una carta en la que responde a un cuestionamiento teológico y le da el seudónimo de Sor Filotea.

Poco antes de morir, y por insistencia de Fernández de Santa Cruz, a Sor Juana se le prohibió escribir, le quitaron sus libros y su equipo experimental y gran parte de su obra fue quemada y desaparecida, no obstante, escritores han revivido su obra como Octavio Paz en “Las trampas de la fe”, Mónica Lavín con “Yo la Peor” y Gregorio Luke con las conferencias sobre su vida. Es a partir de ellos y muchos otros que Sor Juana está viva y  su obras sigue vigente.

Cierro este texto con uno de sus poemas que refleja el pensamiento de la Décima Musa.

 

Quejase de la suerte


¿En perseguirme, mundo,

Qué interesas?

¿En qué te ofendo,

Cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento

y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas,

y así, siempre me causa más contento

Poner riquezas en mi entendimiento

Que no mi entendimiento en las riquezas.

 

Y no estimo hermosura

Que vencida es despojo civil de las edades

Ni riqueza me agrada fementida,

Teniendo por mejor en mis verdades

Consumir vanidades de la vida

Que consumir la vida en vanidades.

 

“Fue una niña prodigio, aprendió a leer a los tres años y su inteligencia hizo que los virreyes de la nueva España, la llevaran a vivir a la corte siendo adolescente”.

 

*Representante del ICBC en Ensenada.

mcarballo62@hotmail.com

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