Destruir la memoria histórica

Hay ciudades muy antiguas en el mundo que a través de sus obras arquitectónicas, escultóricas y literarias, logran conservar su memoria histórica.

Quienes hemos tenido la oportunidad de transitar por sus calles y admirar la belleza de sus edificios y esculturas, además de aquilatar su carga histórica nos quedamos embargados por un sentimiento de profunda admiración que alimenta nuestro espíritu e intelecto.

Por otra parte hay ciudades jóvenes que no tienen ese bagaje cultural, esa carga histórica, sin embargo, observa uno que se preocupan por conservar sus edificios que tienen un valor histórico, sus monumentos que simbolizan las luchas, lo triunfos, de hombres y mujeres que con su quehacer dejaron la huella de su paso y se convirtieron en modelos.

Lamentablemente hay otras que no conservan sus edificios, sus monumentos y estatuas, son faltos de valor estético, van a través del tiempo borrando su pasado, su memoria histórica.

Las hay que han contado con políticos (estadistas) cultos que han tenido la sensibilidad y la visión de escribir la historia con su quehacer no sólo en las páginas de los libros sino en sus edificaciones que nos hablan del entorno político, religioso, académico, deportivo, artístico que enorgullecen a sus ciudadanos y deleitan a los visitantes.

Hay ciudades que en cada rincón tienen un pasaje de sus historias y los educandos llevados por sus maestros para recorrerlas, aprenden y adquieren un sentido de pertenencia que acrecienta su amor por ellas.

Hay sociedades donde sus integrantes en lo individual o por medio de organismos intermedios hacen cultura, participan intensamente en el tejido social ejercitando sus talentos. 

Son creativos y no esperan que el gobierno les de todo, son sociedades maduras que tienen una alta autoestima y construyen obras materiales y espirituales a través de las manifestaciones religiosas y artísticas, allí está la historia para dar fe de ello.

Más unión

Toparnos con un político insensible a la cultura, pragmático, que vea el arte como un mal necesario y no forma parte de su plan de gobierno, es toparnos con un hombre vacío por dentro, que no le hace honor a su calidad de ser pensante.

Las ciudades vestidas con bellezas arquitectónicas, monumentos dignos en tiempos pasados carecían de ello pero tuvieron visión, tuvieron proyectos y trabajaron para alcanzarlos.

Nosotros debemos cuidar lo que tenemos, no destruir lo poco que hay, desgraciadamente ya hemos incurrido en esas acciones imperdonables que van destruyendo la memoria histórica, hemos permitido que políticos incultos cambien el rostro de nuestra ciudad.

Rescatemos los edificios y monumentos que son patrimonio del pueblo aunque oficialmente no se les haya dado todavía tal estatus.

Hay gobiernos, instituciones y ciudadanos que han tomado acciones positivas al respecto pero falta hacer más. Imaginemos una ciudad donde cada comerciante o empresario embellece sus edificios, donde encontremos una mayor cantidad de estatuas y monumentos bellos que nos hablen de la historia local y no mediocres que mejor sería que no los hicieran, donde la estética y la armonía arquitectónica oriente el trabajo de arquitectos y escultores, donde la limpieza y el civismo de sus habitantes sea algo habitual.

Que grato es cuando con orgullo puedes enseñar al visitante tu ciudad. Yo conocí un matrimonio que vivía aquí, hace años se fueron a vivir a otra ciudad  y su casa era un cochinero, llegaba uno de visita y le daban un recorrido, su rostro reflejaba satisfacción y yo me preguntaba ¿cómo es posible que no se den cuenta de la decepción que provoca ver el desorden, la suciedad, la falta de higiene?

Nuestra ciudad retrata lo que somos, por ello debemos dignificarla para orgullosamente recibir a quienes nos visiten.

Si hacemos un inventario de lo que hemos destruido o dejado que destruyan, tomaremos conciencia de que con ello se va perdiendo la memoria histórica. Queremos edificios en pie y no fotos para románticamente sólo añorar.

Sociedad y gobierno debemos trabajar unidos para darle sentido a nuestra comunidad, nuestra sociedad y nuestra patria conservando y rescatando los valores que nos dan identidad.

*Escritor.