Por la razón o por la fuerza

Discutible de Babasónicos: nada es menos sexy que esforzarse demasiado

Por Juan Alberto Montes*
sábado, 17 de noviembre de 2018 · 00:00

Hay álbumes que existen para tocarse en vivo, otros para tocarse en un estudio, pero Babasónicos inauguró un nuevo tipo: los que se diseñan para hablar sobre ellos en entrevistas.

Discutible, es el nombre del duodécimo larga duración de una banda argentina que siempre se ha caracterizado por la innovación y el cinismo, sin embargo, son estos 2 atributos las principales carencias de su álbum reciente.

El título queda perfecto, pues las obras de arte débiles necesitan explicación profusa de sus creadores para que puedan ser justificadas.

Dárgelos y compañía se convirtieron en señores que intentan sonar como jóvenes; luchan por ser relevantes mediante la simulación de frescura y no a través del ejercicio de la malicia que tan bien conocen.

“La Pregunta”, el primer corte liberado de este conjunto de canciones fue esperanzador.

Es una canción que no se parece a nada que Babasónicos haya hecho en sus álbumes de estudio y parecía que cumpliría lo que los miembros de la banda sostenían indirectamente en las entrevistas: ser los salvadores de los confundidos consumidores de música basura hecha con algoritmos.

Discutible pareciera un compilado de canciones descartadas de sus álbumes anteriores, pero sin la agudeza ideológica de Dárgelos ni la audacia estructural del resto de los músicos.

Rockito

Mientras los tracks transitan, nos damos cuenta de que “La Pregunta” sólo fue un espejismo, pues volvemos a un sonido acostumbrado de la banda, absolutamente desprovisto de su ferocidad estética.

Aunque la segunda canción, “El Ingrediente”, tiene buenos elementos rítmicos, la debacle empieza con la tercera: “Bestia Pequeña”.

Para la mitad del disco, al acabar “Partícula”, ya podemos saber que el álbum no se logró como concepto ni como melodías independientes.

El aburrimiento empeora cuando inicia el riff de rockito en “Cretino”, pues tira por lo suelos sus tímidos intentos por sonar a sinth-pop de vanguardia.

“Orfeo” y “Un Pálpito” son quizá el cierre más flojo en la historia de su discografía de estudio, pues parecen canciones compuestas por una banda de covers de Babasónicos.

No necesito escuchar nada de eso

Las letras son el tema más preocupante. Adrián Dárgelos generalmente construye frases que sorprenden por su cinismo, ironía y por sus interpretaciones perspicaces de la sociedad, la música y las relaciones interpersonales.

Para estas canciones el letrista decidió tomarse demasiado en serio, como un señor que está enojado porque despertó de malas y debe fingir que no está molesto pues el mal humor es un síntoma del envejecimiento.

A continuación, daré unas muestras de momentos líricos desafortunados.

Esta es la letra de “Trans-Algo”: “Trans, trans-cool/Trans, trans-mi/Trans-algo/Trans, trans-cool/Trans, trans-mi/Trans-algo”.

Esto es lo que dice en “Teóricos”: “Esta ciudad está llena hasta el techo de teóricos de rock/No necesito escuchar nada de eso/Nos persiguen con largos algoritmos perversos/Eso es adecuado para instalar un dossier de pavadas/Qué suerte que justo los dos creamos en el rock and roll/Sin siquiera saber de qué se trata”.

Como si anticiparan que los teóricos de rock iban a revisar su álbum, se adelantaron a las críticas con una rabieta inofensiva.

Este ataque hacia los analistas musicales ya lo habían ejecutado de forma mordaz en el tema “Camarín” de su álbum Jessico (2001): “La sombra de la frustración/Se cierne sobre mi cara/Resentido y agrio sin porqué/Fui recordando el drama que soñé/Soñé ser crítico de rock/ Si quieres un empujón/Te invito a mi camarín/Con hermosas mujeres que regalan desnudez”.

El abismo de diferencia en la agudeza con la que abordan un mismo tema es la mejor forma de tomar perspectiva de la desafortunada situación creativa en la que está la banda.

Música hecha con algoritmos 1, Babasónicos 0.

 

*Ingeniero metafísico con especialidad en superficialidades.

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