#Palabra
“La vida de las mujeres”, Alice Munro
Por Liz Durand Goytia*Compré el libro en la Feria del Libro de Guadalajara en 2015 y al fin pude leerlo. Especie de cofre de memorias vívidas y olorosas que comparten asombros, sensaciones, y esa incertidumbre que representan los cambios de los días de la gente, tan distintos a los cambios de las estaciones, entonces predecibles y seguros.
Un remanso de agua corriendo, de luz que no hemos visto porque no ha vuelto a ser igual, de pequeños descubrimientos hacia afuera y hacia adentro con retazos de fragancias sutiles o salvajes y de encuentros que eran sorpresas por más que fueran esperados.
Sí, un remanso en la turbulencia de estos días cargados de una esperanza que necesitamos mantener viva casi con desesperación y un buen momento para recuperar esas partes nuestras escondidas en el fondo, reposando bajo el fino lodo del tiempo.
Paraíso de lluvia
Esta lluvia, digo, esta señora cantarina
arrulladora de noches y mañanas
que se presenta siempre con chales hechos bruma
y se perfuma con café, coqueta;
esta lluvia nutriente de los verdes,
de cañales que le muestran reverencia
y de flores que le ofrendan sus tres tiempos,
es la lluvia que hermana los dolores
que las almas terrestres adormecen.
Es un listón de agua donde se anuda la sed.
Un pájaro que vuela en gotas
que jamás abandonan Paraíso.
Es una lluvia que bautiza a sus mujeres
y hace dulces sus voces.
Es una lluvia propia, delgada y amorosa,
sin truenos en la voz ni agujas en el agua.
Esta llovizna puede tocar mi corazón,
llenarlo de burbujas perdurables
y dejarlo como un ojito de agua
en el pequeño Paraíso
que desde esta madrugada
me ha nacido en el pecho
y me acompaña.
Paraíso de Cartago, Costa Rica.
*Poeta y promotora cultural.
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