A 49 años de pisar la Luna

lunes, 6 de agosto de 2018 · 12:50

Por Rolando Ísita Tornell*

El 20 de julio se conmemoraron 49 años del primer alunizaje de seres humanos, en la misión espacial estadounidense Apolo 11, comandada por Neil Armstrong, el piloto del módulo Michel Collins y el piloto del módulo lunar Edwin “Buzz” Aldrin.

El Apolo 11 despegó del Cabo Kennedy, Florida, el 16 de julio de 1969, 4 días antes del alunizaje impulsado por un cohete del tipo Saturno V. Se estima que 530 millones de personas estuvimos atentos a la proeza y escuchamos a Neil Armstrong decir la legendaria frase: “Un pequeño paso del hombre y un salto gigante para la humanidad”, lo cual es digno de reconocerse pues bien pudo decir “un gran salto para los estadounidenses”.

La exploración física de nuestro satélite natural la iniciaron los soviéticos con la misión no tripulada Luna 2, que hizo impacto en la superficie lunar el 14 de septiembre de 1959, tan sólo dos años después de haber lanzado a la órbita terrestre el primer artefacto humano, el satélite Sputnik 1, iniciando la llamada “carrera espacial” en el contexto de “guerra fría” entre las dos potencias triunfadoras de la Segunda Guerra Mundial, con 2 sistemas económicos irreconciliables: capitalismo contra economía de Estado, Estados Unidos frente a la Unión Soviética.

El motor que impulsó a la Unión Americana al exitoso viaje y descenso tripulado a la Luna fue el miedo, además de un robusto impulso a la educación basada en el avance de la ciencia y la formación de científicos e ingenieros, que ya hemos abordado en El Vigía (ver 24/11/17). Una vez que colapsó la URSS, el programa espacial estadounidense fue visto por sus presidentes con criterios mercantiles, desviando la continuidad y los objetivos a largo plazo de la NASA, como el viaje a Marte.

Lo espectacular de la misión Apolo 11

El criterio mercantilista del presidente Nixon para la NASA fue impulsar vuelos comerciales para turistas, lo que nunca se alcanzó y, como dice el astrofísico y popular divulgador de la ciencia Neil de Grasse Tyson, los transbordadores no fueron más que camiones orbitales de redilas para transportar material de construcción, que acabaron con el presupuesto de la NASA y su control de calidad. Ahora mismo Estados Unidos no tiene forma de llevar a sus astronautas a la Estación Espacial Internacional.

Las misiones Apolo llevaron a 12 hombres a la superficie lunar, de 1969 a 1972; la última misión fue la del Apolo 17, el último astronauta en pisar el polvo lunar fue Eugene Cernan, el 7 de diciembre de 1972, quien también fue tripulante de la misión Apolo 10 que abrió brecha a la legendaria Apolo 11.

Lo más espectacular de la misión Apolo 11 fue poner por primera vez los pies humanos en su superficie, pero sus objetivos científicos adicionales fueron el desarrollo de una cámara de televisión que enviara su señal hasta la Tierra, desde 384 mil 400 kilómetros de distancia.

Se desplegó también instrumental para detectar la composición del viento solar; se instaló un paquete de experimentos sísmicos, así como un retro reflector laser. Durante su caminata lunar, los astronautas acopiaron diversos materiales lunares para llevarlos a la tierra e hicieron gran acopio fotográfico y de filmación del paisaje lunar.

La “gran ciencia” para llevar a cabo el viaje a la Luna fue desarrollada entre los siglos 17 y 18; como fueron las tres leyes del movimiento de Isaac Newton, su Ley de la Gravitación Universal y las ecuaciones diferenciales hidrodinámicas de Daniel Bernoulli.

El momento estelar de las leyes de Newton fue durante la misión Apolo 13, que estuvo al borde del drama universal.

A diferencia de los 530 millones de telespectadores que tuvo Apolo 11, ninguna cadena televisiva prestó atención a otro viaje a la Luna más, pero cuando el comandante de la misión James Lowell reportó al control de vuelo terrestre “…tenemos un problema Houston”, todo el mundo entró al borde de la histeria.

La física de Newton no falló

Por algún momento se pensó en la irremediable pérdida de la vida de tres astronautas en las inmensidades del espacio. Por los daños de la explosión la energía quedó sumamente limitada, se perdió la calefacción en la cabina (la temperatura exterior es alrededor de 270 grado bajo cero) el agua potable se congeló y no había manera de depurar el dióxido de carbono producido por la respiración de los astronautas Lowel, Fred Haise y John Swigert.

La física de Newton no podía fallar. La masa de la Luna atraerá a la nave, a la mitad de la órbita lunar hay que darle un leve empujoncito con la propulsión del módulo de alunizaje no diseñado para tal acción, se haría al cálculo improvisado ello daría impulso suficiente a los tres módulos acoplados para dirigirse a la Tierra, la gravedad del planeta haría el resto. Lo demás sería la capacidad de improvisación del personal de tierra y de los astronautas, adaptar los módulos para reciclar el aire, optimizar la energía y no morir de hipotermia, el ángulo de reingreso al planeta… a ojo de buen cubero, con el riesgo de rebotar en la atmósfera o hacerse añicos con la fricción.

El siguiente objetivo de viajes espaciales tripulados será Marte. Ya se ha diseñado la cápsula Orión y se han hecho pruebas del poderosísimo Sistema de Lanzamiento Espacial (NASA Space Launch System), con la mira puesta en el año 2030.

Hay muchos retos qué resolver pues sólo se puede ir a Marte o regresar cada 26 meses; alimentos, combustible y agua, pero el criterio costo-beneficio parece ser el más difícil de resolver. Ya se ensaya la alternativa “populista” de financiamiento mixto con las empresas Boeing y Space X, aún nada firme.

Cuando existía el miedo a la Unión Soviética el presupuesto de la NASA representaba el 4 por ciento del presupuesto federal, hoy no es más que el 0.4 por ciento. Dato curioso de color: el 60 por ciento de los astronautas se ha divorciado.

*Comunicación de la Ciencia UNAM-Ensenada.

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