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Lunas por doquier

Por Marco Arturo Moreno Corral*
sábado, 11 de agosto de 2018 · 00:00

Sin duda, la Luna ha jugado un papel importante en el desarrollo de la cultura, pues a través del tiempo, ha inspirado a poetas, músicos y pintores para que realicen obras notables. También tiene un papel en las mitologías de etnias distribuidas a lo largo y ancho del planeta. Sus ciclos han servido para fijar los primeros calendarios que han existido y para que filósofos y científicos se cuestionen sobre el significado del tiempo.

Sabemos que la Luna es el satélite natural de la Tierra, que su movimiento en torno a ella causa sucesos astronómicos tan impresionantes como los eclipses solares y lunares, aunque también influye en las mareas y el clima.

Por su relativa cercanía a nosotros, es posible verla a simple vista, lo que no ocurre con otras que orbitan alrededor de la mayoría de los planetas de nuestro sistema, por lo que hasta que se inventó el telescopio y se usó para escudriñar el cielo, no se tuvo noticia de la existencia de esas otras lunas. Cuando Galileo comenzó a estudiar el firmamento con un aparato de ese tipo, realizó algunos de los descubrimientos más importantes que ha habido en Astronomía. Uno de ellos fue ver que Júpiter poseía un sistema de cuatro satélites que se desplazaban alrededor a su ecuador. Por extensión, al referirse a ellos comenzó a hablarse de “lunas”, por lo que el nombre propio Luna, se trasformó en un sustantivo femenino que en plural, se usa para referirse a los satélites naturales que orbitan otros planetas.

El descubrimiento de las lunas de Júpiter en 1610 fue trascendente, ya que mostró la existencia real de astros menores orbitando uno de mayores dimensiones, lo que apoyó fuertemente el modelo heliocéntrico que en forma teórica, había sido postulado por Copérnico en 1543. Tras ese descubrimiento hubo varias propuestas para nombrarlas, finalmente se impuso la de designar a esos satélites como deidades de la mitología greco-latina asociadas a Júpiter, su dios principal,  así ahora los astrónomos los conocen como Io, Europa, Ganímes y Calisto.

Al paso del tiempo se fueron descubriendo más lunas girando en torno a ese planeta. En 1892 se descubrió Amaltea, Himalia en 1904, un año después Elara, en 1908 se halló a Pasífae, mientras que Sinope fue encontrada en 1914. Durante 1938 se hallaron Lisifea y Carme, mientras que en 1951 se identificó a Ananké. La última luna joviana hallada desde la Tierra fue Leda, descubierta en 1974.

La observación telescópica de Saturno llevó a Christian Huygens a descubrir la primera luna de este planeta en 1655. Sus investigaciones también le permitieron ver que este planeta poseía anillos, que aunque fueron originalmente vistos por Galileo, la calidad de los telescopios que usó el italiano, no le permitieron ver lo que realmente eran. La siguiente luna que se descubrió en ese planeta fue hallada en 1671 por Giovanni Cassini, mientras que el mismo personaje descubrió en 1684 otras 3. Un siglo después William Herschel encontró dos más. En 1848 y 1898 se hallaron otras dos, lo que durante más de una centuria hizo que Saturno fuera el planeta con el mayor número de lunas. Desde 1847 en que John Herschel propuso nombrarlas como Titán (la más grande), Mimas, Encédalo, Tetis, Dione, Rea, Hiperión, Jápeto y Febe, así han sido conocidas por los astrónomos.

En cuanto a Urano, su descubridor William Herschel, fue también quien descubrió las 2 primeras lunas que orbitan este planeta, que son las de mayor tamaño. Las encontró en 1787 y recibieron los nombres de Titania y Oberón, tomados de la obra Sueño de una Noche de Verano escrita por William Shakespeare. Durante 1851 William Lassell descubrió otras 2, que siguiendo esa tradición fueron llamadas Umbriel y Ariel. Fue hasta 1948 cuando Gerard Kuiper descubrió la siguiente, que fue bautizada como Miranda.

En 1877 el astrónomo estadounidense Asaph Hall descubrió 2 pequeñas lunas que orbitan a Marte. Fueron bautizadas como Fobos (Miedo)  y Deimos (Terror); dos acompañantes permanentes del mitológico dios de la guerra.

A Neptuno, bautizado así en honor del dios de los océanos, solamente se le descubrieron 2 lunas entre 1846 y 1949, que son Tritón y Nereida, mientras que el ahora planeta enano Plutón descubierto en 1930, tiene una luna comparativamente grande, que siguiendo las reglas de usar nombres mitológicos asociados a los dioses que dan nombre a cada uno de los planetas, fue llamada Caronte. Esta luna fue hallada apenas en 1978.

 

En diferentes planetas

La existencia de lunas es la regla en el sistema solar, siendo las únicas excepciones Mercurio y Venus que no poseen ninguna.

Gracias a la exploración espacial se han ido descubriendo más lunas, sobre todo formando parte de los planetas gigantes, pero incluso cuerpos menores como los asteroides, han mostrado tener asociada una o más lunas. El primer caso conocido fue el del asteroide Ida, que está siendo orbitado por un pequeño satélite natural que ha sido nombrado Dactyl. Posteriormente se han identificado otros treinta y siete asteroides con lunas y al menos uno de ellos posee dos. Seguramente conforme avance la exploración del espacio, se irán encontrando más.

En efecto, desde que comenzó la era espacial el número de lunas conocidas ha aumentado drásticamente. Antes de ella y gracias a los potentes telescopios construidos durante el siglo XX, se sabía que Júpiter tenía además de las 4 originalmente descubiertas por Galileo, otras 8 lunas, pero cuando comenzó la exploración remota de este planeta usando las naves automáticas Voyager enviadas por la NASA, en 1979 se descubrieron 3 más; Metis, Adrastea y Tebe. Entre 1999 y 2003 se hallaron 32 y luego otras 14. Finalmente entre 2017 y este año, se han hallado otras 12, por lo que ahora sabemos que Júpiter tiene al menos 79 lunas. En este momento la mayoría de ellas no tienen nombre propio, solamente son identificadas mediante números.

En cuanto a Saturno, gracias a la exploración espacial ahora se sabe que tiene 62 lunas confirmadas, aunque el número podría elevarse hasta cerca de 200 si los astrónomos que están investigando a este planeta, establecen que pequeños astros que han registrado en su entorno, en efecto orbitan Saturno. En cuanto a Urano, hasta el 2004 se habían identificado 27 lunas orbitándolo, pero por su lejanía de la Tierra este planeta hasta ahora ha sido poco estudiado, así que al enviar más misiones de exploración que se acerquen a él, es muy probable que se le encuentren más satélites naturales.

Neptuno es un planeta muy alejado de nosotros, pues se encuentra 30 veces más lejos del Sol que la distancia que separa a éste de la Tierra, razón por la que es difícil estudiarlo. Sin embargo, se sabe que en torno a Neptuno giran 14 lunas. Finalmente aunque Plutón ya no es considerado un planeta como los anteriores, sino un planeta enano, sí ha sido estudiado y ahora sabemos que posee al menos 5 lunas; Caronte, Hidra, Nix, Cerbero y Estigia, que recibieron esos nombres porque en la mitología greco-latina, estaban asociados con el dios del inframundo.

Esta enorme variedad de satélites naturales del sistema solar, por sí mismos han resultado muy interesantes para los astrónomos, porque sobre todo los de mayores dimensiones, presentan características muy especiales, como atmósfera propia (Titán), agua líquida (Europa), actividad volcánica (Io), razones que harán que en un futuro relativamente cercano, sean explorados con mayor interés.

 

*Instituto de Astronomía, Campus Ensenada, Universidad Nacional Autónoma de México.

mam@astro.unam.mx

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