Utopías y distopías literarias

domingo, 18 de febrero de 2018 · 00:00

Por Lesli Mejía*

La diferencia entre utopías y distopías en literatura no es fácil de determinar. Una utopía es definida como un lugar de perfección, un sueño idealista, esencialmente irrealizable. Una distopía es lo contrario: un lugar terrible, una pesadilla, pero igualmente imposible.

Utopías y distopías son básicamente dos caras de la misma moneda: visiones poco realistas que reflejan lo que un autor considera la mejor o la peor sociedad, respectivamente; en otras palabras, son propuestas basadas en la percepción de la realidad de un autor.

            Sin embargo, la realidad en sí es un constructo, producto de una perspectiva individual influenciada por un contexto histórico determinado y por aspectos tales como raza, género y clase social. Debido a esto, lo que es una sociedad perfecta para uno puede no serlo para otros; el sueño de alguien puede ser la pesadilla de alguien más.

            Comparemos, por ejemplo, Looking Backward de Edward Bellamy y Un mundo feliz de Aldous Huxley. La primera es una novela utópica, el tercer libro más vendido en Estados Unidos en el siglo XIX. Trata sobre un hombre en Boston en 1887, quien un día despierta en el año 2000, un futuro donde Estados Unidos se ha vuelto un Estado socialista y no existe la pobreza ni la desigualdad social. Mas esta sociedad es utópica sólo porque la de 1887, según el narrador, era distópica. El sueño del futuro y la pesadilla del pasado son aspectos inseparables, lo cual presenta un contraste no entre bueno y malo, sino entre malo y peor: el futuro no es perfecto, sólo es mejor que el pasado.

Se necesitan una de la otra

Un mundo feliz trata de otra sociedad donde las clases sociales son impuestas con modificaciones genéticas y la gente vive felizmente anestesiada con drogas y sexo. De cierta manera, esta sociedad es utópica porque no hay dolor, sólo placer, y no hay conflictos sociales o políticos, pues el orden social impuesto es irremediable. No obstante, la sociedad es distópica porque los humanos son esclavos de la ciencia, viven sin sentimientos, sin familia ni amigos, y el placer les es impuesto para mantener sus mentes adormecidas, evitando así que razonen por sí mismos.

            Evidentemente, la utopía de Bellamy es sólo tal porque se compara con una distopía, y la distopía de Huxley funciona porque los individuos son forzados a creer que viven en una utopía. Esto demuestra que tanto utopías como distopías contienen elementos igualmente utópicos y distópicos, según la perspectiva desde la que se ven.

Por lo tanto, en este caso, recurrir a  términos binarios, aunque inevitable, es fútil porque éstos omiten la ambivalencia que caracteriza a este tipo de textos. En realidad, estos textos pueden ser tanto utópicos como distópicos, pues construyen su diégesis a partir de una dicotomía: toda utopía necesita una distopía, y viceversa.

            No es que el sueño de uno sea la pesadilla de otro, sino que todos los sueños son pesadillas también, a un grado que depende de cada persona. No puede haber un sueño sin una pesadilla, y no puede haber utopía sin distopía, justo como no hay luz sin oscuridad.

*Estudiante de Literatura Ingles en la Unam y escritora.

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